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reportaje

El peligro que llega con el AVE

Profesionales y consumidores temen que la llegada de la alta velocidad a Galicia redunde en un empeoramiento de las conexiones locales y regionales

e. amado

La llegada de la alta velocidad a Galicia puede derivar en un empeoramiento del servicio ferroviario en la Comunidad. Es la tesis que defienden profesionales, especialistas, sindicatos y consumidores ante los últimos movimientos de Fomento en relación a la infraestructura sobre raíles en Galicia. Todos temen que la entrada en funcionamiento del tren de última generación relege las líneas tradicionales, que unen las ciudades y, sobre todo, a estas con los pueblos de tamaño medio de la Comunidad. Estas últimas, además de ofrecer menores prestaciones, tienen un diferente ancho de vía al utilizado en Europa y están en el punto de mira de Fomento, cuya política actual busca suprimir estaciones y líneas regionales (así como reducir personal, claro).

El propio ministro de Fomento, José Blanco, planteaba en junio la necesidad de «plantearse suprimir servicios de tren con pocos usuarios», lo que en Galicia tendría un enorme impacto. «De nada sirve un tren sin mercancías o pasajeros. Esto no puede seguir así, los recursos no caen del cielo», defendía el responsable del Gobierno. La amenaza pende sobre servicios regionales con dos conexiones diarias (como la línea que une La Coruña y Lugo, por ejemplo), o la línea del Talgo que conecta las ciudades de Vigo y La Coruña con Madrid (su lentitud, de entre ocho y nueve horas, provoca que los ciudadanos opten por otros servicios, lo que deriva en su escasa ocupación). La única condición reconocida por Blanco para la supresión es que existan alternativas de comunicación.

Pero la eliminación ya es una realidad. La progresiva puesta en marcha de tramos del trazado del nuevo Eje Atlántico ha motivado la eliminación de tramos, apeaderos y estaciones de la vía tradicional en los últimos años (Meirama, Picardel, Vila da Igrexa, Cerceda, Bregua, Queixass, Gorgullos, Ordes, Garga, Oroso, Berdia, Asionlla, Casal, Vilagarcía (playa), Rubiáns, Portas, Figueirido. Y se eliminarán otras: Osebe, A Escravitude, Padrón, Pontecesures, Catoira, Portela, Pontevedra Universidad, Arcade, Cesante, Redondela, Picota, Chapela.

Los nuevos, más caros

Renfe incorporó además en Galicia hace unos meses un nuevo servicio, más veloz pero de mayor precio, como el que une ahora La Coruña y Vigo, con máquinas MD-599 (automotores diésel de media distancia). El MD-599 aprovecha la puesta en servicio de toda la línea de alta velocidad entre La Coruña y Santiago y reduce el tiempo de la conexión en un baremo de entre 5 y 28 minutos (según paradas), pero su coste para el usuario es un 15% superior al modelo de tren regional anterior.

Según denunciaba el sindicato CGT, Renfe ha recortado personal en esta línea (cuatro trabajadores cesados). También alega la central que cada día puede darse la situación de que hasta seis convoyes parte sin un interventor a bordo.

Algo parecido ocurre en la línea entre La Coruña y Monforte, donde desde marzo circulan nuevos modelos de trenes de media distancia, de la serie 594, que reducirán el viaje entre 12 y 14 minutos, pero aumentan el billete entre 60 céntimos y 1,10 euros, a pesar de alcanzar 160 kilómetros por hora, cuarenta más que los modelos a los que sustituyen, los 596 (la clave está en las paradas que se deben realizar en el trayecto). La comparativa no coloca en demasiada buena posición al nuevo servicio, que ofrece ventajas adicionales en equipación y confort, pero falla en lo esencial: el billete Lugo-La Coruña pasa de 7,2 euros a 8,3, para ofrecer un adelanto de entre tres y cinco minutos.

Renfe también estudia introducir su línea «Avant» de alta velocidad para distancias medias de alcance regional, para servicios de menos de hora y media de duración, lo que también podría derivar en un incremento de los precios.

La visión técnica

Adrián Nogueiro, trabajador ferroviario en activo en Pontevedra, defiende la transferencia de la competencia a Galicia en lo relativo al transporte de viajeros y la creación de un ente ferroviario gallego que gestione y coordine los servicios de corte intrarregional, favoreciendo un modelo «de proximidad vertebrador del territorio, eficaz, eficiente, moderno y de calidad». Este traspaso ya fue efectuado, en 2009, a Cataluña, por el Real Decreto 2034/2009, de 30 de diciembre, «sobre el traspaso a la Generalitat de Cataluña de las funciones de la Administración General del Estado correspondientes al servicio de transporte de viajeros por ferrocarril de cercanías».

En una línea similar, existe la demanda ya efectuada por la Xunta al Gobierno central, a instancias del Parlamento, para el aprovechamiento de las vías ferroviarias en desuso y con el objetivo de habilitar trenes de cercanías, la creación de una jefatura de proximidad de Renfe y el traspaso de las competencias. Fomento no ha respondido por el momento a esta demanda. La reciente negativa del Congreso a traspasar la gestión del Tráfico a Galicia no aporta grandes esperanzas.

Lo que aconseja el profesional es combinar la estructura tradicional y ya existente con las nuevas líneas de velocidad alta (por las que transitan cercanías, regionales, trenes de mercancías e incluso trenes similares al AVE con una velocidad de hasta 220 kilómetros por hora) y alta velocidad (con modelos de características como las del AVE, y velocidad superior a 220 kilómetros por hora).

El ancho de vía de las líneas de velocidad alta es de idéntico al de las vías tradicionales, por lo que solo sería necesario para que los actuales trenes regionales utilizasen esta infraestructura habilitar conexiones entre las viejas vías y la nueva (cifra su coste en torno a los 180.000 euros por conexión). Habilitar doble vía en estaciones o apeaderos serviría para que los trenes sin paradas y más veloces interceptasen a los de menor trayecto y velocidad.

En el futuro, la conexión con Portugal de nueva creación, con un ancho de vía menor (el estándar europeo, también denominado «ancho internacional» o «ancho UIC», es de 1.435 milímetros, frente a los 1.668 del español y portugés), demandará cambios en los trenes (modificación del bastidor, la estructura del tren) «o la puesta en marcha del proyecto definitivo de cercanías». Con respecto al AVE, el profesional ferroviario propone mantener el servicio de media y corta distancia de pasajeros, que unen las poblaciones de tamaño medio con las ciudades, así como las líneas de mercancías (Monforte-Ourense-Vigo, Vigo-Pontevedra-La Coruña).

Metro ligero

Otro de los proyectos ferroviarios más allá de la alta velocidad y que busca aliviar la congestión de tráfico en las dos grandes ciudades de Galicia y la capital, el metro ligero, requerirá todavía de espera. Los estudios fueron licitados recientemente por la Xunta, pero el plazo marcado para contar con ellos se prolonga hasta 2013, dentro de dos años y medio.

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