La sequía aprieta: «Aprovechamos las horas de agua para ducharnos y cocinar»
Concellos como Ribadavia, en Orense, se han visto obligados a racionar el uso de un bien cada vez más escaso; vecinos y hosteleros acuden a fuentes o casas de amigos
Lavanderías cerradas, máquinas de café apagadas en la hostelería. Son imágenes que deja estos días en algunas zonas del interior gallego la situación prolongada de sequía. El descenso de las reservas de agua en los embalses empieza a preocupar y el agua se ha ... limitado a lo «imprescindible» en el año más seco de la historia. Las altas temperaturas y la escasez de agua se han convertido, junto a los incendios, en el enemigo a batir este verano en la Comunidad, que lleva desde el pasado mes de marzo en prealerta. Una situación que ha hecho que cada vez más ayuntamientos hayan pasado de publicar bandos recomendando el «uso responsable» a, directamente, aplicar restricciones horarias y a limitar el consumo para garantizar el abastecimiento de la población. En el mes de julio, con una ola de calor histórica, las precipitaciones fueron un 66% inferiores a lo habitual.
Con los termómetros por encima de los 35 grados, los vecinos de Francelos, en Ribadavia (Orense), apuraban en la mañana de este martes para llenar garrafas y botellas en las fuentes, conocedores de la importancia de este bien cada vez más escaso para poder realizar las labores esenciales de casa y para consumo. El gobierno local ha empezado a realizar cortes de suministro, primero por la noche, entre las 23.00 y las 7.00 de la mañana; y ahora por franjas horarias, ante la situación que atraviesa este municipio de 5.000 habitantes, y que el Gobierno local ha tildado de «crítica y dramática».
«Como este año, no recuerdo nada así. El regato está complemente seco, si no hay nieve y no llueve en invierno, qué nos queda», comentaba a ABC un vecino de Francelos. La empresa concesionaria, Aqualia, ha empezado a repartir agua embotellada y el servicio municipal de emergencias se desplazó a las viviendas de los vecinos dependientes o con problemas de movilidad para llevarles botellas y garrafas. Este vecino afirma que se siente afortunado porque tiene pozo en casa para atender la huerta. «Eso nos permite ir tirando».
Coinciden en Francelos en que no recuerdan una situación similar derivada de la falta de lluvias. Hace años, los problemas eran puntuales y, aunque no había traída, había agua, algo que difiere de la crisis climática actual. «Es la primera vez que pasa algo así. Hay zonas donde no han tenido que cortar, pero en otras zonas de la parte de abajo no tenemos agua; nosotros llevamos 48 horas», apuntaba Merchi, vecina de Ribadavia, quien no es optimista ante la previsión de sequía prolongada. Con el agua restringida, esta vecina optó por ducharse en casa de una amiga: «La solución, como no llueva, no la hay».
El café, de pota
Los vecinos solo tienen acceso al agua por horas, «que aprovechamos para cocinar, ducharnos», comenta Alberto y, en algún caso, ni eso, debido a la falta de presión. De ahí que hayan empezado a hacer cola en las fuentes -donde hay quien hasta lava verdura-, y a ir al río para coger agua en garrafas. Alguna lavandería ha optado por echar el cierre provisional. Martín López asegura que no recuerda «una situación similar, de estar sin agua tanto tiempo». Hostelero de profesión, en el establecimiento en el que trabaja ya han optado «por lavar todo a mano» y han sustituido «la máquina por el café de pota, como se hacía antes», ya que «no hay presión para poner la máquina de café ni el lavavajillas». Para no tener que cerrar el negocio, los trabajadores han empezado a coordinarse y van a la fuente, «para ir sorteando» la escasez.
De momento, los afectados no vislumbran solución a corto plazo y el ayuntamiento ha optado por limitar el agua por horas -de 13 a 15 y de 20:30 a 23:00- e intentar realizar una captación provisional al río Avia para garantizar el suministro. El PP solicitó que se pongan en marcha una línea de ayudas para aquellos negocios afectados por los cortes. Desde el BNG han instado al gobierno a garantizar un «mínimo suministro de agua», ya que «este fin de semana hubo gente sin agua 40 y 48 horas». «Esto va a durar, llover no va a llover, así que no sé qué va a pasar», coinciden los vecinos. Alberto augura que la situación seguirá siendo complicada en los próximos meses. «Dicen que el mes de agosto también viene seco, está claro que hay preocupación». También una familia recién llegada de Santiago vaticinaba que la situación se avecina «fea», no solo en Ribadavia, sino en todo el rural.
Vecinos irresponsables
En O Barco han optado por cerrar las fuentes prescindibles en horario nocturno y suprimir el riego de jardines públicos. En Cortegada o Trasmiras iniciaron cortes tras detectar un «consumo excesivo» de agua. El alcalde de esta última localidad ha criticado que algún vecino esté usando «más del doble» que lo habitual, situación que ha llevado a algún ayuntamiento a cerrar puntualmente la piscina.
Recientemente, la Confederación Hidrográfica Miño-Sil volvió a apelar a un uso «racional y responsable» ante un escenario de sequía meteorológica «prolongada». Su presidente, José Antonio Quiroga, recuerda que se avisó en febrero a los ayuntamientos para que tomasen medidas, aunque muchos no han actuado hasta ahora. En estos pueblos, ni la memoria de los mayores alcanza para recordar un periodo tan seco y prolongado de sequía como el actual.