Nostalgia y gratitud de los emigrados que sí pudieron volver a casa
Los doscientos participantes del programa Reencontros con Galicia visitan estos días la tierra que tuvieron que abandonar hace décadas, volviendo a conectar con sus raíces y observando los cambios del que fue su hogar
Santiago
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Iniciar sesiónDe su puño y letra, Carmen describe en una carta como «todas las historias que aquí se cuentan son muy parecidas. La tristeza es lo que predomina. Mi madre siempre tuvo morriña y recuerdo que decía: si hubiese un caminito, tomaría las manos de ... mis hijos y volvería a mi Galicia. ¡Cuánto dolor produce dejar los orígenes, la tierra, la familia, los amigos, los amigos, los recuerdos!».
Es solo uno de los múltiples testimonios que se suceden entre los miles de emigrados -y sus descendientes- que abandonaron Galicia en tropel a lo largo del siglo pasado. Una diáspora alentada por la pobreza que dejó una marca duradera en sus protagonistas, como los doscientos participantes del programa Reencontros con Galicia, que pudieron regresar a su tierra natal gracias a esta iniciativa, en algunos casos tras décadas en el exterior.
La gallega que cruzó el mar y se lanzó al estrellato
Pablo BaamondeMercedes Mariño (1909) cantó, bailó y actuó hasta ser una figura destacada de las escenas española y americana. Despuntó en La Habana y Nueva York, pero hoy en día apenas se la recuerda
Los participantes de la edición de este año llegaron el pasado lunes al aeropuerto de Vigo, donde fueron recibidos, visiblemente emocionados, a su llegada desde países como Brasil, Argentina, Uruguay, Venezuela, Bolivia, Cuba o México. La pasada semana recorrieron algunos de los lugares más emblemáticos y reconocidos de la geografía gallega, donde también serán partícipes de actividades recreativas, culturales y folclóricas acompañados por Sebastián Sexto, asistente social de la empresa de asesoramiento y acompañamiento turístico Alma Peregrina.
Un programa cuyo objetivo es «darle una oportunidad a los gallegos que emigraron en la época de la Guerra Civil hacia América para que puedan volver a su tierra», explica Sexto. Diez días en los que los participantes también cuentan la posibilidad de reencontrarse con familiares y descendientes, incluso ampliar su estancia en Galicia gracias a ellos, como ya tienen planteado algunos de los emigrados.
Con una edad media de 79 años, y casos como el de Gonzalo Nova -emigrado de Cuba de 100 años-, muchos llevan décadas sin pisar la tierra que les vio nacer, pero todos ellos mantienen recuerdos y vivencias que les trasladan a una época dolorosa.
Vidas paralelas
Un ejemplo de ello fue la visita de este jueves al puerto de Vigo, donde los participantes contemplaron y se hicieron fotografías junto al monumento escultórico de Ramón Conde dedicado, precisamente, a ellos: los gallegos que tuvieron que abandonar su tierra. Un momento «muy emotivo», destaca Sebastián Sexto, ya que muchos partieron desde ese preciso lugar hace décadas, una vivencia que compartieron y manifestaron con emoción, como si «volviesen a ese momento de su historia, en el cual estaban embarcando hacia un rumbo desconocido», dejando atrás a familiares, amigos y toda una vida, añade.
Además de las visitas y actividades, el programa Reencontros también apuesta por el trabajo emocional, con dinámicas de grupo y espacios para que los emigrados se expresen y puedan compartir su sentir. Otra oportunidad más para comprobar que, pese a la variedad de países desde los que acudieron, muchos de ellos tienen más en común que su lugar de nacimiento.
Dos de los participantes, de Brasil y Argentina, relataron prácticamente la misma historia cuando les preguntaron sobre cuál había sido su cumpleaños más feliz. Ambos se remontaron a sus años de infancia, cuando sus respectivos padres se marcharon a Sudamérica de avanzadilla, para buscar un trabajo y preparar el terreno de cara a la llegada del resto de la familia. Fueron años sin verles, hasta que a las 11 y 8 años pudieron reencontrarse con ellos, lejos de su hogar pero acompañados de sus seres queridos.
Por su parte, Antonio, procedente de Argentina, recuerda vivamente el momento en el que tuvo que abandonar Galicia. Solo tenía 14 años y sus padres ya habían emigrado previamente a Alemania, pero cuando les tocaba hacer las maletas de nuevo rumbo a Brasil, Antonio se escapó y se subió a un árbol donde esperó escondido. Pasaron las horas, y no fue hasta la madrugada cuando le encontraron, llorando porque no quería irse. Un dolor por abandonar a sus abuelos, primos tíos y a su pueblo que rememora como si hubiese ocurrido ayer.
Historias de un pasado en el que las condiciones eran muy diferentes a las de la Galicia y España del presente, como reconocen los participantes, aunque las constantes crisis del siglo XXI no han evitado que muchos españoles, especialmente los más jóvenes y mejor formados, sigan buscando un futuro mejor fuera de nuestras fronteras. Es el caso del hijo de Ricardo, procedente de Venezuela, que tras terminar sus estudios de derecho intentó buscar empleo en Madrid, pero los precios del alquiler y el elevado importe de las fianzas para acceder a una vivienda le empujaron a buscar un futuro en otra parte. «Ya lleva cuatro años en Inglaterra y le va muy bien», señala Ricardo.
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