¿'Quo vadis', PP de Vigo? Interrogantes tras el adiós de Marta Fernández-Tapias

Lo que circulaba sotto voce se certifica el 2 de febrero de 2024, primer día de la campaña de las autonómicas. Fernández-Tapias acude a sus redes sociales después de que la portavoz de la ejecutiva del PSOE vigués, Yolanda Aguiar, difunda —en un evidente movimiento electoralista— que la popular tiene previsto dejarlo después del 18F: «Efectivamente, abriré una nueva etapa». Lunes 19 de febrero, el día después de la primera mayoría absoluta de Rueda: Fernández-Tapias traslada a los militantes que, por razones que obedecen «estrictamente a motivos personales», ha formalizado su renuncia, extensiva a sus puestos en la Corporación Municipal de Vigo y la Diputación de Pontevedra. El presidente provincial del PP, Luis López, mueve ficha rápidamente. El miércoles, haciendo buenas las quinielas, Ana Ortiz emerge como el nuevo rostro visible; al menos, de forma interina. El paso orgánico está dado.

El primero que celebra la celeridad es Rueda, quien incluso públicamente había pedido que se cubriera cuanto antes la baja de Fernández-Tapias. Pero la cuestión latente es otra, la que explotan sus rivales. El PSOE retrata al PP «sumido en su enésima crisis» en Vigo, con «líos internos, problemas orgánicos, división y escisión». El BNG sube una octava y lo eleva a «grave crisis». Desde las filas conservadoras se rechazan estas lecturas castastrofistas, que consideran interesadas. Y, en el caso de los socialistas, una suerte de cortina de humo para tapar que Caballero —después de volcarse como nunca en una campaña de autonómicas, malician, compartiendo incluso cartelería con el candidato, José Ramón Gómez Besteiro— y los suyos aún se esfuerzan por digerir el tercer puesto del día 18.

Fuentes populares consultadas por ABC hacen hincapié en que Fernández-Tapias deja un «legado»; un partido «unido, renovado y unificado»; y que su labor «tiene su reflejo» en Ortiz, no en vano forma parte de su «equipo más próximo», el mismo que el del secretario general Alberto Fuentes. Esto, reivindican, permitirá «seguir trabajando con normalidad», dando «continuidad» a lo que se venía haciendo.

En esencia, lo que se respira en el partido y se busca transmitir es que no es una vuelta al pasado, a los dos años de gestora encabezada por Corina Porro, después de la salida de Elena Muñoz, víctima de unos resultados, en las municipales de 2019, que el mismísimo Alberto Núñez Feijóo —en Vigo, recién proclamada presidenta local Fernández-Tapias—, calificó de «humillación»; que ya no impera aquella desunión que hizo que naciera ya defectuoso el proyecto de Muñoz; que todos reman a una, cuando todavía en la pandemia, antes del último congreso, la candidatura de Javier Guerra no escatimó en polémicas, y el exsenador no ahorró críticas tras saberse nuevamente perdedor.

La secretaria general del PPdeG, Paula Prado, decía el domingo en estas páginas, en una entrevista, que toca «construir un partido fuerte y un proyecto sólido» en Vigo; y que «unir el partido» es «clave» de cara a las municipales del 27. Ortiz, mientras, ya abogaba por una «candidatura única», que fortaleciera a la formación, en Faro.

Hay, dijo Rueda el jueves, «un buen punto de partida». En el PP se ven al alza frente a un Caballero «menguante». Y es cierto que el 28M el alcalde perdió apoyos, pero también que mantuvo una mayoría absolutísima; y que los populares subieron, pero empeorar era casi imposible, y se hicieron con solo un acta más y una modesta cosecha de cinco. Aún así, el concejal Miguel Martín publicó que Fernández-Tapias se marchaba «con los deberes hechos y la misión cumplida». El auténtico botín fue la Diputación de Pontevedra, termómetro, además, de la pérdida de influencia de Caballero en al área circundante. Y si bien el 18F el PP mejoró el bagaje de 2020, la olívica es la única ciudad donde no se impuso, adelantados por el BNG.

Las citadas fuentes reconocían la pasada semana la importancia de tener pronto una gestora para no avivar el «debate» entre sus simpatizantes. Rueda estuvo sobrio el jueves, pero dejó un recado a tener en cuenta: «Me gustaría que sí que tuviéramos esa estabilidad esta vez». Hay frases que carga el diablo, como la de aquel lema electoral que hizo suyo Marta Fernández-Tapias: «En Vigo todo es posible». El votante del PP agradecería, probablemente, más rutina y menos sobresaltos.