Los partos se dispararon en un hospital gallego en el apagón: cinco en 24 horas cuando lo normal era uno cada tres días
Los alumbramientos se fueron encadenando durante la accidentada jornada en el hospital público de Monforte (Lugo), como si de una suerte de metáfora se tratara
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En el hospital público de Monforte de Lemos la caída energética del pasado lunes apenas se notó. Los generadores que sostienen la red eléctrica de este centro hospitalario lucense se activaron al momento, y el fundido a negro de las 12.33 horas fue ... casi imperceptible. Excepto en la unidad de Obstetricia, donde los nacimientos se fueron encadenando a lo largo de la accidentada jornada, como si de una suerte de metáfora se tratase.
Coincidiendo con la caída de plomos en la Península, este pequeño hospital registró en un solo día los mismos alumbramientos que hubieran sido normales en dos semanas. Los motivos —como los del apagón— también se desconocen. Solo uno de los partos que el pasado lunes tuvieron lugar en Monforte estaba programado. El resto, explica a ABC la matrona Belén López, «nos fueron llegando a la puerta». «Lo lógico es que tengamos un parto cada tres días, nunca cinco en 24 horas», introduce para explicar que, más allá de la falta de luz, su problema fue encontrar un lugar cómodo para el proceso de parto de todas las futuras madres.
Miguel Ángel, Nicolás, Marc, Nico y Brian compartirán cumpleaños y también anécdota, igual que sus madres que, en realidad, «estaban más centradas en su dolor, en su propio proceso, en sus contracciones y en que todo saliese bien, que en el propio apagón», recuerda López sobre las horas críticas en las que el personal del hospital intentó, en todo momento, contagiar tranquilidad a las familias. «Nos dijimos que si nos veían a nosotras relajadas, ellas también lo estarían y todo fluiría mejor. No pensamos en complicaciones, nos centramos en que todo fuese saliendo bien», recuerda la matrona, con diez años de experiencia a sus espaldas.

«Obstetricia siempre es un poco así, que nunca sabes lo que va a pasar, y a veces las cosas se juntan, pero nunca había sucedido esto», incide la sanitaria, que ahonda en que todos los partos del pasado lunes fueron de embarazos a términos que se iniciaron —excepto el primero— de manera natural. Sobre las particulares condiciones en las que a este equipo eminentemente femenino le tocó ayudar a las madres a que trajesen a sus hijos al mundo, la matrona comenta que los generadores funcionaron sin problema, pero no sus 'buscas', lo que obligó a presencializar la guardia: «No hubo ni que pedirlo, aquí se presentó todo el personal».
El mayor problema, comenta, lo tuvieron durante la noche, con dos partos que coincidieron en menos de media hora y otro que llegó apenas dos horas después. «En esos momentos sí estuvimos algo apurados, hubo overbooking», bromea. Incluso tuvieron que compartir una misma sala con unos biombos por la falta de espacio, una imagen «muy de antaño» que el apagón desempolvó por una noche. También tuvieron que echar mano de una de las cunas de reanimación para un bebé al que tuvieron que aspirar y ventilar tras el nacimiento, para facilitarle la respiración espontánea. Un soporte crucial en los partos que «funcionó sin problema y nos permitió aspirar las secreciones del pequeño».
El apagón las sorprendió en mitad de una cesárea, y desde ese momento todos los profesionales se volcaron en estar presentes para ir respondiendo a las necesidades de las madres. «Estábamos como en un minimundo. Teníamos luz y agua caliente y solo lo notamos en las comunicaciones con el exterior», recuerda Belén López, que ante el fallo informático sí tuvo que tirar de papel y bolígrafo y pedirle a las mujeres que resumiesen sus historias clínicas porque los ordenadores no funcionaban.
La electricidad regresó a Monforte de Lemos a las siete de la mañana, casi con los primeros rayos del día. Para esas horas, en la unidad de Obstetricia cinco familias celebraban ya, aunque sin poder dar aviso a los suyos, la llegada de sus nuevos miembros, y también el retorno de la luz.
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