Santiago, tras el apagón: «No quedan coches para alquilar, ni BlaBlaCar, ni nada»

Con más aforo del habitual pero dentro de la normalidad, destaca la cola de Alsa, donde salen los autobuses de larga distancia, donde aguardan pacientemente, salvo por algún gesto de frustración, peregrinos en su mayoría, que intentan llegar a Madrid para poder volver a sus países de destino. Pero también hay familias como la de Mari Carmen, madrileña, que se encontraban visitando la ciudad gallega y buscan alternativas al tren. «No quedan coches para alquilar, ni BlaBlaCar, ni nada», lamenta, sin la certeza de que habrá plazas para todos los afectados en los autobuses.

No ocurre lo mismo en otros mostradores, ya que la suspensión de las clases ha evitado el flujo de estudiantes que se desplazan diariamente a la capital gallega para acudir a la Universidad. Ante todo, el gerente de Tussa y director de la estación compostelana, José Ramón Mosquera, destaca que gracias a la coordinación entre la subdirección y la dirección xeral de mobilidade de la Xunta la actividad se ha podido mantener en la estación de buses con «toda la normalidad», con el refuerzo de personal para informar y garantizar la seguridad, sin que hubiese que lamentar «ningún altercado destacado».

Ahora mismo cuenta con un refuerzo en las conexiones para viajes nacionales e internacionales para los que contaban con volver en tren mientras la situación vuelve a la normalidad. Como en otras estaciones, valoraron la posibilidad de mantener las instalaciones abiertas para quien necesitase pasar la noche, pero no fue el caso, asegura Mosquera.

Pese a ello, fue una jornada complicada sobre todo en lo que respecta a la comunicación, el principal obstáculo para la gestión, destaca Marta Vázquez, subdirectora de inspección de transporte de la dirección xeral de mobilidade. Una vez resuelto este problema, el plan de contigencia de la Xunta procede a habilitar autobuses y conductores de refuerzo para atender la demanda derivada del tren, aunque esta siendo menor a la esperada, reconoce Vázquez. Es el caso de líneas que conectan Santiago a poblaciones como Sarria o Vigo, aunque desde la dirección xeral mantienen un monitoreo para adaptarse a cualquier aumento de la demanda y reforzarlo en caso de ser necesario.