Talento que florece al otro lado del océano

Cuatro jóvenes gallegos aprovechan el programa de becas Fulbright para ampliar sus horizontes creativos y acometer nuevos proyectos en Estados Unidos

La nueva convocatoria ya está abierta: por primera vez, la aportación de la Xunta supera el 85% y se aumenta en dos el número de plazas

Un 'billete de vuelta' para los gallegos de todo el mundo

Iván Davila, Antía Iglesias, Laura López y Manuel Mata CARLOTA MOSQUERA / CEDIDAS

Galicia es un caldo de cultivo de artistas, pero hay retos que solo se alcanzan cuando uno hace las maletas, deja su entorno inmediato y se embarca en una aventura. Eso hacen cuatro jóvenes artistas, cada uno en sintonía con su línea de investigación propia, ... que a través de un programa de becas en el que cooperan la Comisión Fulbright y la Xunta cruzan el Atlántico y se instalan durante unos meses en EEUU. El panorama norteamericano brinda la oportunidad de explorar un entorno con una gran variedad cultural de la que empaparse, y también es cuna, en muchos casos, de las vanguardias que mejor se alinean con sus objetivos. Además, comparten aula con algunos grandes exponentes de sus especialidades; ocasión de oro para aprender de ellos e, incluso, acometer algún proyecto bajo su tutela.

Antía Iglesias reside desde octubre en Nueva York, y allí dio con el terreno perfecto para su exploración en el bioarte, un campo artístico poco desarrollado en Galicia. A través de su investigación en la School of Visual Arts profundiza en la cocreación con plantas: en vez de entenderlas como herramientas, se centra en encontrar sintonías con ellas en base a nociones éticas. «La idea es valorar que coexistimos con otros seres vivos que no son humanos. En el caso de las plantas, el objetivo solía ser aplicar de forma directa la biotecnología a la creación artística». Pero ella abraza otra aproximación: «Al final, estás trabajando con organismos vivos. No empleas pintura o cerámica, materiales inertes. Estoy invirtiendo estos meses para profundizar en cómo los humanos y las plantas nos relacionamos, y en visualizar esa relación desde el arte».

La oportunidad de trabajar con artistas pioneros como Susan Anker, cuya carrera se ha consolidado en el ámbito internacional, está siendo clave para su desarrollo. En España –y más en Galicia–, este campo no tiene apenas proyección; pero en Nueva York, el bioarte es una disciplina emergente, y Antía siente que está justo donde debe estar para surcar su propia ola.

Iván Davila todavía no ha emprendido su andanza, pero ya tiene fecha de arranque. El próximo mayo se irá a Maine, donde también espera ampliar sus horizontes. Él, en el campo de la interpretación: se centra en el teatro físico, que explora la expresión narrativa empleando el cuerpo como vehículo. En Galicia, tiene una compañía propia, Negro López, hace espectáculos por cuenta propia y actúa como 'clown' en hospitales. En EEUU, apuesta por el Celebration Barn, una escuela que oferta un abanico de cursos y formaciones tremendamente valioso para complementar su trabajo.

Anticipando su estadía, se puso en contacto con uno de sus referentes con el que compartirá espacio: Avner The Eccentric, una leyenda del 'clown', el malabarismo y la mímica, para poder ser su «aprendiz». «Me gustaría tener conversaciones con él y que pueda supervisar un proyecto que estoy preparando, una especie de espectáculo unipersonal. Y aprovechar para formarme también en algunas escuelas que encontré, sobre todo en Nueva York y Filadelfia», explica. Aún faltan unos meses, pero tiene claro que amortizará su tiempo allí.

En pleno «epicentro»

Laura López lleva muchos años cultivando su formación en las artes escénicas, el teatro y la danza, y en Galicia puso en marcha un voluntariado en el Hospital de Conxo (Santiago) para utilizar las disciplinas artísticas en contextos hospitalarios. En el Laban/Bartenieff Institute of Movement Studies encontró un espacio en Nueva York, un lugar que considera el «epicentro» de la experimentación artística contemporánea, en el que desarrollar un proyecto teatral propio. «Es una obra-performance en solitario que voy a intentar sacar en marzo. Utilizo danza, lenguaje contemporáneo escénico, para hablar de las relaciones materno-filiales, concretamente entre madre e hija, cómo se generan dinámicas y se superan traumas que nacen de ese vínculo».

Como sus compañeros, cuenta con el apoyo de una exponente de su ámbito, la coreógrafa Alexandra Beller, que ejerce como orientadora. Por lo demás, el ecosistema neoyorquino está ampliando su perspectiva sobre la interdisciplinariedad, un aspecto que, en su opinión, se fomenta más en ultramar. Reconoce que la ciudad puede ser «abrumadora», pero salienta la importancia de no obcecarse. «Para mí era importante no obsesionarme con ceñirme al plan, sino abrirme a las posibilidades. Un proyecto que me gustaría empezar se centra en la investigación de la inclusividad de la discapacidad en ámbitos más 'herméticos', como la ópera y la música o el teatro clásicos. Estoy en contacto con una profesora de una universidad en Michigan que es referencia dentro de estas investigaciones, y esto no era algo que tuviera en mente antes de irme. Surgió una vez allí, dando unas clases de danza, cuando me encontré con ella y me abrió la mirada a algo que antes no contemplaba», relata.

Manuel Mata explora la intersección entre las artes visuales y la escritura, y estudia, también desde la Gran Manzana, cómo se relaciona el arte con la vida cotidiana; pero su método pasa por conocer y empaparse de las realidades lo que lo rodean. Doctorado en arte contemporáneo, se inscribió en dos laboratorios de la School of Visual Arts: Bellas Artes y Fotografía. Estudia cómo trasladar los fundamentos del arte sucio y el 'fluxus' a un contexto actual, y dirige su investigación hacia el concepto del «outsider», el 'extranjero', en una urbe famosa por su multiculturalismo y en la que él mismo se vuelve uno.

Durante sus expediciones por la ciudad, realiza entrevistas y visita exposiciones. Y una cuestión que le ha sorprendido descubrir es cómo a las personas les puede resultar más sencillo expresarse acorde a tópicos de la cultura de su país en fronteras ajenas, bien sea por la lejanía o porque no se sienten cohibidas. Su idea es que todas estas pesquisas se traduzcan en un doble formato: exposición y volumen escrito.

Nueva convocatoria abierta

La nueva convocatoria de becas Fulbright se lanzó este jueves, acompañando un convenio por el que el importe que asume la Xunta supera por primera vez el 85% y el número de plazas aumenta en dos. Entre los consejos que compartirían los becados de este año con quien se esté planteando optar, está el de Antía, que recomienda tomárselo con filosofía y no frustrarse con los ritmos: «Las exposiciones pueden tardar en llegar, pero hay que persistir». Iván, no limitarse a lo académico y explorar el entorno urbano: ser «permeable» y rastrear cualquier signo de interés. Son, al fin y al cabo, unos meses que pueden hacerse muy cortos. Pero también la oportunidad para que estos cuatro jóvenes abran un nuevo capítulo de sus traectorias.

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