Entrevista
Juan Alberto Belloch: «Pedro Sánchez decidió que sólo le importa el poder y lo demás es irrelevante»
El único biministro de Justicia e Interior publica 'Una vida a larga distancia' y denuncia la influencia de «separatistas y ultras de izquierda y derecha»
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Madrid
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Iniciar sesiónJuan Alberto Belloch ha sido, por orden cronológico, juez, magistrado, presidente de la Audiencia Provincial de Bilbao, vocal del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), ministro de Justicia y luego también y simultáneamente de Interior, diputado y senador en las Cortes Generales, líder de ... la oposición municipal en Zaragoza y doce años alcalde de la capital maña, antes de regresar como magistrado a la Audiencia Provincial de Zaragoza. Ya jubilado y con 73 años de edad, acaba de publicar sus memorias, 'Una vida a larga distancia', que, con la citada hoja de servicios, sorprende que sólo ocupen un tomo. Atiende a ABC por teléfono tras despedir para siempre a un antiguo y fiel colaborador, el comisario de la Policía Nacional Modesto García, al que elogia con sentimiento. «Es la primera vez que me hacen una entrevista al salir de un cementerio», dice.
-Su autobiografía comienza diciendo que el 3 de febrero de 1950 es la «fecha en la que me incorporé oficialmente a la vida», un lenguaje bastante técnico... ¿El hecho de ser juez y político le ha generado conflictos?
-Son posiciones muy antagónicas, política y justicia, origen de confrontaciones, pero también de lo contrario, que los jueces aprendan de política y viceversa, y puede dar buenos resultados.
-Cuenta en sus memorias que su obra política más importante es el Código Penal de 1995, el primero que se elaboraba entero desde 1848
-El Código Penal del 95 es el trabajo más importante en el que he colaborado. Lo llamaban el 'código Belloch' para desprestigiarlo y yo lo llamaba el 'código penal de la democracia'. Supuso la adaptación de la leyes penales a la Constitución Española. Es (en símil fotográfico) el negativo de una constitución.
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-Ahí el consentimiento ya estaba en el centro de las agresiones sexuales. Sin consentimiento era violación, ¿no?
-Tiene usted toda la razón. Ahora se ha producido un error técnico gravísimo que ha marcado un antes y un después en las posibilidades de la ultraizquierda en España. La verdad es que habría bastado con una disposición transitoria en la que se resolvería el problema de la reducción de penas.
-¿Quiénes son los responsables de ese error? ¿La ministra Irene Montero, la juez Victoria Rosell, el Consejo de Ministros, los diputados y senadores que la votaron, los técnicos de Justicia...?
-Resulta sorprendente por el volumen del error, pero lo cierto es que no hay informes de técnicos que lo pusieran de relieve, y la responsabilidad política es de la titular de la cartera que presenta el proyecto de ley.
-Sostiene en la página 14 de su libro que José Luis Corcuera «rechazaba las actuaciones judiciales, pues, en su opinión, dificultaban la lucha antiterrorista, especialmente en materia de torturas y malos tratos». No se puede decir más claro.
-Es que así fue. Hay una escena en la que a mi llegada al Ministerio del Interior, un alto mando de la Guardia Civil vino a mi despacho y me dijo que era necesario trabajar con red, se entendía prácticas ilegales, y de manera expresa prohibí terminantemente que se usara esa red, malos tratos o torturas, que además son contraproducentes en la lucha contra el terrorismo. Entre 1993 y 1996 los malos tratos reales, no las denuncias espurias, se redujeron al mínimo.
-Elogia al Rey Juan Carlos cuando autorizó continuar investigando a los etarras que preparaban un atentado en su contra en Palma, frente a Marivent, para poder detener a más terroristas.
-No está de moda hablar bien del Rey emérito, pero a mí me dan igual las modas. Lo que es evidente es no sólo su actuación contra el golpe de Estado sino también que el Rey Juan Carlos estuvo permanentemente cerca de los problemas graves del país. Yo despachaba todos los meses con el Rey por indicación de Felipe González. Estaba al tanto de todos los problemas y su interés era manifiesto.
-¿Cómo será el balance del Rey después de lo conocido a partir de 2014 que opaca su figura?
-El mal no tiene remedio, tendrán que pasar muchos años para que haya un bálsamo en la persona del Rey emérito, rehabilitar su figura, pero con el tiempo se podrá volver a hablar de lo positivo y no sólo de lo negativo. Desgraciadamente los delitos fiscales no se pueden ocultar.
-¿Le ha sorprendido lo conocido al respecto desde 2014?
-Me asombró profundamente.
