Sánchez vuelve de China bajo la lupa de Trump y con acuerdos menores
El presidente español y Xi Jinping se cruzan elogios y gestos pese a las críticas de la Casa Blanca
El jefe del Ejecutivo apenas se marcha de Pekín con un acuerdo porcino, de cerezas, cine y cosméticos
El presidente, en China: mucho riesgo y pocos frutos
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, aterrizaba anoche en Pekín con la pretensión de liderar un acercamiento de la Unión Europea al gigante asiático ante la tensión con Estados Unidos, un aventurado movimiento que ha colocado a España en medio de la confrontación geopolítica ... entre superpotencias. Menos de veinticuatro horas después vuela ya de regreso, habiendo abandonado la primera línea de fuego sin heridas, pero tampoco medallas más reseñables que la escenificación de su osadía.
Sánchez concluye así su tercera visita a China en dos años, una frecuencia inusitada en el histórico de relaciones. «El primero de los objetivos que nos habíamos marcado desde el Gobierno de España ha sido mantener el impulso político en la relación bilateral», ha comentado en una rueda de prensa celebrada en la embajada. «Todas estas visitas, si algo reflejan, es el interés mutuo que tenemos el Gobierno de España y también el Gobierno de China de mantener una elevada interlocución política [...] que nos permite seguir desarrollando una agenda positiva entre nuestros países sobre la base del respeto y la confianza mutua, desde, por supuesto, nuestras visiones respectivas».
Este posicionamiento español ha suscitado el escepticismo de algunos socios europeos y el rechazo explícito de EE.UU. Su secretario del Tesoro de EE.UU., Scott Bessent, advirtió este miércoles que «alinearse con China sería como cortarse el cuello» y exigió «enfrentarla como bloque», hasta el punto de que el portavoz del ministerio de Exteriores chino, Lin Jian, salió ayer en defensa de España.
Ante estas críticas, Sánchez ha señalado hoy que «la política exterior de España no va contra nadie; va a favor del entendimiento entre países, de la defensa del orden multilateral y del libre comercio». «España es un actor activo en la construcción de ese vínculo transatlántico con un socio histórico como es Estados Unidos. Queremos contribuir a esa relación positiva entre Unión Europea y Estados Unidos que creo que ha sido mutuamente beneficiosa. Y al mismo tiempo creemos necesario seguir avanzando en el establecimiento de relaciones sólidas entre China y Europa». «Yo no voy a entrar en las relaciones bilaterales entre los dos países, Estados Unidos y China», aunque más tarde ha añadido: «El mundo necesita que tanto China como Estados Unidos hablen».
«España es un actor activo en la construcción de ese vínculo transatlántico con un socio histórico como es Estados Unidos«
Pedro Sánchez
Presidente del Gobierno
Todo ello ha llevado a la oposición a criticar esta visita a China por «inoportuna», con Alberto Nuñez Feijóo reclamando este miércoles que «nuestros aliados han sido y tienen que seguir siendo los Estados Unidos de América». «En relación con la dinámica nacional, en este momento [...] lo que nos conviene es anteponer el interés general, tener altura de Estado y una mirada larga de cuáles son las respuestas que tenemos que dar a desafíos extraordinarios, formidables, como es este giro copernicano que se está dando en la política comercial y sus implicaciones geopolíticas», ha contestado de manera indirecta el presidente.
A esa inestabilidad ha hecho referencia el líder chino, Xi Jinping, quien durante su encuentro personal con Sánchez ha agradecido esta tercera visita como una «muestra de la alta importancia que atribuye usted y también de su firme voluntad de profundizar las relaciones bilaterales». «En los últimos encuentros tanto usted como yo coincidimos en que crear unas relaciones sino-españolas de determinación estratégica y cooperación corresponde a los intereses comunes», ha apuntado. «Cuanto más turbulenta y cambiante sea la situación internacional más importante será mantener buenas relaciones sino-españolas».
A esa inestabilidad ha hecho referencia el líder chino, Xi Jinping, quien durante su encuentro personal con Sánchez ha agradecido esta tercera visita como una «muestra de la alta importancia que atribuye usted y también de su firme voluntad de profundizar las relaciones bilaterales». «En los últimos encuentros tanto usted como yo coincidimos en que crear unas relaciones sino-españolas de determinación estratégica y cooperación corresponde a los intereses comunes», ha apuntado. «Cuanto más turbulenta y cambiante sea la situación internacional más importante será mantener buenas relaciones sino-españolas».
