Medallas de galicia 2022
Rueda: «Las amenazas y los riesgos son superables si acentuamos aquello que nos une»
El presidente de la Xunta menciona los incendios forestales y el accidente de Angrois en la víspera del Día de Galicia, conectando el resurgir del Xacobeo con la etapa de mayor esplendor de la Comunidad, en un llamamiento a la cohesión frente a la fragmentación
Alfonso Rueda, en una imagen de archivo
«Todos esos riesgos y todas esas amenazas se agrandan cuando encuentran un pueblo fragmentado o sumido en pleitos inútiles. Por el contrario, las amenazas y los riesgos son superables, siempre si lo son, si acentuamos aquello que nos une y aquello que nos es ... común». El presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, ha hecho un llamamiento a la «cohesión» ante los «desafíos», con «caras muy diversas», que deparan un presente convulso -guerra, inflación, secuelas de la pandemia, crisis energética- y un futuro que se ve «con mucho recelo». «Problemas, angustias e incertezas», agravadas en las últimos días por los graves incendios que han devorado Galicia, ante los cuales «ni podemos ni debemos y, si me apuran, que ni queremos olvidar ni ignorar». De esta forma se ha pronunciado en el cierre de la concesión de las Medallas de Oro de Galicia 2022, que han servido de refrendo al segundo año del Xacobeo bienal extraordinario.
En el Museo Centro Gaiás de la Cidade da Cultura, en el compostelano Monte do Gozo, y en la víspera de que los Reyes, acompañados por Sus Altezas Reales, presidan en la Catedral la Ofrenda Nacional al Apóstol Santiago, se ha procedido este domingo, 24 de julio, a la entrega de los máximos galardones que otorga la Xunta. Con el hilo conductor del Camino de Santiago, que vincula, por su relación directa, a las personas y entidades distinguidas este año:el arzobispo de Santiago de Compostela, Julián Barrio Barrio; el profesor y estudioso de la ruta xacobea Paolo Caucci von Saucken; la hospitalera del albergue de peregrinos de Fisterra, Begoña Valdomar Insua, en representación de todos los hospitaleros del Camino; la Asociación Discamino, encabezada por su fundador, Javier Pitillas; y, a título póstumo, el primer comisario del Xacobeo en 1993, José Carro Otero, galardón que ha recogido su hija, Susana Carro.
A todos ellos -con un momento de especial emotividad cuando han subido al estrado representantes de Discamino- ha dedicado palabras de reconocimiento el titular de la Xunta, quien, ante un elenco de autoridades encabezadas por el nuncio Apostólico en España, ha advertido de que «el gran cómplice de las dificultades que va a atravesar Galicia», por los motivos antes descritos, «sería, sin ninguna duda, la desunión». Frente a esa tesitura, la «unión» que forma parte de la esencia de la tradición xacobea, ha resaltado, para que sirva de inspiración ante el Día Grande de la Comunidad. «Galicia es, sobre todo, lo que más nos une. Unidos, sin ninguna duda, es más Galicia», ha apelado en su discurso. «Estamos juntos en el Camino», ha incidido, y juntos «superaremos las dificultades».
«Abierta, sin fronteras»
No ha olvidado el presidente gallego, no en vano los ha vivido in situ, los incendios que se han cobrado más de 32.000 hectáreas, especialmente en O Courel lucense y Valdeorras, en Orense. «No podemos olvidar la angustia», ha dicho, y de ahí que esa «Galicia que camina junta» y «se apoya junta» será la que preste «apoyo a los afectados», para que «puedan recuperar cuanto antes todo lo perdido», ha garantizado. «Como tantas veces», se ha mostrado de que la Comunidad dará «lo mejor de sí ante la desgracia y el infortunio» causados por las llamas, como han demostrado los integrantes del operativo antiincendios, a los que ha mostrado «admiración y respeto» por su «tesón y profesionalidad». Como también, ha completado, hicieron quienes hace nueve años auxiliaron a víctimas y familiares del accidente ferroviario de Angrois, para quienes también ha trasladado su «recuerdo, gratitud y admiración».
En su intervención, Rueda ha incidido en esa misma idea fuerza de la unión frente a la fragmentación resaltando los beneficios para Galicia de esta etapa de aperturismo que encarna el Camino de Santiago. «Galicia no somos un pueblo que miremos ron recelo a los demás, no consideramos las diferencias como amenazas, sino todo lo contrario». La Galicia que ha reivindicado, implícitamente frente a los postulados del nacionalismo, que volverá a caminar a contramarcha este lunes, es la que «comparte inquietudes y objetivos con los pueblos hermanos» de España, Europa y el resto del mundo. Una Galicia «abierta» y «sin fronteras», porque «ni fuimos, ni somos ni seremos un país cerrado». Al contrario, su «identidad» aspira a «sumarse a otras para multiplicar su fuerza», de tal forma que «huya de cualquier aislamiento empobrecedor».
«No es casual que la etapa más fecunda de la historia de Galicia coincida con el momento de máximo esplendor del Camino de Santiago», ha puesto en valor, insistiendo en esa referencia inspiradora, que permeó una fase marcada por la democracia, el Estatuto de Autonomía, dando cabida a diferentes puntos de vista y proyectos, pero «unidos siempre por la tolerancia».
«Libertad, igualdad y fraternidad»
Monseñor Barrio aseguró que «el fenómeno Xacobeo sigue siendo una llamada a la esperanza cristiana», y elevó la Plaza del Obradoiro a «lugar creyente» donde «creyentes y no creyentes reencuentren el camino del diálogo», bajo el anhelo de «construir un mundo de libertad, igualdad y fraternidad», «hermanos entre sí pero sin negar las diferencias». Caucci abogó por que «el Camino guarde siempre la esencia de su tradición (...) como visión clara y firme que permita afrontar los retos del futuro con renovadas energías».
Begoña Valdomar, en nombre de quienes ejercen de «amigos, compañeros, médicos, enfermeros, confesores, ángeles y diablos» de los peregrinos, reivindicó la «hospitalidad» como «uno de los valores a cuidar» del Camino. «Estoy rodeado de gigantes», abarcó Pitillas a los representantes de Discamino que subieron con él al estrado, antes de romper el protocolo y fundirse en un abrazo con Rueda, un «piloto más» en su labor de inclusión. Y Susana Carro recordó cómo su padre, de niño, jugaba en las cubiertas de la Catedral, de la que se convirtió en experto, por ser «muy amigo del hijo del campanero».
«Todos los gallegos son merecedores de estas medallas», proclamó el presidente.
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