El portavoz del PSOE en Orense busca un acuerdo con el PP que su partido desautoriza

En las últimas semanas, coincidiendo con la llegada del exalcalde Manuel Cabezas a la presidencia local del PP orensano, Villarino volvió a dirigirse a la derecha para explorar una posible destitución del regidor, que gobierna la ciudad en una situación bastante precaria: solo tiene cuatro concejales de los veintisiete que conforman la corporación. Cabezas, que será el próximo candidato del PP a la alcaldía, designó como interlocutor a Jorge Pumar, su número dos. Y hablaron.

Según fuentes consultadas por ABC, Pumar y Villarino se han reunido dos veces. El mandato del edil popular era «escuchar lo que el PSOE proponía». El aspirante socialista puso sobre la mesa una moción de censura que le aupara a la alcaldía, pero sobre un gobierno «de concentración» de las dos principales formaciones en la ciudad, un pacto inédito en Galicia y en la práctica totalidad de España.

El PP vio con buenos ojos la propuesta, pero puso solo dos condiciones. La primera, que Villarino se garantizara el respaldo de sus ocho concejales restantes. Y la segunda, que firmase un compromiso según el cual, tras las elecciones municipales del próximo año, el PSdeG permitiría el gobierno en la ciudad y la Diputación a la fuerza más votada. Los populares lo fueron a nivel provincial, mientras que Villarino ganó claramente en la ciudad. «Cuando tengan las nueve firmas, que nos llamen», apuntaron a ABC desde el PP orensano, «nosotros creíamos que Villarino tenía la autorización de la dirección regional de su partido». Pero nada más lejos de la realidad. Por no tener, no contaba ni con el respaldo de la ejecutiva local.

A las pocas horas de que el aspirante revelara el jueves los avances en sus conversaciones con el PP, la ejecutiva emitía un comunicado en el que desautorizaba este diálogo. «Cualquier reunión que se produjera a título individual no tiene el aval de la dirección local del partido», zanjaban. Desde la cúpula autonómica se asiste con sorpresa a este giro de los acontecimientos con el que no se contaba, pero que tampoco resulta extraño. Pero bajo ningún concepto permitirán hipotecas para después de las municipales.

La lectura que se hace es que Villarino busca «a la desesperada» la alcaldía, un cargo que le garantizaría revalidar su candidatura en las próximas municipales, sin pasar por un proceso de primarias en la ciudad. Y aquí es donde se complica todo, porque la agrupación local está dividida en mitades muy parejas: por un lado los partidarios de Villarino, por otro los de Natalia González, secretaria local, concejala del grupo municipal y que también aspira a encabezar las listas socialistas el próximo mes de mayo.

Villarino se ve con los apoyos suficientes para ganar unas hipotéticas primarias, pero las fuentes socialistas consultadas aseguran que las fuerzas están tan igualadas «que se pueden decidir por un puñado de votos». Natalia González encabeza el sector de concejales socialistas que se niegan a firmar la moción de censura.

El PSdeG cree que el movimiento del PP busca «blanquear su imagen» tras los tres años de mandato de Jácome, en los que los populares han entrado y salido dos veces del gobierno, primero por sospechas de corrupción y luego expulsados por el alcalde, molesto por el regreso de Manuel Cabezas, un duro rival electoral. El PP entregó en 2019 la alcaldía a Jácome a cambio de que este garantizase a Manuel Baltar la Diputación, un apoyo hoy innecesario, después de que una exCs, con pasado popular, garantizara la mayoría del barón orensano. Y por su parte, el PP deja que el PSOE evidencie sus heridas internas en la ciudad y se erosione su candidato. Mientras tanto, Jácome sigue en su