El PPdeG certifica, en solitario, «la absoluta legalidad» de las obras del hospital Álvaro Cunqueiro
El Parlamento de Galicia aprueba el dictamen de la comisión de investigación, con el rechazo de PSdeG y BNG
Comisiones de investigación: ¿bombas o petardos?
El diputado Roberto Rodríguez (PP), este martes en el Parlamento de Galicia
Que las comisiones de investigación parlamentarias sirven más para hacer política partidista que para indagar sobre las cuestiones que motivan su creación ha quedado una vez más patente. En este caso, en la Cámara autonómica gallega. Este martes, la comisión especial no permanente creada ... para la investigación de los contratos de la Xunta, en especial el de la construcción del hospital vigués Álvaro Cunqueiro, ha bajado el telón con los tres principales partidos de la cámara enrocados en sus mismas posiciones de partida. El dictamen que cierra la comisión lo han aprobado los populares en solitario gracias a su mayoría absoluta. Y certifica la «absoluta legalidad» tanto de las obras de construcción del hospital olívico como de los contratos menores que la Xunta se vio obligada a firmar durante la pandemia para el suministro de material básico.
Por supuesto, ni el PSdeG ni el BNG secundaron las conclusiones de los populares, que hicieron valer su superioridad numérica en el hemiciclo para imponer su dictamen y echar por tierra las tesis que nacionalistas y socialistas pusieron sobre la mesa. También se opuso al dictamen elaborado por el PP Armando Ojea, el solitario diputado en la Cámara de Democracia Ourensana, el partido del alcalde de Orense, Gonzalo Pérez Jácome.
«La comisión corrobora, tanto de la información facilitada por los distintos comparecientes –fueron 36– al largo de sus intervenciones, como tras el análisis de la documentación aportada, mucha de la cual no se conocía durante el mandado del Gobierno autonómico bipartito porque no existían los mecanismos de transparencia que hoy sí están habilitados, que no hay ni una sola tacha de legalidad en el proceso de construcción del Hospital Público Álvaro Cunqueiro, ni en los procesos de contratación menor de la Xunta de Galicia, ni en la contratación de emergencia efectuada por la administración pública autonómica y, particularmente por el Servizo Galego de Saúde, durante la pandemia». Esta larga subordinada como conclusión general del dictamen. Sobre el caso concreto del Cunqueiro, para el PP gallego «quedó plenamente acreditado que no existió sobrecoste en la ejecución del contrato, ni en la parte relativa a la obra ni a la prestación del servicio».
En el debate sobre el dictamen los portavoces de los distintos grupos parlamentarios apenas se apartaron de su argumentos habituales. El diputado del BNG Iago Tabarés tachó lo vivido en la comisión de «episodio de corrupción y degradación democrática» en el Parlamento gallego. Recordó que el reglamento de la Cámara permite a un grupo de 25 diputados –justo los que tiene el BNG– crear un órgano de investigación, pero se queja de que el PP lo haya controlado 'de facto' al aprobar en solitario tanto sus normas de funcionamiento como su plan de trabajo. Y criticó que el listado de comparecientes no incluyese al expresidente de la Xunta Alberto Núñez Feijóo ni a personas de su familia por ser directivos de empresas que se beneficiaron de contratos con la Xunta, como Eulen y Universal Support. Para Tabarés, el hospital vigués es el «mayor derroche de recursos públicos de la historia de la autonomía».
La socialista Elena Espinosa criticó también que el PP gallego «bloqueara comparecencias clave» como la de Feijóo y, sobre el hospital vigués, acusó al PP de dar un «volantazo» al proyecto que tenía el Gobierno bipartito de Pérez Touriño: «Los vigueses y viguesas son los únicos que no tienen un hospital público y ahora saben que costó 470 millones de euros más, que es más pequeño de lo previsto y que no cumple ni con el plan funcional ni con los objetivos previstos», resumió Espinosa, según recogió Ep.
Muy distinto lo ven los populares, que, en palabras de su diputado Roberto Rodríguez, volvió a calificar a la oposición como «caballería de la infamia», «derrotada» por «la verdad».