Valentín González Formoso: «Si la central de As Pontes hubiera estado activa, no habría habido apagón»
El presidente de la diputación de La Coruña y alcalde de As Pontes rechaza que el Gobierno deba llamar a las urnas y cree que tanto el PSdeG como su secretario general saldrán reforzados de las municipales
La Coruña
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Iniciar sesiónA Valentín González Formoso hay que reconocerle que habla sin complejos. No le duelen prendas en admitir que hay que cuidar a la industria como motor de empleo y riqueza, y critica la política de eslóganes 'verdes' que el Gobierno de España asumió, llevándose por ... delante la central térmica de su pueblo, As Pontes. Ya sin responsabilidades orgánicas en el PSdeG, señala la radicalidad del discurso del BNG y cree que se le puede recuperar espacio electoral.
—Hace dos años que se apagó la central térmica de As Pontes, con todo lo que eso implicaba para el concello. ¿Cuál es hoy el horizonte?
—A pesar de lo injusto de la transición justa, en la que se ha abandonado a los territorios, nos hemos ido buscando nuestro propio futuro, exprimiendo las potencialidades que tienen el pueblo y su entorno. Estamos aprovechando esta bonanza general de la economía y que todas aquellas instalaciones que se podían poner a producir lo hagan. Ya no nos queda nada en ningún polígono, estamos en un mínimo histórico de paro. Por otra parte, grandes proyectos que sustituyan al tractor que era la central –en cierta medida, porque la totalidad va a ser muy difícil, por lo menos a corto plazo– pues ayudamos a consolidarlos. Esperamos poder celebrar el inicio de algunos de los proyectos que hemos estado tramitando y acompañando este tiempo.
—¿Llegó a verlo muy negro?
—No, nunca. Soy una persona muy positiva. Y, al final, el pueblo no tenía una dependencia laboral de la central térmica. En As Pontes hay más de 4.000 contratos a día de hoy en la seguridad social. En los polígonos hay más de 1.500 puestos de trabajo. Y la central tenía 200 directos. En negro veo lo triste que es que impulsen políticas que no tienen en cuenta a la gente de los territorios. Sufrimos una manera de entender la política en base a eslóganes y a teorías desde Madrid. Y desde Santiago encontramos la cara y la cruz en el apoyo de la Xunta. La cara en el apoyo a los proyectos industriales en cuanto a agilizar la tramitación y apoyar su materialización. Pero, de otra parte, la gestión de los fondos para estos territorios no ha existido. Los 107 millones de euros que la UE ha mandado a la provincia de Coruña para que se reactivaran las zonas de As Pontes y Cerceda, la Xunta los ha sacado en convocatorias de las que se puede beneficiar cualquier ayuntamiento de la provincia. Es injusto, creemos que es ilegal y lo hemos recurrido. Sé que la Xunta no lo ha hecho desde la mala fe sino que el Igape entendía que tenía que materializarlos y no perder esos fondos, sin pensar para qué estaban destinados. Confío en que se corrija.
—Les han dejado la chimenea. ¿Cuándo la mira le invade la nostalgia?
—Pues sí, porque yo sé lo que da de sí la gran industria y al final la central térmica era un motor, una seguridad, una palanca para muchas ilusiones, una fuente de generación de emprendimiento, una garantía de estabilidad económica, financiera para el ayuntamiento. Sí, tengo nostalgia.
—¿Ence va a ser la nueva Endesa?
—Sí, estoy convencido que será la Inditex de Arteixo.
—¿El proyecto de Sentury Tire en qué punto está?
—Pues no lo sabemos, porque la interlocución siempre ha sido difícil. Nosotros hemos tenido poca, la Xunta algo más, porque la responsable de que venga o no venga es Endesa. Del último concurso eólico se llevó 900 megavatios a cambio de traer tanto a Ence como a Sentury Tire a As Pontes. Así que el proyecto está en el debe de Endesa, y tiene que ser ella la que garantice ese u otro proyecto similar, porque de lo contrario, entiendo que administrativamente sería ilegal concederle esos megavatios. Así nos lo explicitaron en su día Feijóo y el anterior conselleiro Paco Conde. Si ese proyecto industrial no existe, los megavatios están mal adjudicados. Esperemos que Endesa se haga cargo, pero no estamos viendo que así sea.
