Génova decide la abstención en la moción de censura de Vox sin consultar a sus diputados

Los 88 diputados del Grupo Parlamentario Popular, que al final son los que tienen que votar en la moción de censura, han escuchado la orden de Génova y la han aceptado sin discrepancias internas. En realidad, ha sido una «imposición» de Feijóo, pero que en este caso no ha producido ningún debate porque los diputados están de acuerdo con esa posición marcada desde la dirección nacional, según fuentes parlamentarias del PP.

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Lo habitual es que estos asuntos se traten en los órganos internos del Grupo Popular y haya cierto debate interno a puerta cerrada. El 'protocolo' normal sería que el Grupo Popular elevara su decisión a Génova, y esta diera su visto bueno, como suele pasar. Pero en este PP «todo está jerarquizado» y no ha habido consultas previas.

Hace unas semanas pasó algo parecido, cuando Feijóo se negó a desvelar hasta el último minuto a los diputados quién sería el sustituto de Adolfo Suárez Illana en la Secretaría cuarta del Congreso de los Diputados, un puesto que al final correspondió a la vicesecretaria de Políticas Sociales del PP, Carmen Navarro.

En realidad no es la primera vez que un presidente del PP ignora a sus diputados a la hora de decidir sobre el sentido del voto en un debate de calado político como este. En 2020, Pablo Casado tuvo en vilo a sus parlamentarios hasta el último momento y no desveló el 'no' a la moción de censura de Vox hasta que subió a la tribuna del Congreso.

Ahora, en la nueva etapa del PP con Feijóo al frente, el ambiente es muy diferente al de entonces, y con el partido con una tendencia alcista y con un optimismo creciente nadie rechista en público sobre la decisión que tome el presidente. Tampoco en privado. O casi. Porque la abstención no ha tenido voces en contra hasta ahora. Los barones bendicen el movimiento y los parlamentarios arropan a su líder. Pero sí se escuchan otras advertencias a la dirección nacional.

Fuentes de la dirección del Grupo parlamentario Popular señalan que el PP no puede caer bajo ningún concepto «en el error que cometió Casado» en el debate de la moción de 2020, cuando su intervención derivó en un ataque personal a Santiago Abascal, lo que abrió una grieta profunda entre los dos partidos, movilizó a los votantes de Vox y no dio un solo voto al PP.

Esas fuentes parlamentarias piden que la intervención del PP, previsiblemente será Cuca Gamarra quien suba a la tribuna, se centre en criticar las políticas de Pedro Sánchez y en la 'agenda' de los populares, y deje fuera de foco a Vox y al candidato, Ramón Tamames.

Dentro del PP hay diputados que ven un error las descalificaciones constantes a la iniciativa de Vox. El lunes pasado, Borja Sémper se refirió a la moción de censura como un «circo». Ayer, Feijóo volvió a referirse a ese debate como «show parlamentario» y como «teatrillo». «Es innecesario descalificar de esa manera la moción de Vox, el efecto es contraproducente», señalan las fuentes consultadas.

En el PP hay un consenso sobre cuál sería el mejor momento para debatir la moción de censura: cuanto antes. A su juicio, es una iniciativa de la que solo se va a beneficiar Sánchez. Ni siquiera Vox. Y cuanto más se aleje de las elecciones municipales y autonómicas del 28 de mayo, mejor para los populares.

Desde Génova se ha pedido a los suyos no desviarse de la agenda propia y seguir 'martilleando' con la ley del 'solo sí es sí', auténtico punto débil del Gobierno de Sánchez y por dónde puede tener una mayor fuga de votos, según interpretan, y con el caso Mediador, después de unos días de dudas en los que Génova ha estado de mera espectadora y ha desviado las acciones al PP canario. Fue Ayuso la que marcó la línea a Génova al advertir de que el escándalo de Tito Berni haría caer al Gobierno de Sánchez.

«La pinza Tito Berni/Ramón Tamames nos viene muy bien, funciona por sí sola, no hace falta que sobreactuemos, solo es necesario que todo siga su curso», advierten en el Grupo Popular, donde nadie duda de que el partido deba participar en el debate de la moción de censura, aunque no se esté de acuerdo con ella: «Somos un partido institucional y de Estado y debemos estar en los debates».