Los grupos parlamentarios culpan a Sánchez de convertir el Congreso en un mitin
PP, Vox y los nacionalistas lamentan que dedique buena parte del discurso a asuntos ajenos a la comparecencia
El líder socialista confronta con los portavoces de Unidas Podemos sobre Ucrania, la OTAN y el feminismo
El jefe del Ejecutivo español tira de fondos europeos y ofrece otros 43.000 pisos de alquiler
Madrid
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Iniciar sesiónUn portavoz parlamentario poco sospechoso de ser un gran enemigo del Gobierno, como el del PNV, Aitor Esteban, comenzó ayer su primer turno en el pleno -una comparecencia extraordinaria del presidente sobre el último Consejo Europeo y también, a petición de la oposición, sobre ... la guerra en Ucrania y las relaciones con Marruecos- con un gráfico exabrupto: «¡Qué humor tiene usted, señor presidente! Comenzaba el debate sobre Ucrania, Marruecos, Consejo Europeo... y en el minuto 15 dice 'me permitirán una breve digresión para hablar de Doñana'. Oiga, si todo lo demás era una digresión». Otro menos sospechoso aún de ser antagonista del Ejecutivo de coalición, el diputado de Bildu Jon Iñarritu, le espetó nada más subirse a la tribuna a Pedro Sánchez -y de paso a Meritxell Batet- parecido reproche: «Ha tenido usted suerte, porque durante más de treinta minutos no se ha atenido a la cuestión y desde la Presidencia no le han llamado a la cuestión, algo que sí nos suele ocurrir al resto de diputados».
Similares reproches tuvo que escuchar Sánchez de la práctica totalidad de grupos, desde el Partido Popular (PP) y Vox hasta la CUP, pasando por ERC. El portavoz socialista, Patxi López, en cambio, presentó al presidente y su Gabinete al completo como, dijo, uno de los que más ha comparecido en la Cámara Baja. Pero, al margen de ese bálsamo, ni siquiera con los portavoces de su socio en el Consejo de Ministros, Unidas Podemos (que troceó su intervención en cuatro portavoces y todos hombres, como subrayó con malicia Inés Arrimadas, de Ciudadanos), tuvo Sánchez un camino alfombrado. De ellos tuvo que escuchar también reproches sobre su giro con Marruecos, sobre el papel de la OTAN ante la guerra en Ucrania y, en la víspera de la votación de hoy que dejará aprobada la nueva ley sobre el 'solo sí es sí', sobre feminismo.
De todos ellos se defendió sin ambages, contestándole a Enrique Santiago (UP) que la Alianza Atlántica es «una organización defensiva y no ofensiva», o al diputado morado Javier Sánchez Serna -alineado inequívocamente con la dirección de su partido en el conflicto contra la vicepresidenta Yolanda Díaz- que «en este Parlamento hay una mayoría feminista porque hay 120 diputados que lo son», una referencia al Grupo Socialista que los suyos aplaudieron cumplidamente. A Podemos y a otros grupos de la izquierda les reprochó que reivindicasen para Ucrania el plan de paz de terceros actores, como Brasil o China, pero no, insistió varias veces, el del presidente ucraniano, Volodímir Zelensky.
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Pero el anunció que marcó el debate, y las quejas de los grupos por no ser el lugar ni el momento idóneo para ello, fue el de otras 43.000 viviendas públicas para alquiler, que se financiarán con 4.000 millones de euros procedentes de los fondos europeos a través de una línea del Instituto de Crédito Oficial (ICO). Tendrán que cumplir con los requisitos, explicó Sánchez, de la «eficiencia energética» y de un arrendamiento «asequible», y existirá también la opción de concederlos durante cincuenta años.
Debate sobre vivienda
Un nuevo anuncio sobre vivienda en vísperas de las elecciones del 28 de mayo, cuando habrá urnas en todos los municipios de España, muchos de ellos aquejados de elevados precios tanto para compra como para alquiler. Sánchez calificó de «bochornoso» que nuestro país dedique apenas un 3% a vivienda pública, lejos, detalló, del 13% de media en la Unión Europea (UE) o del 20% que destinan Dinamarca o Países Bajos, a los que reivindicó acercarse. Con esos nuevos pisos, sumados a los de la Sareb, el banco malo, anunciados el pasado fin de semana en un mitin -este sí organizado como tal- del PSOE en Valencia, la cifra de vivienda pública, presumió, será de cerca de 100.000. En su primera réplica, la portavoz y número dos del PP, Cuca Gamarra, le reprochó que esa misma cifra ya la había anunciado en 2021 el exministro de Transportes José Luis Ábalos, quien escuchaba desde su escaño de diputado socialista raso, mientras que su sucesora, Raquel Sánchez, la rebajó meses después a 20.000, recordó Gamarra, quien concluyó que, de momento, «ni un solo piso, ni una excavadora, ni una sola llave, y ahora se saca de la manga las 50.000 viviendas de la Sareb, que no le han durado ni cuarenta y ocho horas. En veinticuatro horas su propia ministra [Nadia Calviño] ya le desautorizó, cuando dijo que 14.000 de ellas ya estaban habitadas, muchas de ellas con okupas». En la dúplica, Sánchez le pidió que no faltara «al respeto» a las «familias vulnerables que viven en esos pisos», cuya situación están regularizando. Y se remontó a la etapa de Gamarra como alcaldesa de Logroño para acusarla de no poner en marcha medida alguna de vivienda social. La portavoz de los de Alberto Núñez Feijóo se defendió: «Cuando le den los datos, que se los den bien, porque hoy la Oficina de Vivienda está cerrada. ¿Y sabe quién la cerró? El PSOE. Y no solo eso, en estos momentos están reclamando a las familias logroñesas las ayudas de la luz y el gas. Sin embargo, durante mi legislatura no hubo ni una sola familia en Logroño que fuera desahuciada, todas tuvieron el apoyo del ayuntamiento. Y le puedo asegurar que entregué muchas más llaves que usted en seis años de Gobierno».
Salvo Santiago Abascal, que orilló este asunto en su intervención para centrarse en la materia de la comparecencia -en un discurso donde comenzó acusando a Sánchez de soltar «un sermón» en el que, le espetó, «habla sobre lo que le da la gana. O mejor dicho: miente sobre lo que le da la gana»- muchos otros portavoces mordieron el anzuelo del nuevo anuncio sobre vivienda. Arrimadas se sorprendió de que, después de un lustro gobernando, Sánchez haya descubierto «el drama de la vivienda» y «encontrado la solución en cuarenta y ocho horas». Y Aitor Esteban le reprochó que la ley de vivienda no aborde el problema de los pisos turísticos y que, a su juicio, el acuerdo cerrado con ERC y Bildu la semana pasada pueda afectar a algunas competencias de las comunidades autónomas.
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