Interior paga las dietas a los policías tras las denuncias de los sindicatos

«A los dieciocho o veinte días de regresar de Palma de Mallorca nos abonaron todo lo que nos debían», explica uno de los afectados, que prefiere mantenerse en el anonimato por temor a posibles represalias. Según relata, dentro de la unidad persisten «coacciones» y un «ambiente bastante fastidiado». No es un detalle menor que, en pleno epicentro de la crisis, el pasado mes de julio, este mismo agente confesara a este periódico que llegaron a insinuarles: «Os habéis cavado vuestra propia tumba dentro de la UIP».

La presión mediática, junto a la ejercida por sindicatos como la UFP y Jupol, forzó al Director Adjunto Operativo (DAO) de la Policía Nacional, José Ángel González Jiménez, a comprometerse —aunque sin dejar constancia por escrito— a que los agentes recibirían los 700 euros nada más regresar a Valencia. Sin embargo, el dinero tardó en llegar. El retraso, según señala el agente, obedeció a varias razones: «desde Madrid se buscaba que todos cobrásemos a la vez para evitar agravios comparativos» y, en paralelo, se produjeron incidentes con algunas facturas.

Dos agentes, por ejemplo, fueron acogidos gratuitamente en un hotel de la Asociación Hotelera de Paguera y Cala Fornells, cuyo propietario emitió un recibo en el que figuraba «pendiente de pago», ya que acogió a los agentes y les indicó que una vez la Administración les hiciese llegar el dinero, los agentes se lo remitirían.

Desde la Jefatura de Valencia, sin embargo, rechazaron esa factura al considerar que no podían admitir un documento de esas características. «El propio jefe superior de Valencia quiso haber resuelto todo la misma semana en que llegamos de Mallorca, pero no pudo», apunta el agente.

Tras semanas de incertidumbre, finalmente las cinco unidades de la UIP con base en Valencia pudieron cobrar las dietas adelantadas, saldando la Administración su deuda con los funcionarios.

El problema, sin embargo, tiene raíces más profundas. El real decreto que regula estas compensaciones lleva veintitrés años sin actualizarse. El texto fija en 28 euros la cantidad destinada a desayuno, comida y cena, y en 48 euros la prevista para alojamiento. Cifras que, a ojos de los propios agentes, resultan completamente alejadas de la realidad económica actual.

Aunque el conflicto estallara en Baleares, el malestar venía gestándose desde tiempo atrás. Durante un desplazamiento a la Región de Murcia, con motivo de la huelga del metal, los policías se vieron obligados a adelantar de su bolsillo alrededor de cien euros, ante la insólita explicación de que «no había dinero en las cajas pagadoras de la Policía». La lucha persiste para poder cambiar las dietas y ajustarlas a la realidad de hoy en día.