—El día del apagón, ¿miró usted a la central?
—Sí, claro. Esto se lo advertimos al Ministerio de Transición, en un país donde nadie hace estrategia energética, no existe. Hay planificación, que no es lo mismo que la estrategia, que son decisiones políticas en las que uno apuesta por una u otra fuente renovable o por una cesta mix renovable y convencional. Eso no se hace. No lo hace Red Eléctrica porque no es su función ni lo está haciendo nadie en el Ministerio, que es su obligación. No hay estrategia energética. Si lo hubiera, se habría permitido mantener una central térmica en el norte de España y otra en el sur, y no hubiera habido un apagón. Así de sencillo, no lo hubiera habido.
—Usted es alcalde de un concello industrial, sabe lo que eso supone, ¿por qué hay tantas reticencias a la inversión industrial desde algunas posiciones políticas?
—La culpa es de los partidos políticos, no tienen todavía a día de hoy la conciencia de lo que supone la presencia de un porcentaje importante de PIB en su economía. La propia UE sueña con que el 20% de su economía sea industrial. En Galicia está en el 16%, acercándose muy peligrosamente al turismo, que ronda el 14%. Nos estamos desindustrializando, hemos perdido un peso importante en industrias que eran netamente gallegas y que hoy están en manos de fondos de inversión, porque no hay esa conciencia de la importancia de la industria en la economía. Si alguien piensa que los hospitales se financian con lluvia del cielo, y las escuelas infantiles con poemas, no; se financian con impuestos, y el 70% de los que recauda el Estado los aporta el mundo empresarial. Por lo tanto, cuidemos de ese mundo.
—Entonces ¿usted ha entendido por qué el PSOE se instaló en el 'Altri, no'?
—Yo creo que el culpable de todo esto ha sido Altri, soy un firme convencido de ello. Se lo he hecho saber a la empresa y a Alfonso Rueda. Un proyecto como Altri –en un país en el que yo no concibo que se rechace una inversión de mil millones de euros en un proyecto tecnológicamente seguro, muy avanzado porque es de nueva generación–, ¿por qué empezó Joao Pina [CEO de Altri] diciendo que si no obtenía un 20% de financiación pública iría para adelante? ¿Por qué no sale Altri diciendo que aunque no tenga financiación pública creen en el proyecto y por tanto van a llevarlo a cabo? Le faltó rigor, solvencia y compromiso con el país para convencer a todo el mundo.
— ¿Y si Altri dice que ha cambiado de opinión y que le gusta As Pontes?
—As Pontes es el eterno aspirante a una celulosa, desde los años 80 en la que estuvo a punto de obtenerla. Nosotros hemos ofrecido As Pontes para ser base de Altri cuando se empezó a hablar, y fue una de las opciones que se barajaron. Altri lo desechó porque entendía que no tenía posibilidad de implantarse desde el punto de vista técnico, según nos dijeron. Bueno, pues fue una pena y hay que asumirlo.
—¿Las mociones de censura son buenas o malas?
—Pues depende. Hay algunas que están justificadas porque hay un clamor social que las reclama y hay otras que no, y estoy convencido que los vecinos las van a hacer pagar las urnas. La sentencia del Supremo, respetándola, no la comparto en absoluto y se abre un mercado de inestabilidad política que lo va a pagar el país. Al final hablamos otra vez de inversiones privadas que buscan estabilidad. También en un ayuntamiento. Si uno anda variando la geometría política de un ayuntamiento dos o tres veces en una legislatura, el inversor probablemente huya para hacer inversiones que sean complejas socialmente hablando, como los casos de Altri, Ence o cualquier otra que sea de impacto industrial. El Supremo se ha equivocado, ha implementado una visión de la política municipal que puede ser pasto de los especuladores y de los corruptos en el ámbito político.
—¿Usted ha entendido algo de lo que ha pasado en el PSOE de Santiago?
—Yo creo que hay claves complejas. Lo que ha ocurrido en Santiago es un drama para el PSOE: una ruptura con compañeros y compañeras que llevan muchos años en el partido. A mí me pasa como a ellos, que no estamos de acuerdo con algunas cosas que hace mi partido. Pero hay que ser leal también en las formas, leal también en los criterios y yo creo que al final cuando hay un criterio de una dirección política a nivel provincial que establece una serie de pautas hay que respetarlas. Uno no puede saltárselas porque entienda que no esté de acuerdo con ellas. En Santiago hubo un traspaso de líneas rojas por parte de unos compañeros que deberían de haber discutido dentro lo que evidenciaron fuera y por lo tanto el partido actuó como tenía que actuar.
