Navidad al pie del Camino: «Salí de mi casa hace 31 días»

No importa la lluvia, el frío ni el barro. Estos últimos días del año, son centenares los peregrinos que caminan a Santiago. ABC vive con algunos de ellos la noche más especial del año en un lugar icónico: O Cebreiro

Un grupo de peregrinos, en O Cebreiro, esta Nochebuena Fran Contreras

Fran Contreras

O Cebreiro

Son días especiales al pie del Camino de Santiago. Termina el doble Año Santo. No importa el frío, la lluvia y el barro. Son centenares los peregrinos que estos días caminan rumbo a Compostela para cerrar la Puerta Santa, y ABC ha querido vivir con ... ellos una fecha tan señalada como la Nochebuena y la Navidad en O Cebreiro, la primera villa gallega de la ruta jacobea, el origen de las flechas amarillas, del Camino de Santiago del siglo XX y XXI. «Salí de mi casa hace treinta y un días. Llevo más de setecientos kilómetros recorridos. Llegaré el día 31 a Santiago de Compostela«, afirma Vicente Nogales. Comenzó su camino en Huelva, en su casa, en el pueblo Corteconcepción. Sonríe, le brillan los ojos, y se emociona cuando le preguntamos por qué camina y por el lema de su camiseta verde y blanca: «Sácale la lengua al ELA». «Camino, caminamos, por y para dar visibilidad a una enfermedad que sigue sin contar con ayuda de las instituciones. Sácale la lengua al ELA es una asociación que nació en torno a un amigo y vecino de mi pueblo, Nicolás Martín. Es peregrino, el año pasado caminó, caminamos juntos, con la ayuda de su mujer, en Navidades, hasta Compostela. Hoy, este año, ya no puede caminar, pero nosotros caminamos con y por él. Caminamos para que nadie olvide, menos desde las instituciones, a todas las personas que sufren ELA y no tienen ayuda».

Vicente no peregrina solo. Lo hace con un joven matrimonio conquense. También con las camisetas de Sácale la lengua al ELA: Patricia Moya, auxiliar de enfermería, y Andrés Martínez, ingeniero informático. «Caminar, hacer el Camino en Navidades, es diferente. Y llegar a Compostela el día 31 es una experiencia única, mágica, no se pueden poner palabras« explica Andrés Martínez. Acaban de salir de la bendición del peregrino de la Iglesia de Santa María en la que es sacerdote el franciscano Paco Castro, como todos los días del año. En esta ocasión, Nochebuena, ofrece una bendición especial, en torno a un nacimiento en el que hay una flecha con velas y otra con flores. Lo hace tras invitar a los peregrinos a un chocolate caliente y turrón preparado por Mila, una vecina.

«Hacer el Camino en Navidad es diferente. Es una experiencia única, inexplicable»

Los últimos caminantes del año

«Cebreiro es un faro para los peregrinos -detalla el padre Paco-. Es un faro para el Camino de Santiago. Hoy es una fecha especial que invita a nacer y caminar en la vida de otra forma, con el corazón, con amor, dando lo mejor de nosotros mismos, lo mismo que te enseña el Camino de Santiago. El Camino de Santiago es un 'spa para el alma', es una universidad en la que cada persona, con sus motivaciones y propósitos, tiene la oportunidad de aprender y reconectar, de religar con su parte más espiritual y humana, esa que parece que tenemos anestesiada, atada, adormecida u olvidada«.

Abierto 365

Vicente, Patricia y Andrés caminan bajo la fina lluvia rumbo al albergue municipal de la Xunta. Saludan y felicitan las fiestas a José Manuel López Valiñas -sobrino de Elías Valiñas, responsable de Artesanía Grial-, y a Marisol Ferrer -responsable del Restaurante-Hotel Cebreiro-, los únicos establecimientos que están abiertos los trescientos sesenta y cinco días del año, cuidando y atendiendo a caminantes y viajeros en O Cebreiro. La villa tan olvidada por los mandatarios del Camino y a la que tanto debe el Camino de Santiago, no en vano, aquí nació el Camino en el siglo XX, y el del siglo XXI, y el que es hoy un símbolo universal, la flecha amarilla.

Hay más peregrinos: Robyn -de China-, Iván -de Barcelona-, Jow -de Reino Unido-, Mauricio -de Italia-, y Antonio Jarit, veterano peregrino guipuzcoano que lleva miles de kilómetros y caminos recorridos desde los años noventa del pasado siglo XX, y que, además, es coordinador de hospitaleros voluntarios de Igartza, del Camino de Santiago Vasco Interior, hospitalero en el Albergue de Beasain.

«Llevo muchos caminos, los suficientes. No importa el número de caminos y de kilómetros. Caminar ahora, en navidades, es distinto a cualquier otra época del año. Caminar ahora es caminar con tranquilidad, calma, es introspección«, asegura.

Ya en el albergue, se reúnen en la cocina en torno a unas empanadas de atún y de carne, jamón, lomo, queso de Cebreiro, membrillo y vino. Es su improvisada cena, la cena de Nochebuena. Una cena sin marisco, sin carnes y pescados. Una cena sencilla pero para todos la mejor cena: saben que el mayor tesoro. La mejor cena es estar juntos, compartiendo al pie del Camino una noche tan mágica y especial. Escuchan la fuerte lluvia en el exterior, en una horas saldrán de nuevo a caminar, lo harán el día de Navidad, rumbo a Compostela. Levantan sus copas de vino y gritan: Feliz Nochebuena, feliz Navidad. Por el Camino, 'Ultreia et Suseia'. E se chove, que chova.

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