Sobradamente preparados para el 28M: los candidatos más jóvenes desmienten prejuicios

Nicole Grueira vivió sus warholianos quince minutos de fama el 25 de febrero, en el Multiusos do Sar de Santiago, cuando compartió escenario con Alberto Núñez Feijóo y Alberto Rueda, en la presentación de los 313 candidatos del PPdeG para las elecciones municipales, pero no ha dejado que se le suba a la cabeza. Aunque tuviera que hablar en público por primera vez ante una gran audiencia. 4.000 personas. «Me metí con la intención de participar, ayudar y colaborar. Nunca pensé que tuviera que asumir esta responsabilidad. Es el reto más grande que afronté y que estoy afrontando», comenta con sencillez a este diario a la salida de una clase de gestión pública, antes de meterse de lleno en la campaña.

Presidenta de la gestora del PP en Pol desde hace aproximadamente un año, Grueira explica que su implicación en la política «fue fluyendo». En casa de sus abuelos siempre se comía y cenaba con el telediario de fondo. Pero sí relata como un episodio decisivo un acto en Meira al que acudió la presidenta provincial de su partido, Elena Candia. Se afilió cuando tenía 20 años. Aún a costa de asumir un «esfuerzo personal» considerable, su «compromiso» con Pol y la convicción de que su concello «no iba bien» hicieron que no dudara cuando el partido apostó por ella. «[El PP] confía en los jóvenes, demuestra que los jóvenes también somos del PP (...), el PP también es el partido de los jóvenes», rompe una lanza y rechaza un cliché.

Artai Gavilanes no proviene de una familia involucrada en política, aunque sí de un entorno de «defensa de la lengua» gallega. Pero desde muy pronto decidió meterse en harina y se afilió al BNG con 16 años. Miembro del Consello Nacional de Erguer, en septiembre del año pasado comenzó a tomar cuerpo la candidatura, muy renovada, del Bloque en San Cibrao das Viñas. Gavilanes —que curiosamente comparte apellido con uno de los candidatos más veteranos del PPdeG, José Luis Gavilanes, alcalde de Xunqueira de Ambía— agradece la apuesta de su partido por inyectar sangre nueva y confiesa a ABC que experimenta una «mezcla de sensaciones» ante el 28M: «Nervios, expectativa, pero sobre todo con ganas».

Las mismas que destila la socialista Alba Sinde, pendiente del papeleo para formalizar su afiliación. A diferencia de sus dos colegas, la política la lleva en el ADN: un tío abuelo fue alcalde en su concello, Castro de Rei, y otro familiar, un tío, también concurre en listas del PSdeG en los comicios locales. «Me pregunté qué podía hacer, si seguir quejándome o actuar, y decidí actuar», resuelve. La oportunidad le llegó antes de lo esperado. El cabeza de lista no quiso seguir y contaron con ella. «Tenía pensado hacerlo dentro de ocho años, quería seguir formándome (...). Al principio me daba un poco de respeto (...), lo veía como algo lejano (...). Tenía yo más el peso de mi edad que ellos, a ellos la edad nunca les importó», asegura a este diario. Y añade con desparpajo: «Son mis primeras elecciones. Todo lo que consiga puede ser un logro. Con mi edad, soy un proyecto de futuro». Sin renunciar a nada: dice que va por el 10, como en los exámenes, con «mentalidad ganadora».

Sinde asegura que ve «mal» su municipio natal (unos 5.000 habitantes), y este es otro hilo conductor entre los tres candidatos: la convicción de que es necesario un cambio de rumbo y que pueden imprimirlo ellos. Cambiar «como se hacían las cosas», defiende Gavilanes, en San Cibrao (algo más de 5.500 almas). Pol (1.600 habitantes) va «para abajo en picado» y «está desapareciendo poco a poco» a ojos de Grueira, y precisa de «la fuerza de la juventud».

Al hilo, la candidata popular rechaza la tentación de vincular la implicación política con la edad que figura en el DNI: «Cada vez somos más. Ahora estamos dentro de esa Galicia que avanza. Confían en nosotros y es importante, los jóvenes (...) tenemos que formar parte de la toma de decisiones. Estamos ahí y no nos pueden dejar de lado».

Sinde, que destaca la «ilusión» que genera su actividad en su entorno, niega que los jóvenes «pasen» de la política. Alude a una cuestión generacional, de ver que habla en su nombre gente que hace tiempo que dejó atrás esa etapa. Y añade: «El propio tabú nos lo ponemos nosotros, cómo alguien tan joven» se puede meter en política. «Se nos dice siempre que somos una generación perdida, que no hacemos nada. No es así», rebate Gavilanes. «Tenemos que dar un paso adelante. Si no lo hacemos nosotros, el futuro que nos espera cuál es», se pregunta. «Creo y confío en la política», redondea Grueira.

Acaban de entrar en la veintena y en dos semanas su vida podría dar un vuelco, zambulléndose de lleno en la política más exigente, la local. Se ven preparados. La edad es sólo un número.