-Narra usted en la biografía que Tomás y Valiente rechazó un ofrecimiento de Felipe González para ser ministro de Justicia y el argumento esgrimido fue que había sido presidente del Tribunal Constitucional y eso no lo veía ético.
-Da una idea de la calidad democrática que tenían los padres de la patria, sensibilidad democrática. Imagínese ahora que alguien renuncie a ser ministro por razones altruistas, resulta escasamente visible. Hay un desprestigio de la Justicia, de la política, de gran parte de las instituciones.
-¿Entonces qué le parece el viaje de Dolores Delgado del Ministerio de Justicia a la Fiscalía General del Estado?
-Es una visión instrumental de las instituciones. Lo que me pregunta no es una ilegalidad, pero es una falta de calidad democrática en la toma de decisiones. La gente está dispuesta a no responder a estímulos éticos para conducir su conducta. Aunque sea típico de abuelo cebolleta, la verdad es que se vivía con más calidad democrática en aquellos años que ahora.
-El presidente Zapatero patrimonializó en la entrevista con Carlos Herrera el final de ETA. ¿Qué le parece, como ministro del Interior que ha sido?
-Los acontecimientos suelen tener una cara protagonista y le corresponde a Rubalcaba (ministro del Interior con Zapatero), que prestó servicios fundamentales al Estado y a la convivencia de la sociedad. También a todos los demás ministros del Interior, que nos dejamos los cuernos en un trabajo infame. Y al conjunto de la ciudadanía, que dijo hasta aquí hemos llegado.
-Página 299: «Pedro Sánchez continuó el proceso de liquidación del felipismo iniciado por José Luis Rodríguez Zapatero y su sustitución por una combinación de izquierdismo y populismo, cuyo Santo Grial era y sigue siendo formar gobierno sin que importe demasiado el coste».
-Veo que se ha leído usted el libro, porque me han hecho muchas entrevistas sin tener ni idea…
-Qué menos...
-El problema sustancial que se plantea en España fue el error mayúsculo de Ciudadanos cuando contra todo criterio y sentido común se lanzó al precipicio y liquidó su propio proyecto, pero sobre todo liquidó las posibilidades de llegar a gobiernos de derechas o de izquierdas, da igual, pero en todo caso con actitudes razonables y de centro. Eran los socios naturales de un gobierno de centro-derecha o centro-izquierda, ambos válidos. Eso fracasa por errores de los dirigentes y a partir de ahí, Sánchez decide que lo importante, lo decisivo, es el poder y que todo lo demás es innecesario o irrelevante y no tiene escrúpulos en coaligarse con partidos separatistas o de ultra izquierda para resolver cualquier tema parlamentario. Esa es la realidad. A quienes le apoyaron en la moción de censura, y una cierta gratitud les debe, les ha ofrecido más de lo razonable. Nos estamos convirtiendo, o el PSOE se está convirtiendo, en un partido lejos de ser socialdemócrata de centro izquierda, donde se han ganado todas las elecciones que se han ganado, para ir a un Gobierno puzle. No diré Frankenstein, en el que se rompen todas las líneas tradicionales del PSOE. Veremos qué pasa el 23 de julio. Si hay una derrota más allá de lo esperable, lo normal es que se inicie un proceso de liberación para la renovación del liderazgo. Tener el poder no es lo más importante, lo importante es cómo y con quién y esa preguntas no tienen una respuesta satisfactoria.
-¿Vox es extrema derecha y Podemos extrema izquierda?
-Yo creo que sí. En el concepto que yo tengo, sí, porque ponen los aspectos ideológicos por encima de los aspectos materiales, y eso es una típica actitud de ultras, sean de derechas o de izquierdas.
-Entiendo que para usted el mejor presidente de la democracia es Felipe González.
-Felipe no sólo es el mejor presidente de la democracia, sino uno de los dos políticos más importantes de Europa en la segunda mitad del siglo XX, junto con Helmut Kohl, sin duda.
-¿Y se atreve con el peor?
-Aznar y Sánchez. Es evidente.
-¿En ese orden?
-Eso es afinar demasiado. Pongo uno de cada bando, equitativo, por ser juez, y nada más.
-¿El 23 de julio su voto está comprometido o no se siente obligado a optar por el Partido Socialista?
-No me siento obligado, pero estoy seguro de que a la hora de la verdad votaré a los socialistas. Me ha pasado en un par de ocasiones, que llego en el propósito de abstención para manifestar mi desagrado pero llega el momento de votar y cojo la papeleta del PSOE porque el Partido Socialista es mucho más que sus líderes.
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