—Esto de los pagos en efectivos en Ferraz a Ábalos y Koldo a usted le suena a...
—A feo. Me suena a feo. Todo lo que escucho de Ábalos y de Koldo me suena francamente mal. En un partido que es la guía de este país durante muchos años, que ha gobernado más años que ninguno, que reacciona ante cualquier caso de corrupción porque sabemos el daño que hace y la sensibilidad social que hay contra ella, y que, aun sabiendo eso, compañeros supuestamente actúan para poner eso en tela de juicio es muy doloroso. Lo que hemos escuchado ya es suficiente para no hablar bien de ellos.
—Dos años sin Presupuestos del Estado, los socios muy lejos de apoyarlos. Si usted fuera Pedro Sánchez, ¿convocaría elecciones?
—No. Para nada. Yo creo que con una economía que es líder en Europa, creciendo al 3%, con previsiones de que crezca más todavía... Sinceramente, nadie me para en la calle ni me pregunta por los Presupuestos. Pero nadie. Es un instrumento imprescindible, sí; pero cuando la gente ha apostado políticamente por una fórmula tan compleja y sin mayorías, en la que hay que negociar todo y cada uno tiene su propio interés territorial y político y quiere marcar territorio en cada negociación, se hace harto complejo llegar a un acuerdo para los Presupuestos. Por lo tanto, la gente tiene que responsabilizarse de que estas son las consecuencias de apostar por minorías.
—¿La marca PSOE puede remontar?
—Yo creo que está remontando, sinceramente. Feijóo está fallando a propios y extraños. La situación de coyuntura económica nos está ayudando. Creo que las posiciones internacionales del gobierno del presidente están reforzando, recuperando su imagen y la del Gobierno. Las políticas sociales también ayudan mucho. Creo que la vinculación del PP a Vox es un error estratégico brutal. No aprenden del error del PSOE con Podemos y cometen el mismo error, que es intentar parecerse. Nosotros lo hicimos y nos fue fatal. Y así le va a ir al PP. Se ve en las encuestas y yo creo que se verá en las generales.
—¿Cómo ve al PSdeG? Y que no le puede aquí la amistad con Besteiro.
—Tiene un papel muy responsable que asumir. José Ramón sigo diciendo que será un enorme presidente de la Xunta de Galicia, estoy convencido. Pero es verdad que partiendo de una posición muy difícil, con un BNG que nos superó, que se ha transmutado, está haciendo verdaderas inversiones en la fachada política, para que no se vea cómo está la cocina por dentro. Y al final todo eso, además con una polarización buscada por el PP con el BNG, hace mucho más difícil esa tarea. Encima condicionado por cómo esté la marca en Madrid. No es un papel fácil a corto plazo. Está remontándose, los municipales van a ser un refuerzo para el PSdeG y su secretario general.
—¿Al BNG se le puede recuperar voto?
—Absolutamente. El BNG tiene una parte muy importante de voto que es de gente de izquierdas que aspiraba a destronar al PP de la Xunta. La gente tiene que saber que la matemática es la matemática: si el PSdeG no lidera el cambio, no habrá cambio. No perdamos el tiempo con la opción BNG porque no va a tener capacidad de cambiar. La gente sabe perfectamente qué es el BNG. Sabe su vinculación con la CIG; sus postulados radicales cuando tiene que fijar posición sobre Venezuela o la guerra en Ucrania; cuál es su relación con el mundo empresarial y los proyectos industriales; sus contradicciones e incoherencias a lo largo de la historia con la AP9, que primero no la quería y ahora pide transferirla; antes no quería la alta velocidad y ahora exige tren de cercanías; en el bipartito adjudicó 1.500 megavatios en un concurso eólico pero ahora no quiere ni uno solo. Eso es el BNG y la gente lo percibe. Cuanto antes seamos capaces de hacer esa pedagogía con la gente es más que seguro que vamos a recuperar mucho voto que se fue al BNG por esperanza y por la ilusión de cambio.
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