Pontón condena el «ruedafeudalismo»: «Demostrar una y otra vez que su palabra no vale nada»
La líder del BNG dedicó gran parte de su intervención en el Debate del Estado de la Autonomía a hablar de Altri y a condenar la «propaganda» que se hace la Xunta, con anuncios que no terminan en «nada»

La portavoz nacional del BNG comenzó su intervención en el Debate del Estado de la Autonomía reiterando la posición antibelicista de su partid y rechazando el rearme que impulsa la Unión Europea con su «hipocresía», que responde únicamente a «intereses geopolíticos». Lo hizo citando al ... finado Papa Francisco, que decía eso de que la guerra es un fracaso y siempre deja un mundo peor. Pero fueron solo unos minutos de los 45 de los que dispuso. La gran parte del tiempo la dedicó a hablar del proyecto que Altri promueve en Palas de Rei, de la deslealtad del presidente gallego, Alfonso Rueda, que «vende Galicia» al mejor postor y a las multinacionales, y de las «promesas incumplidas» que la Xunta emplea para hacerse «propaganda». «Debe ser parte de su 'estilo Rueda': demostrar una y otra vez que su palabra no vale nada», ironizó. Recuperó algunos de los términos que más ha usado estos meses, como "franquismo industrial", "macrocelulosa" y "expolio eólico", pero también usó uno nuevo: el 'ruedafeudalismo', que es dijo, el verdadero "estilo Rueda".
Para la nacionalista, Altri es «el paradigma» de como Rueda gobierna Galicia, «desde la deslealtad más absoluta». «No hace falta ser experto en biología marina para predecir los nefastos efectos que va a tener en una ría cuya productividad ya está en caída libre», aseveró, pero como «virtuosos de la propaganda», desde la Xunta intentan hacerle «greenwashing» al proyecto. «El mismo greenwashing que aplican a la megaminería contaminante o al expolio eólico», criticó Pontón, insistiendo en que, en vez de conseguir «proyectos de futuro», el Gobierno gallego «solo trae» iniciativas «propias del franquismo industrial de la Galicia del siglo XXI». A este paso, dijo, solo queda por poner un cartel de que Galicia se vende. Frente a esto, el BNG propone como alternativa la creación de un fondo soberano, Nova Galiza Innovadora, que permita movilizar hasta 2030 unos 1.200 millones en inversiones estratégicas. Asimismo, para evitar que Galicia continúe convirtiéndose en un «eucaliptal», un «polvorín» en plena crisis climática, apuestan por la extensión de la moratoria a la plantación del eucalipto «como mínimo» otros cinco años, que, por ahora, sigue vigente hasta finales de este año.
Criticó también la medida anunciada por la mañana para promover el consumo de pescado, un bono de hasta 50 euros por persona, cuestionando si será para comprar el pescado que viene de China en contendores mientras se termina de arruinar el mar gallego «con la contaminación de Altri». En contraposición, el BNG propone la implantación de un Plan de compra pública alimentaria, con el objetivo de que en 2027 todos los comedores de la administración pública sirvan un 50% de productos frescos y de proximidad. Y tampoco se mostró partidaria de la apuesta por las residencias, tras el compromiso de la Xunta de crear 24 residencias en esta legislatura. En 16 años, dijo, no se creo «ni una sola plaza» en residencias públicas, y «ahora promete 24 en 3 años. Total, qué mas da, la propaganda lo aguanta todo».
Del discurso inicial del presidente había condenado su desconexión con la realidad, y en su intervención quiso poner de relevo todas las cuestiones en las que en estos 16 años la Xunta no ha hecho «nada». Los recortes en la sanidad pública, que en vez de a base de tijera fueron a base de «motosierra», la precarización del mercado laboral o la «dinamitación» de la política social son solo algunas de las cuestiones a las que hizo referencia, insistiendo en que el actual es el presidente más «antigallego» y «desleal» de la historia. En esta línea, volvió a condenar el acto celebrado el pasado martes, con motivo del primer año de la legislatura. «Nunca pensé que asistiríamos a un acto de tal indignidad», lamentó, no solo por el «despilfarro», sino por el «uso del dolor de las personas para hacerse propaganda».
«Ya vemos a donde nos conduce su estilo, al ruedafeudalismo, donde la gente tiene que ir a darle las gracias al gran líder por los favores que este reparte. Usted no quiere derechos, quiere caridad. No quiere ciudadanos, quiere siervos», aseveró. Un Gobierno, concluyó, «puede equivocarse», pero «nunca» puede «traicionar» al país y a la ciudadanía a la que se debe. Si rectifica, dijo, y deja de estar a la sombra de Génova, siempre podrá contar con el BNG.
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