Illa cierra la puerta a Puigdemont y trabaja en un gobierno en minoría
El expresidente se queda sin opciones, pero no renuncia a una investidura con la abstención de los socialistas
Editorial ABC | Illa y el constitucionalismo
Mapa calle a calle de los resultados de las elecciones catalanas 2024

«Una gran victoria, sí, pero ahora viene lo complicado», «de momento muy contentos, veremos mañana...» Así resumían a ABC dos altos cargos del PSC las sensaciones en el partido por el resultado en las autonómicas del domingo, una victoria incontestable de Salvador Illa ... pero que obligará a buscar el acuerdo con otras fuerzas, de manera preferente con ERC, en un escenario en el que, tal y como se sostiene en la formación, la opción ahora más probable, y en la que ya trabajan, es un acuerdo con los republicanos para la investidura que dé paso a un gobierno socialista en minoría. Complicado, pero no imposible, insisten en el PSC, donde sí se tiene claro cuál es la fórmula que rechazan.
Al respecto, tanto los socialistas catalanes como el PSOE –dos partidos con sus estatutos y dinámicas propias– descartan de manera tajante la posibilidad de abstenerse en el Parlament para facilitar la investidura de Carles Puigdemont (Junts), que como ayer anunció no renuncia a optar a la presidencia formando un frente de «obediencia estrictamente catalana» junto a ERC. Este escenario, que el PP insiste en que es el que va a producirse porque el presidente Pedro Sánchez lo necesita para garantizarse el apoyo independentista en el Congreso, es una puerta cerrada, sostienen en las sedes socialistas de la calle Pallars en Barcelona y Ferraz en Madrid.
Núria Parlon, portavoz del PSC, alcaldesa de Santa Coloma y futura consejera de Interior si Illa llega a gobernar, lo dejó claro ayer tras la reunión de una eufórica ejecutiva del partido: no apoyarán una investidura de Puigdemont «aunque nos amenace con bloquear la gobernabilidad en España».
Para el PSC, el líder de Junts debe «asumir el principio de realidad», algo que no parecía tener muy claro ayer el expresidente fugado desde su base de operaciones en Argeles-sur-Mer (Francia), donde insistía en que no renuncia a regresar al Palau de la Generalitat, algo que solo sería posible con la aquiescencia socialista. En su composición de lugar, y si el PSC no cuenta con el apoyo de ERC, la investidura de Illa solo sería posible de la mano del PP, lo que implicaría, aseguró Puigdemont, que el acuerdo entre Junts y el PSOE que permitió la investidura de Sánchez dejaría de tener sentido. Una alambicada manera de presionar al presidente del Gobierno y a Esquerra, que no obstante no parece intranquilizar al PSOE, donde creen que las enrevesadas negociaciones que se avecinan en Cataluña no harán tambalear la legislatura nacional ni afectar siquiera al rumbo de la misma.
«Ninguna repercusión»
«Ninguna repercusión en la gobernabilidad», zanjó este lunes la portavoz de la Ejecutiva Federal socialista, Esther Peña, tras la reunión de la cúpula del partido, presidida por Sánchez, quien fue recibido con fuertes aplausos.
Peña subrayó una y otra vez la autonomía de los socialistas catalanes, asegurando que «el Gobierno de Cataluña se decidirá en Cataluña, ni en Madrid ni en ningún otro sitio», un mensaje también lanzado por Illa durante la campaña y que su buen resultado el domingo ha afianzado todavía más. Las hipotéticas consecuencias de no avenirse a la presión de Puigdemont no inquietan: «El Partido Socialista firmó acuerdos de gobernabilidad con muchos partidos, también con Junts y ERC, y el Partido Socialista cumple sus acuerdos. No tengo ninguna duda de que el resto hará lo mismo».
Sin embargo, lo firmado hasta ahora no compromete a los aliados parlamentarios de Moncloa –un elenco que también incluye a EH Bildu o PNV– a nada más que lo que ya han apoyado, una investidura como hicieron hace seis meses, y al PSOE a otra cosa que la ley de amnistía ya aprobada en el Congreso de los Diputados y aún pendiente de ratificación. Quizás por eso, Peña añadió que «además, no hay otra alternativa al presidente Sánchez».
Fuentes socialistas relatan que el secretario general y presidente del Gobierno «estaba feliz» con el resultado en Cataluña. Un estado de ánimo que se visualizó en las imágenes distribuidas por el partido de la llegada de Sánchez a la reunión, fuertemente ovacionado e incluso con un amago por parte de uno de los integrantes de la Ejecutiva Federal, Manuel García Salgado, de hacer una ola, al estilo de las que son habituales entre el público en los eventos deportivos. La portavoz Peña, por lo demás, arremetió contra el PP y le instó a «pasar página» de lo que Ferraz considera una «ultraderechización» de los de Alberto Núñez Feijóo. Todo ello a raíz de los resultados de los comicios catalanes, que el PSOE considera un refrendo a la política seguida por Sánchez en Moncloa, tanto con los indultos en 2021 como con la amnistía a Carles Puigdemont para lograr la investidura.
Mientras en Ferraz expresan tranquilidad, el PSC ya ha puesto toda su maquinaria a trabajar para lograr la investidura de Illa. Ayer se designó una comisión negociadora para hablar con todos los partidos excepto con los que «fomentan el odio», en alusión a Vox y Aliança Catalana. El PSC hablará con todos, también con Junts, pero lo sensato, sostiene el partido, es un pacto progresista y lo más probable, un acuerdo con estas fuerzas para gobernar en minoría. La posibilidad de bloqueo y repetición electoral no se contempla. Como sostienen en la cúpula del PSC: contentos, «mañana veremos».
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