Análisis
El CNIO se queda sin cena de Navidad
Desde que ABC destapase, primero, las artes —nunca mejor dicho— de María Blasco y, después, la amnesia repentina de la ministra Morant sobre los avisos que le llegaban acerca de lo que podía estar pasando en los despachos, nada volvió a ser igual
La titular de Ciencia no ha pisado cinco autonomías, pero ha tenido noventa actos en su tierra
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónBajan las aguas revueltas en el CNIO. Desde que ABC destapase, primero, las artes —nunca mejor dicho— de María Blasco y, después, la amnesia repentina de la ministra Morant sobre los avisos que le llegaban desde el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas acerca de ... lo que podía estar pasando en los despachos donde se manejan las cuentas, nada volvió a ser igual. Hay más confianza entre los ratones de laboratorio que entre los trabajadores del centro.
Todo empezó con el cese de Blasco. Entonces el centro se dividió en dos. En una parte, están los fieles a Blasco, agrupados en la oncología molecular, y en otra, los infieles, en la parte de biología de los tumores. Se hizo así, aseguran quienes allí trabajan, para que María tuviese mejor vida después de su traumática salida del despacho de dirección. Para que no lo pasase tan mal. Lo malo es que para no molestar a Blasco esa repartición, aprobada y bendecida por el nuevo gerente Bernabé, la forma de trabajar se ha vuelto mucho más complicada. Para no molestar a María.
Luego, con María ya de vuelta a las cubetas, vino un poco de tregua. Pero no en los despachos. Físicamente, me refiero. El hasta entonces gerente, Juan Arroyo, siguió ocupando el suyo porque retomó su anterior puesto y porque su sucesora temporal, Maribel, no sabía cuánto iba a estar. Así que Juan, la nueva diana de todas las iras, siguió en su despacho de amplios ventanales, mesa ministerial para reuniones y proyector de sube y baja para grandes decisiones. No es el despacho de Trump, pero sí es un buen despacho. Y Maribel, pese a mandar, se metió en uno contiguo que parecía el de la secretaria de Juan. Y luego llegó Bernabé, el nuevo gerente de verdad, que vio el despacho de Juan y dijo: «Mío».
Despedidos del CNIO siguen trabajando al no tener notificación de su cese
Joan GuiradoEl Patronato acordó el pasado martes su salida tras las irregularidades detectadas
Y en esa tregua estábamos donde María y Juan, Juan y María, cesados de sus puestos de mando, pero siguiendo entre los muros del centro de los ratones, se cruzaban por los pasillos y se miraban de reojo.
Hasta que llegó lo de Chuchi. Chuchi era uno de los tres CV que se le pusieron encima de la mesa a Eva Ortega, la secretaria general también amnésica y que no recuerda nada de cartas informándola de los desmanes. Eva tenía que elegir nuevo gerente de entre esos tres. Decían los ratones del CNIO que Chuchi era el mejor. El más preparado, el que debía ser por capacidad y por sucesión natural. Pero la amnésica Ortega tiró a la basura los tres y pidió alguien no tan de la casa.
Y entonces sucedió todo. 121 páginas, 121, tiene el escrito que el fiscal Anticorrupción Luzón tiene encima de la mesa. Semanas, meses, se ha tardado en escribir, recopilar datos, buscar contratos y señalar presuntas fechorías contables. No hubo verano para el autor. Sacrificó playas y montañas para acumular pruebas y señalar culpables de un presunto fraude contable millonario de casi 30 millones.
Y Luzón, el fiscal, lo tiene encima de la mesa. Ya lo ha leído. Y va a abrir diligencias por presuntos delitos. Hay quien dice que acabaremos viendo a la UCO entrando en el centro de los ratones como entró en la casa de Ábalos cuando su novia guardaba en sálvese las partes un USB de cosas inconfesables.
A los trabajadores del CNIO Luzón, el fiscal, no les parece ni bien ni mal. No hay en los pasillos del CNIO un veredicto de culpables o inocentes del desfalco. Lo que hay es incredulidad. Y sobre todo, piden a Luzón, como si fuese su nuevo Papá Noel ahora que estamos en Navidad, que sea rápido, que lo que tenga que hacer lo haga ya, porque esto es un sinvivir. No hay sentencia en los pasillos del CNIO, pero, eso sí, si se demuestra que se metió la mano, que se la corten —metafóricamente, claro— al que haya sido.
Así que esta Navidad en el CNIO han decidido que no habrá celebración conjunta de todos brindando, 'canapeando' y deseándose buenas fiestas en el comedor del centro. La primera vez que pasa. Hasta el año pasado, con todo lo que había con María, se hizo. Ahora no hay ambiente navideño en el CNIO. No vaya a ser que una reunión de confraternización acabe como San Quintín.
Ahora, los que están tristes son los pacientes de cáncer viendo el esperpento en que se ha convertido el centro que les debía ayudar. Ahora, solo parecen felices los ratones del CNIO. A pesar de lo que les espera.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete