Salud

El virus sincitial: el verdadero Covid para los niños

Es una enfermedad por la que pasa uno de cada cuatro recién nacidos, con altas tasas de hospitalización

Federico Martinón, con un paciente. Imagen de archivo MUÑIZ

Para que se entienda, es como el coronavirus, que tan presente está en nuestras vidas desde hace dos años y medio: el virus sincitial afecta a los recién nacidos y, aunque en países desarrollados no presenta una gran mortalidad, si produce una sobrecarga hospitalaria de ... bebés de hasta dos años. Se trata de un virus respiratorio que, como el Covid, no tiene un tratamiento específico, explica el pediatra Federico Martinón.

Que tampoco salten las alarmas: no es, ni mucho menos, un virus nuevo ni una desconocida amenaza, pero todavía no se conocen del todo las consecuencias de esta enfermedad. El último gran paso al respecto tiene que ver con determinar, exactamente, cuántos ingresos se producen por esta enfermedad en el primer año de vida. En este estudio ha participado el Hospital Clínico Universitario de Santiago y su grupo de investigación GENVIP, del Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago de Compostela (IDIS), capitaneado por Federico Martinón y Antonio Salas. Explica Martinón a ABC que, durante el primer año de vida, uno de cada cuatro lactantes se infecta con este virus respiratorio. Es una enfermedad de gran incidencia, y más cuando se tiene en cuenta que el 1,8 % de los infectados requiere hospitalización y hasta el 14 % atención médica.

Esta enfermedad produce «mucha presión asistencial». Siguiendo con la comparación con el Covid, Martinón explica que, ahora mismo, en el Hospital de Santiago, hay más bebés ingresados por esta patología que los que se tuvieron que hospitalizar por coronavirus en toda Galicia desde el principio de la pandemia. «Es el verdadero Covid-19 de los niños«, advierte. Y para esta temporada invernal, la preocupación es mayor que de costumbre. Las restricciones sanitarias durante los últimos dos años y medio lograron que apenas hubiera circulación de virus de la gripe y sincitial, por lo que ahora hay tres generaciones de pequeños que no fueron expuestos. Afirma el pediatra que aunque este año »no estamos viendo casos más graves, si hay muchas más infecciones, la población es más vulnerable«.

Por lo menos, gracias al estudio en el que ha participado, a partir de ahora se puede concretar con mucha más precisión cuantos ingresos va a producir el sincitial. Para llevarlo a cabo, se tomó una muestra de 9.000 recién nacidos entre España, Inglaterra, Holanda o Escocia. El seguimiento de la gran mayoría de ellos se hizo de manera pasiva, es decir, registrando cada vez que el niño acudía al médico y qué enfermedades presentaba. El reto no fue a nivel de «laboratorio, sino logístico», explica el pediatra. Otra parte de la muestra, alrededor de un millar de lactantes, sí que fueron sometidos a un seguimiento con analíticas.

En conclusión, este estudio «nos permite no especular» con la incidencia del sincitial. De esta manera, conociendo con exactitud cuántos bebés ingresan por la enfermedad, es mucho más efectivo calcular gastos hospitalarios, por ejemplo. Martinón insiste además en la precisión del trabajo: «Con una muestra tan grande, sabemos que la cifra exacta está entre el 1,6 % y el 2,1 %, mientras que antes la horquilla que se daba era entre el 0,5 % y el 5 %«. Los datos más importantes, aclara, son los ya mencionados que tienen relación con las hospitalizaciones. De todos los lactantes que necesitan ser ingresados por el virus respiratorio, hasta el 5,5 % requieren UCI. Los tres primeros meses de vida son los más importantes: en esta etapa es cuando »se dan la mayoría de problemas« y la mayor parte de hospitalizaciones.

Un virus sin cura

No hay, por el momento, un remedio que ayude a matar a este virus, es el propio cuerpo quien tiene que luchar contra él. Los médicos lo único que pueden hacer es ayudar a los pequeños a sobrellevar los síntomas. En los casos más graves, «evitar que mueran». Si bien el horizonte está lleno de esperanza —la Agencia Europea del Medicamento acaba de aprobar una vacuna para esta enfermedad—, a día de hoy no hay un medicamento que acelere la curación, insiste Martinón.

Y esto es una causa de desencuentros con las familias: los padres de los niños ven que llevan a sus hijos al médico o al hospital y que los pediatras, mientras los síntomas no son graves, no pueden hacer gran cosa. En ocasiones, cuando los lactantes necesitan ser ingresados, sus progenitores se quejan: «¡Es la quinta vez que lo traemos!«. Pero, explica el pediatra e investigador, no es que »el médico que lo ingresó sea más listo, sino que antes el niño no estaba tan mal como para requerirlo«.

La vacuna arroja optimismo. «Puede ser una revolución», se alegra Martinón, pues, si todo funciona como en los ensayos clínicos, este monoclonal sería capaz de evitar tres de cada cuatro infecciones de sincitial que necesitan atención médica. «Seríamos capaces de evitar el 80 % de las hospitalizaciones«. En definitiva, una revolución, sí.

Mientras tanto, «no podemos aplicar tratamientos que modifiquen el cuadro, por eso, además, los ingresos suelen ser tan prolongados. Y, a veces, dejan secuelas. Como el 'postcovid'. Hay casos en los que se queda, durante meses o años, una irritación en los pulmones del paciente que cobra relevancia en otras infecciones víricas. Como si fuera una especie de asma, resume el doctor.

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