Retrato de una hora de reyerta en Ribeira con un muerto y «sangre en todas partes»
Los testigos, policías y, sobre todo, los análisis de los vídeos, serán claves para individualizar los papeles en la trifulca entre las dos familias
La fallida pedida de mano de Cheíto a Ainhoa se salda, por ahora, con dos encarcelados y seis imputados más
Ribeira (La Coruña)
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Iniciar sesiónDesde que sobre las siete y media de la tarde se empezaron a oír los primeros gritos que procedían del comedor, hasta que, casi una hora después, un vecino vio cómo los policías disparaban contra dos coches que salían a toda velocidad del recinto, transcurrió ... más o menos hora en la que en el Centro Recreativo de Artes volaron sillas, palos y machetes, y hubo un atropello que resultó mortal. «Había sangre por todas partes», describen a ABC testigos de la trifulca. Se ha saldado, por ahora, con dos encarcelados preventivos y con ocho investigados más.
Para la ceremonia, la familia de los Borja, también conocida en Ribeira (La Coruña) como los Alegre, pensaron en el Centro Recreativo de Artes, situado a poco más de dos kilómetros del poblado donde viven buena parte de sus miembros. Cheíto, un joven de 24 de la familia de los Bentos, de Santiago de Compostela, iba a pedirles la mano de una de la suyas, Ainhoa, una chica de sólo 16 años.
Los Borja no son socios del centro recreativo, pero aquel 1 de julio alquilaron su salón de actos como comedor para el evento. Un salón amplio, modestamente decorado y con un pequeño escenario. Pese a que el centro cuenta con un bar, en régimen de concesión, el catering no estaba incluido. Comida y bebida las llevaron ellos mismos.
La fiesta comenzó sobre las tres y que congregó a más de medio centenar de familiares de la novia, los Borja, y a una quincena de la del novio, los Bentos. En las primeras horas no hubo incidentes. Se desataron sobre las siete y media. La familia Bentos dice que la chispa que detonó la trifulca fue una advertencia que ellos interpretaron como una amenaza: las consecuencias de que la futura familia política de Aimhoa no la cuidara como corresponde. Prendió una mecha que derivó en un fuego que nadie pudo apagar.
Desde el bar del centro recreativo, anexo al salón de actos donde se celebraba la pedida de mano, y abierto al público general, los primeros gritos empezaron a oírse sobre las siete y media. El salón tiene una salida directa, la más habitual, hacia la explanada del aparcamiento, pero también varias puertas de doble hoja que lo comunican con el bar, que suelen estar cerradas.
De repente, esas puertas se abrieron y del salón empezó a salir gente escapando de la trifulca. «Sobre todo eran mujeres y niños», explica a ABC un testigo presencial de los hechos que en ese momento estaba en el bar. Varias mujeres intentaron refugiarse allí empujando los carritos de sus bebés. La reyerta pasó luego del salón a la explanada del aparcamiento a través de ese acceso directo –un hall que también comunica con el museo del centro –, pero también salpicó al bar, que no se libró de algunos destrozos, ni tampoco de las manchas de sangre.
Fue ya en el aparcamiento, un gran recito al aire libre, donde se registraron los incidentes más graves. Los Bentos, en clara minoría, acusan a la familia local, la de la novia, de hacerles una encerrona, esperándoles en el exterior con palos, bates y al menos un machete. Lo que sucedió en los siguientes minutos, ya a partir de las ocho de la tarde, se registró en multitud de grabaciones. De las cámaras de seguridad del centro social, de los móviles de algunos testigos –los agentes pidieron a los vecinos que grabasen– y, también, de las cámaras que portaban los propios agentes de la Policía. Su análisis será clave para individualizar la actuación de cada uno de los implicados.
Hubo un muerto, un herido grave, varios leves, y muchos destrozos, pero «poco pasó para lo que pudo haber pasado», apuntan los testigos
Lo más grave que sucedió fue el atropello mortal de José Manuel Bentos Montoya, de 36 años, tío del novio. Los Borja y los Bentos se señalan mutuamente por el atropello, y, en cierto sentido, ambos tienen razón. Primero, lo arrolló un furgón de los Borja, y luego el Oper Zafira de su propio hermano. Y ambos conductores son, precisamente, los dos únicos implicados en la reyerta que han acabado en prisión.
Conclusiones de la jueza
La responsabilidad de ambos, sin embargo, es bien diferente, según los indicios que maneja la jueza instructora del caso. Mientras que al conductor de la furgoneta le imputa un delito de conducción temeraria y otro de tentativa de homicidio, al hermano de la víctima lo señala por un homicidio con dolo eventual. Y es que tras la envestida de la furgoneta rival, José Manuel todavía fue capaz de incorporarse, ponerse de rodillas y «gatear». Fue, según concluye la jueza, su propio hermano quien lo mató después, sin querer, dando marcha atrás al Zafira.
Hubo un muerto, pero podrían haber sido más. «Poco pasó para lo que pudo haber pasado», relatan a este diario testigos que presenciaron buen parte de la batalla campal. Lo más grave, después del atropello mortal, fue el ataque a machetazos de un miembro de la familia de la novia a la del novio. El autor fue, precisamente, el joven que conducía la furgoneta que atropelló en primer lugar a José Manuel. Hay, además, otros ocho investigados más, cinco de la familia Bentos y tres de la Borja, a los que la jueza les achaca un delito de riña tumultuaria. En todo caso, no se descartan más detenciones conforme avance al investigación.
Desde que comenzó la discusión en el interior del salón, hasta que más o menos una hora después, un vecino vio cómo los policías disparaban a dos coches de los Bentos, la reyerta fue una sucesión de agresiones dispersas que todavía están siendo analizadas. El bar del centro recreativo no volvió a abrir sus puertas hasta el pasado martes. Pero una semana después de la reyerta, los destrozos en el centro recreativo todavía eran bien visibles.
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