Los Reyes se imbuyen de la tradición pesquera en su visita a Burela (Lugo)

Un recorrido que comenzó en la también centenaria cofradía de pescadores de Burela, donde fueron recibidos por el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, el delegado del Gobierno en Galicia, Pedro Blanco, el presidente de la Diputación de Lugo, José Tomé, o la alcaldesa del municipio, Carmen López. Tras visitar las instalaciones, la comitiva se dirigió a la Asociación de Redeiras Cabo Burela, donde mujeres de varias generaciones, entre las que encontraban dos hermanas, mostraron a sus majestades el arte de la reparación de anzuelos y redes.

Acto seguido, los Reyes conversaron con un grupo de estibadoras, representantes de una realidad que no entiende de sexos la Comunidad gallega -o, al menos, en menor medida que en el conjunto de España-. De hecho, 4.000 de las 5.000 mujeres que trabajan en el sector marítimo a lo largo de nuestro país son gallegas, un sector que a día de hoy representa el 10% del PIB de Burela.

Y no fue tras un breve encuentro con el capitán marítimo de Burela que, por fin, los centenares de vecinos que se amontonaban en las inmediaciones del puerto pudieron saludarles. Ni el bochornoso clima, con calor y humedad, ni el hecho de que no entrase ni un alfiler tras las vallas de seguridad impidieron que algunos aguardasen hora para ver a los Reyes. Allí les recibieron entre aplausos y vítores, deseosos de estrecharles las manos, hacerse un 'selfi' o incluso recibir un abrazo de sus majestades entre gritos de «¡Viva los Reyes!».

Continuó el recorrido, en este caso, subiendo al Barco-museo Boniteiro 'Reina del Carmen', antaño parte de la flota hasta su jubilación en los años 60 del siglo pasado, cuando pasó a convertirse en un símbolo más de la tradición marítima impresa en el ADN de los burelenses. El contraste de esta embarcación con sus contemporáneas fue apreciada minutos después por los Reyes y el resto de la comitiva, al ser recibidos por la tripulación del 'Breogán 1', navío recién llegado este domingo del caladero del Gran Sol.

Y tras conocer a algunos de los trabajadores y ver la evolución de los navíos, quedaba pendiente el lugar del desenlace. Fue en la lonja de Burela donde las autoridades pudieron participar en una demostración de las particulares subastas que se llevan a cabo en el municipio lucense. Un sistema único, como aseguraron los pocos trabajadores, que responde a la necesidad de mantener la tradición de 'cantar' los precios a viva voz. Fue a partir de la pandemia cuando este modelo resultó complicado, con el uso de mascarillas, derivando en un programa informático que canta los precios conforme bajan hasta que algunos de los participantes pulsa un botón para cerrar la subasta. En este caso, Don Felipe ganó la puja por un lote de merluza, el producto estrella de la región.

Por último, la comitiva acudió al Ayuntamiento de Burela, donde fueron recibidos nuevamente entre aplausos y vítores, incluso con la entrega de algún detalle como un ramo de flores dirigido a Doña Leticia. También estaba presente el equipo femenino Burela Fútbol Sala, que mostraron con orgullo las siete Copas de la Reina logradas por el club y se hicieron una fotografía con sus majestades.

En la plaza del ayuntamiento, los Reyes se despidieron de Burela, visiblemente agradecidos por la cálida acogida, no sin antes firmar el libro de honor del municipio. «Nos alegra mucho tener hoy la oportunidad de visitar el Ayuntamiento de Burela y transmitir nuestro afecto y reconocimiento a su historia y su presente tan vinculado a la mar, a la pesca y que tanto aportan a Galicia y a España, a nuestro peso europeo y mundial en un sector por el que debemos luchar para garantizar su futuro», plasma el mensaje.