Acuerdos menores
Las relaciones comerciales han supuesto el segundo de los objetivos autoimpuestos por la delegación española. «Queremos seguir desarrollando nuestras relaciones comerciales y de inversión con China sobre la base del equilibrio, de la reciprocidad y de unas condiciones de competencia equitativas y transparentes para ambas partes», ha expuesto Sánchez.
Con motivo de esta visita, China y España han firmado, tal y como adelantó ayer ABC, avances en seis ámbitos menores: un mecanismo de consulta periódica entre ministerios de Educación, un memorándum de entendimiento cinematográfico, dos acuerdos de cooperación científica y dos protocolos para la exportación de cerezas y porcino.
Este último punto representa la materia más relevante, puesto que en julio del año pasado China anunció una investigación a la importación de porcino europeo, del que España es con diferencia su primer proveedor a nivel mundial. Mediante esta maniobra el régimen contestaba a los aranceles europeos a sus vehículos eléctricos y trataba de coaccionar públicamente a España.
Dos acuerdos de cooperación científica y dos protocolos para la exportación de cerezas y porcino, son algunos de los acuerdos alacanzados
Con éxito: en septiembre del año pasado Sánchez llegó a Pekín con su comitiva asegurando que su postura no estaría sometida a discusión, y tras una campaña de presión aún más agresiva en privado, en la que China llegó a amenazar con suspender sus inversiones en suelo español, el presidente abandonó el gigante asiático diciendo que Comisión y Estados miembros deberían «reconsiderar».
Meses después España, que en un primer momento había impulsado los aranceles, pasó a la abstención, sin que esto afectara a la aprobación de los mismos. Esta cesión generó una marcada inquietud entre socios europeos que la súbita reaparición de Sánchez por la capital china ha vuelto a poner de manifiesto.
Irónicamente, la claudicación de Sánchez reproducía una tendencia perversa que conecta con la razón de ser de esos aranceles. Su imposición por parte de la UE, tras el escarmiento de la energía rusa, venía a suponer una defensa preventiva ante el acaparamiento deliberado de una industria crítica por parte de un régimen potencialmente hostil que podría emplearla de manera coercitiva. Esto es: el juego de fuerza al que sucumbió Sánchez para no apoyar los aranceles es el mismo que prueba la necesidad de los mismos.
Sánchez ha celebrado durante su intervención que el número de protocolos agroalimentarios acordados con China desde 2018 se eleven a diez, aunque el déficit comercial sigue siendo el mayor en las cuentas españolas. «Creo que es muy importante que China sea sensible a una demanda legítima tanto por parte de España como de Europa de tener unas relaciones más equilibradas y por tanto no tan balanceadas en favor del interés de China, que es legítimo porque creemos que puede ser mucho más equilibrado y que redundaría en beneficio de ambos países».
Coches eléctricos
A primera hora de la mañana ha protagonizado una reunión con representantes de una docena de grandes empresas chinas que están presentes en el mercado español o considerando invertir en los sectores de automoción, baterías y energías renovables. El presidente del Gobierno también ha mantenido encuentros particulares con los presidentes de Chery y Leapmotor, dos fabricantes de coches eléctricos, así como el director general de Envision, la energética que durante la visita de Sánchez en septiembre del año pasado anunció una inversión de 1.000 millones de dólares (906 millones de euros) para la instalación de una planta de electrolizadores de hidrógeno en España.
«Son todos ellos sectores de alto valor añadido, alineados con nuestras prioridades, vinculadas con la transformación energética, con la lucha contra el cambio climático, con la reindustrialización de nuestro país, con un sector tan importante como es el sector de la automoción [...]. Las empresas chinas ven en España un lugar atractivo para invertir», ha enfatizado Sánchez.
«Lo que queremos y es lo que nos hemos trasladado desde el Gobierno y yo personalmente es que esas inversiones productivas generen valor añadido en España, en todo nuestro territorio y también empleo cualificado de calidad, de manera que fortalezca la competitividad de ambos países».
El presidente del Gobierno ha hecho una última parada en el Gran Palacio del Pueblo, donde se ha reunido con el primer ministro Li Qiang y firmado dichos acuerdos bilaterales antes de poner rumbo de vuelta a España. Su visita no será la última de alto nivel este año: Xi le ha pedido a Sánchez que transmita sus saludos al Rey Felipe VI, quien está previsto que acuda junto a la Reina antes de final de año.