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Diputada del pARTIDO POPULAR DE AUSTRIA

Gudrun Kugler: «Es fundamental que los medios controlen al Gobierno y no estén censurados»

La conservadora expone el fracaso del progresismo en Europa en favor del auge de la extrema derecha

Victoria histórica de la extrema derecha en Austria que logra el sorpaso a los conservadores

Gudrun Kugler, diputada del Partido Popular austriaco José Ramón ladra
Patricia Romero Revuelta

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La extrema derecha se impuso en Austria por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial en las elecciones legislativas del pasado 29 de septiembre. El FPÖ de Herbert Kickl se convirtió en la fuerza más votada, logrando el sorpaso a los conservadores del ÖVP (Partido Popular Austriaco) que ahora pueden formar gobierno con los de Kickl y otorgarle la cancillería, o darles la espalda y aliarse con los socialdemócratas.

ABC ha tenido la oportunidad de conversar con una de las populares austriacas: Gudrun Kugler. La diputada del Partido Popular austriaco visitó Madrid para participar en el Congreso 'Verdades que cuentan', organizado por CEU-CEFAS y la Fundación NEOS, en el que se discutió, entre otros temas, acerca de la difícil relación entre la verdad y el discurso político. Un foro en el que también participó la antigua diputada del Parlamento vasco María San Gil.

-Ha venido a España para hablar sobre verdad y desinformación. ¿Cómo afecta esta última en detrimento de las democracias? ¿Qué medidas tomarían usted y su partido para combatirla? ¿Y cuáles de las que actualmente aplican ustedes en Austria recomendaría copiar en España?

-Nos preocupan los algoritmos de las redes sociales que dividen a la sociedad. También vemos un número creciente de ciberataques y 'trolls'. Pero nos equivocamos si sólo nos ocupamos de los nuevos canales de comunicación. Entre las instituciones tradicionales -institutos, universidades, televisión pública y otros medios de comunicación convencionales- encontramos a menudo formas de adoctrinamiento aún más peligrosas que suelen proceder, sobre todo, de la izquierda. A veces es incluso más sutil que la propaganda de extrema derecha, pero sigue siendo fuertemente manipuladora. Por eso es clave capacitar a la gente para que distinga los hechos de los montajes y las noticias falsas. Son muy peligrosas para la democracia. Necesitamos más valor para abordar temas controvertidos, encontrar nuevos aliados para la libertad de expresión y contar nuevas historias en lugar de repetir clichés y prejuicios.

-El Gobierno de Pedro Sánchez ha aprobado recientemente su llamado 'Plan de regeneración democrática', que incluye un aluvión de medidas para controlar los medios de comunicación en nuestro país. Y que, sin embargo, no contempla ninguna para regular la actividad del cónyuge del jefe del Gobierno ni las reuniones en la propia residencia presidencial, como ocurre en otras democracias.

-Solemos llamar a los medios de comunicación el cuarto poder. Y una de sus funciones es controlar al Gobierno. Por eso es fundamental que sean libres y no estén censurados. Al mismo tiempo, deben cumplir unas normas éticas estrictas e informar de manera imparcial y justa. Por desgracia, a menudo no es así. Veo numerosos casos de líderes conservadores que son víctimas de una información parcial.

-¿Qué opinión se tiene en el extranjero, concretamente en Austria, del presidente del Gobierno español?

-Nos preocupa que se produzca una fractura social en España. Apoyamos soluciones razonables en conflictos graves y, aún más, si ocurren dentro de un Estado miembro de la Unión Europea. Y nos preocupa el creciente impacto de las ideologías y el separatismo. Por el bien de Europa, nos interesa la estabilidad política en España. Por eso es importante apoyar el Estado de derecho, un comportamiento justo, incluso con la oposición, y el respeto al Parlamento y a todas las instituciones democráticas.

-Las decisiones del Ejecutivo de España en el terreno internacional, ¿qué opinión le merecen? Sobre todo, aquellas que no están alineadas con la postura de la UE como puede ser el reconocimiento de Gaza y la condena de Israel.

-No he podido seguir todas las cuestiones importantes de la política exterior española, pero, por ejemplo, estoy completamente en desacuerdo con la posición del Gobierno de Sánchez respecto a la dictadura en Venezuela. Pero en líneas generales, y desde una perspectiva austriaca, me preocupa el profundo sesgo anticristiano que noto presente en la agenda de la izquierda española en cuanto a derechos humanos. Vemos en el poder la visión de un hombre que pretende imponerlo todo, aprobando la eutanasia, extendiendo nuevos derechos de ideología de género y el feminismo radical, y exponiendo una versión de la historia que fomenta el odio y el resentimiento.

-¿Encuentra similitudes entre el panorama político español y el austriaco? ¿Cómo ve desde fuera la situación actual en nuestro país?

-En Austria, el FPÖ (la extrema derecha) defiende principalmente una ideología nacionalista, mientras que VOX me parece que se inspira más en valores conservadores e incluso democristianos. Algo que debería facilitar la colaboración con el Partido Popular español porque es necesario ejecutar reformas en el país, y no van a poderse acometer sin un rumbo común y coincidencias en la hoja de ruta. Es importante superar las diferencias personales por el bien de la nación. Marginar a los partidos populistas de derechas los hace aún más fuertes, como está ocurriendo en Alemania con la AFD.

-El ascenso de la extrema derecha en Europa es una realidad como usted bien menciona. Francia, Austria, España... ¿Qué implicaciones tiene esto en Europa?

-El progresismo, la izquierda, no ha funcionado. Eso es evidente. La gente está deseando otra cosa. Especialmente los democristianos que necesitan urgentemente una llamada de atención que les lleve al cambio. Deben recordar su identidad, especialmente en lo que respecta a la responsabilidad personal, la importancia de la familia y a la hora de responder a los problemas relacionados con la inmigración ilegal. Además, es necesario encontrar mejores formas de hacer frente al cambio climático que encareciendo el precio de la energía, restringiendo las actividades de los agricultores o provocando la desindustrialización de los países.

Por primera vez en la historia de su país, la extrema derecha ha ganado las elecciones parlamentarias con el 28,8% de los votos y ustedes son la segunda fuerza política. ¿Piensan aislar al FPÖ o estrecharle la mano?

Tras una campaña sin precedentes contra mi partido, estamos satisfechos del segundo puesto obtenido con el 26,3%, ya que partíamos desde una posición muy difícil. Ahora el debate es cómo será nuestro gobierno. Las opiniones son muy diversas, y hay mucha gente emocionada. Parece claro que una gran parte de los votantes quiere un gobierno de centro-derecha. Quieren que se tomen en serio sus preocupaciones. La sociedad está sobrecargada con la inmigración masiva, especialmente cuando se trata de inmigrantes que no participan en el mercado laboral y que no se integran en nuestro sistema de valores. Pero en nuestro caso particular en Austria, no queremos dar responsabilidades de gobierno al líder del partido de extrema derecha, ya que no lo podemos calificar como un líder fiable y equilibrado en el pasado.

También tenéis la posibilidad de pactar con los socialdemócratas del SPÖ.

Sí, es una opción. Pero sería una mayoría muy ajustada. Excluir a la extrema derecha les puede hacer más fuertes, y enfadar a mucha gente que no se sienta escuchada. Con el FPÖ tenemos una mayor coincidencia de programas que con el SPÖ. En tiempos de crisis múltiples, un gobierno con intereses alineados puede hacer más fácilmente las reformas necesarias.

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