castilla-la mancha

García-Page: «No pensaba que el 28M la marea fuera tan fuerte, el tema nacional ha sido una interferencia evidente»

«Vistos los resultados creo que el enfoque de la campaña hoy desde Madrid sería muy distinto», confiesa el presidente en funciones de Castilla-La Mancha

«No tengo ningún tipo de ambición ni me veo la persona más conveniente para muchas cosas», afirma

Los socialistas históricos se movilizan para reclamar un PSOE «reformista» y diferenciado de Podemos

El presidente en funciones de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, durante la entrevista con ABC Foto: Guillermo Navarro // Vídeo: David Conde, David del Río

Las elecciones del pasado domingo dejan a Emiliano García-Page como el único barón socialista que no sólo mantiene el poder, sino además con mayoría absoluta y con más votos que antes. La excepción que confirma la regla del fiasco del PSOE en ... general y de Sánchez en particular. Recibe a ABC en la sede de su Gobierno regional, junto a fotos suyas con el Rey y el Papa.

Se le nota tan aliviado por el 28M como preocupado por el 23J, tras el cual está convencido de que nada volverá a ser como ahora. No comparte las descalificaciones de su partido hacia Feijóo, apuesta por una campaña en positivo –aunque da por descontado que será todo lo contrario– y mantiene su mismo discurso sobre Cataluña, Podemos o Bildu. Pero, una vez salvada su papeleta, no se muestra tan explícito con Sánchez. Quizá porque, llegados al borde del precipicio, tampoco hace falta y ambos comparten siglas, aunque no lo parezca. Y cada vez menos.

—¿Le ha llamado ya su secretario general para felicitarle o con el mensaje de Whatsapp se da por cumplido?

—No, no hemos tenido ocasión de hablar, en Madrid están ahora en la neurosis de la convocatoria electoral y ahí es donde hay que centrar el esfuerzo.

—Es el presidente socialista más crítico en público con Ferraz y el único con mayoría absoluta. ¿Cuánto tiene que ver lo primero con lo segundo?

—En el resultado de unas elecciones hay muchas claves, la región va mucho mejor que cuando yo asumí la presidencia en empleo, crecimiento de empresas o servicios públicos. Pero, en la medida en que el tema nacional ha sido una interferencia evidente, que yo hiciera la campaña con ‘paraguas’ ha debido influir algo.

—¿Se puede decir que conserva Castilla-La Mancha pese a Sánchez?

—En esa literalidad no, pero sí pese al viento en contra, no pese al presidente del Gobierno. En esta tierra el voto regional siempre ha marcado una diferencia amplia con el nacional. Hace cuatro años, el PSOE sacó aquí un 28% en las generales y al mes siguiente un 44% en las autonómicas. Ahora, un punto más, 45%. Hemos subido en votos y en porcentaje pese a la marea en contra, que no pensaba que fuera tan fuerte, pero sí que venía un cierzo potente.

—¿El protagonismo de Sánchez en la campaña les ha hecho un flaco favor?

—Vistos los resultados, creo que el enfoque de la campaña hoy desde Madrid sería muy distinto. No es un error en sí mismo, en teoría damos por hecho que la gente diferencia entre un alcalde, un presidente autonómico o el Gobierno. Pero creo que, si hoy tuviera que plantearse esa campaña, se haría diferente.

—Dice que los candidatos socialistas del 28M han sufrido un voto de castigo no como destinatarios, sino como carteros de ese mensaje. ¿No será igual o peor el 23J cuando directamente se vote en el buzón del destinatario?

—Antes de la campaña, siempre dije que el resultado no tenía por qué ser luego el mismo en las generales. Ahora veo claro que lo que ha pasado estará muy presente el 23J. Tanto para generar rechazo hacia las políticas del Gobierno como para una movilización de reacción. La campaña del PSOE busca movilizar tras lo ocurrido el 28M, lo cual va a servir de prólogo a las generales, pero también puede servir para estimular un voto disgustado con ese resultado del pasado domingo.

—¿En Extremadura debe gobernar el más votado, como dice Feijóo, o los que sumen más votos, como dice el PSOE? En este caso ambos contradicen sus respectivos planteamientos...

—No es lo mismo ser investido que gobernar. Lo de la lista más votada puede caer simpático de entrada, todo el mundo entiende que gobierne el que gana las elecciones. Así dicho, queda bien. Pero no se trata de salir elegido presidente, sino de tener un Gobierno viable durante cuatro años. De lo contrario, al día siguiente estás más solo que la una.

—Usted apuesta por una campaña en positivo. ¿La intervención de Sánchez con sus diputados va en esa línea?

—No la seguí con detalle, estaba en el acto del Día de Castilla-La Mancha y, a la misma hora que intervenía el presidente, yo también, seguramente con discursos muy diferentes, entre otras cosas por el espacio en el que hablábamos. Lo que pretende el presidente es movilizar a una parte de la sociedad, que está como en modo avión, para que todo el mundo se ponga en modo conectado.

—Pero quitar ese modo avión puede activar el modo crispación...

—Sí, sí, la campaña va a ser crispada, sin duda. Los últimos seis meses son de una hostilidad enorme. Por esa violencia con la que se hace política dentro de la M-30 es totalmente entendible la convocatoria anticipada e inmediata de las generales. No hacerlo sería convertir la situación en una barbacoa nacional.

—Belarra ha aplaudido mucho esa intervención de Sánchez. ¿Se parece cada vez más este PSOE a Podemos?

—Cuando Belarra se quede en la mínima expresión parlamentaria, también dirá que la culpa es del Gobierno y del PSOE. Hay amores que causan heridas.

—Casi se habla más de sanchismo que de socialismo. ¿El partido se ha diluido en un exceso de personalismo?

—Es un táctica electoral como otra cualquiera que inició Casado, siguió Ayuso y continúa Feijóo. Y tiene un cierto nivel de utilidad para intentar no caer mal a todos los socialistas, sólo a los que se identifican con el presidente. El PP aspira así a que, por acción u omisión, una parte de la izquierda le vote o le consienta gobernar. El PSOE eligió a Sánchez, pero eso no nos hace sanchistas. Yo no soy ni sanchista ni pagista.

«Feijóo, con no asustar, ya tiene un valor en sí mismo, porque esta campaña va de quién da más miedo al contrario»

Emiliano García-Page

—Zapatero, Sánchez, Casado… ¿Las primarias las carga el diablo?

—Las primarias no son ninguna panacea por sí mismas. No resuelven un problema de liderazgo.

—Tiene una muy buena relación con Feijóo. ¿Qué opina de él?

—Yo hice acuerdos con él como presidente de la Xunta y no los voy a olvidar porque me interesa que se cumplan si es presidente. Pero noto mucho que le ha costado entrar en la mentalidad de la M-30, se siente más cómodo en la España fuera de Madrid que en esa selva política. El líder con autoridad en este país es el que domina la fauna de Madrid, pero se apoya en la España más normal, la que él conoció como presidente de Galicia. Creo que Feijóo, con no meter miedo y no asustar, ya tiene un valor en sí mismo, porque la campaña va a ir de quién da más miedo al contrario. La clave no está en los votos, sino en los vetos. Hoy la mayoría de españoles tiene más claro lo que no debe pasar que lo que quiere que pase.

—¿Cree que Feijóo es de «derecha extrema», como dice Sánchez?

—Como mi referencia más inmediata de lo que es un líder del PP era Cospedal, evidentemente Feijóo es mejor que ella, por lo tanto no puedo hablar de él peor que de Cospedal y no lo haría nunca porque además no lo pienso.

—¿Pero es de «derecha extrema»?

—Cospedal sí. Feijóo no ha llegado todavía a ser como ella y espero que no lo sea nunca.

—¿Le da miedo un Gobierno presidido por Feijóo?

—Lo que sí sé es que estas elecciones van a marcar sin duda una época nueva. Yo intentaré que sea en la dirección de un reencuentro de grandes espacios de centralidad. Que más allá de la retórica inflamada y del frentismo militante, venga un periodo de reencuentro de altura. Estas elecciones se van a celebrar al borde de un precipicio y la cosa es ver quién acaba cayendo.

—¿Usted sabe inglés?

—No, no pude estudiarlo porque en los planes educativos de mi época no estaba muy bien visto. Me manejo bastante en francés, pero me siento discapacitado con el inglés. Y lo echo mucho de menos, es de lo que más me duele en mi faceta profesional.

«El que ayuda a Podemos o a Vox porque cree que los va a necesitar se está tirando piedras contra su tejado, son los extremos»

Emiliano García-Page

—El PSOE está utilizando ese argumento para ridiculizar al líder del PP...

—A mí no me importa en qué idioma se habla, sino lo que se habla. Se pueden decir enormes tonterías en español, en catalán, en inglés o en chino mandarín. Y se pueden decir cosas muy sensatas en todos los idiomas.

—¿Qué ha penalizado más al PSOE? ¿El ‘sí es sí’, los pactos con Bildu, los indultos a favor de los secesionistas...?

—El PSOE se echó sobre sus espaldas la responsabilidad de gobernar España. Podemos no ha empujado el carro, sólo iban en él, y eso es una carga, quitando el caso de Yolanda Díaz. Al menos lo que dependía de ella sí se lo ha tomado en serio y se ha granjeado una cierta imagen positiva, tanto más cuanto más se distancia de Pablo Iglesias. Podemos se ha querido apropiar de lo que salía bien y desentenderse de lo que no. Eso es muy nocivo para el PSOE. Se puede gobernar en coalición, pero conviene ponerse colorado algún día para no ponerse amarillo muchas veces.

—¿No cree que el Gobierno ha estado demasiado centrado en Cataluña y su partido en el PSC?

—Cuando el PSOE llegó al Gobierno, Cataluña era un problema. Hay que recordar que el 155 se aprueba por un pacto entre Rajoy y Sánchez. Y lo pongo en valor, porque fue más relevante que casi todo lo demás. Trabajar por reducir la tensión es positivo. Darle un abrazo a un independentista es malo sobre todo para el independentista, no están acostumbrados y les descuadra. Este asunto requiere el mayor consenso posible entre PSOE y PP. Para mí Cataluña y los catalanes no son un problema, sino una riqueza. Otra cosa muy distinta es tolerar o pactar privilegios. Milito en unas ideas que tienen como esencia combatir los privilegios sociales y territoriales. Y por eso me llama la atención cómo los mismos que dicen que tiene que haber un impuesto de la renta progresivo para que paguen más los que más tienen, sin embargo, cuando se trata de distribuir la riqueza por territorios, dicen que no, que cada comunidad reciba lo que aporta. ¡Pues vaya forma de entendernos y de hacer caja común!

—¿Y si el secesionismo vuelve a las andadas, como ya está amagando?

—Si hay otro intento, debe haber una reacción común con al menos el mismo nivel de consenso del 155. Y no andar con debates del Código Penal, sino que quede tipificado con claridad que aquellos comportamientos conllevan consecuencias severas. Lo que hicieron es grave y ha traído las peores consecuencias para la propia Cataluña, ningún constitucionalista puede tolerar que se intente destrozar la Constitución sin que eso tenga consecuencias legales. Es de sentido común.

Emiliano García-Page posa durante la entrevista con ABC Guillermo Navarro

—Parece que ahora el PSOE intenta desmarcarse de Bildu, tras una legislatura entera como «socio preferente». ¿Mejor así?

—Una cosa es que Bildu participe en política por los cauces democráticos, lo cual es saludable, y otra que se lo tengamos que premiar. A ver si ahora resulta que dejar de matar va a tener premio. Matar debe ser castigado y dejar de hacerlo no les convierte en mejores. Yo discrepo de Bildu no sólo en el tema terrorista, sino también en su concepto de sociedad, que ya no lo tienen ni los maoístas de China, es un planteamiento de otro planeta. Y no lo digo sólo por una razón obvia de recuerdo a las víctimas de ETA y de todo el dolor que han causado los terroristas, del que todavía Bildu no ha terminado de desprenderse, pues podía ser mucho más dura y tajante. Si vuelven a llevar candidatos que hayan sido asesinos, se va a repetir la misma ola de rechazo social y espero que nosotros no lo suframos como en las autonómicas y municipales.

—¿Qué debe hacer el PSOE si puede gobernar tras el 23J, aunque no sea el más votado?

—Cuando entramos en campaña, nunca hago cábalas del día después. Yo defenderé siempre que intentemos mantener el sentido común y no romper puentes. No voy a abogar nunca por una coalición PSOE-PP o viceversa, es bueno para la democracia que sean modelos diferentes y que la gente elija, pero siempre con puentes de contacto para alcanzar acuerdos en lo importante, que es lo que ha traído los mayores éxitos para la democracia en España. En menos de ocho años, la política española se está sacudiendo la excentricidad. Queda Vox, pero el que se tiene que proponer acabar con ello es el PP: si piensa que lo necesita y le conviene, entonces hay un problema. Es como si uno cree que necesita a Podemos, aunque no los comparo, pero evidentemente ambos son extremos. El que ayuda a Podemos porque cree que lo va a necesitar, se tira piedras contra su tejado.

—Si se cumplen los pronósticos, igual le reclaman dentro de la M-30...

—Yo no estoy en ningún tipo de ambición a ninguna aspiración, se lo digo con franqueza y claridad. Por supuesto que me duele que mi partido quede trastabillado, como en otros trances que lo ha pasado mal. En ese momento todo el mundo tendrá que arrimar el hombro, pero no estoy en ninguna tesis de ese tipo ni me veo la persona conveniente para muchas cosas.

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