El refugio climático de Galicia con más de 40.000 años de antigüedad
El clima del entorno de la cueva de Eirós postergó la extinción de los neandertales
«Hay más cañones y piezas del siglo XVI del galeón Santa María de la Anunciada en riesgo de expolio en Galicia»

Cuesta imaginarse a la Península Ibérica como un gran erial, carente de vegetación y fauna, un lugar hostil y difícil para la vida. Mucho ha cambiado desde entonces en el entorno al que se enfrentaron los últimos grupos de neandertales que habitaron España y Portugal. ... Pero lo cierto es que, ya por aquel entonces, Galicia contaba con lugares donde las condiciones climáticas ofrecían un 'refugio climático' que permitió dilatar en el tiempo la extinción de estos humanos arcaicos.
«Es difícil sacar conclusiones deterministas», reconoce Hugo Bal, del grupo de Estudos para a Prehistoria del Noroeste, aunque un paso más en la búsqueda de discernir la historia paleolítica gallega. «Tradicionalmente», continúa el investigador, Galicia no destaca por la presencia de yacimientos de este período. hasta el punto de que se llegue a poner en duda la presencia de vida en este territorio durante el paleolítico. «Pero, con los estudios que estamos haciendo, sí que vemos que no fue así, porque las condiciones climáticas analizadas son relativamente más óptimas que en el resto del norte peninsular y que, cuando se busca, aparecen yacimientos», afirma en declaraciones a este diario.
Reconstrucción del bioma
Sigue habiendo un 'vacío' arqueológico entre Galicia y en el resto del Cantábrico y el sur de Portugal, lo que dificulta sacar conclusiones por la falta de yacimientos de este periodo, aunque la recreación de las condiciones climáticas en el entorno de la cueva de Eirós ofrecen más información al respecto.
A través de un estudio paleoecológico, identificando las características del hábitat como la presencia de ciertos tipos de vegetación, agua o temperatura, los investigadores comprobaron que existía un factor diferencial con el resto de la Península: la cantidad de lluvia.
Por una parte, la temperatura media anual era 3ºC inferior a la actual, llegando al doble durante los inviernos, un descenso acorde al del resto del noroeste peninsular, aunque en el caso de las precipitaciones no sucede lo mismo. «En el Cantábrico, que es la zona de comparación por mayor afinidad climática, vemos que estas precipitaciones son sistemáticamente más bajas de lo que estamos viendo aquí», añade el investigador.
En consecuencia, las condiciones de humedad permitieron la presencia de bosques que, si bien no se pueden comparar a los actuales en términos de densidad, dieron cabida a un ecosistema más favorable que en el resto de la Península. En un enclave, Eirós, donde convergen distintos ecosistemas y que pudo ser un lugar de paso para grupos de neandertales, homo sapiens y otros grupos de mamíferos como los osos.
Misterios por resolver
Todavía son muchas las incógnitas pendientes de respuesta sobre la vida en el paleolítico, algunas de las cuales podrían seguir bajo tierra en el mismo yacimiento de Eirós. «Queda mucho, ya estamos trabajando en más artículos», reconoce Hugo Bal, que explica otro de los descubrimientos de la investigación publicada. «Aquí en Eirós, tenemos varias piezas que demuestran que estos neandertales explotaron un oso», indica el investigación. El verbo 'explotación' se debe a que resulta «muy difícil» demostrar si cazaban o no, aunque los análisis demuestran que estos hombres y mujeres arcaicos tenían la carcasa de uno de estos animales. «No es algo especialmente novedoso, se sabe que pasaba, pero siempre en cifras muy residuales», explica Bal.
MÁS INFORMACIÓN
Será cuestión de tiempo que los investigadores continúen arrojando luz sobre este periodo histórico a través de yacimiento como el de Eirós u otros como el de la cueva en Castro Verde, también en la provincia de Lugo, donde Bal y otros buscan retomar los trabajaos comenzados entre los años 80 y 90 del siglo pasado para entender un poco mejor el paleolítico gallego.
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