Muimenta: la herida reabierta por el crimen de Desi
Un jurado concluyó que Ana Sandamil sabía que estaba matando a su hija y la condenó a prisión permanente. Pero el veredicto no estaba bien armado y el TSXG ordenó repetir el juicio
Galicia
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Iniciar sesiónHace justo un año que la madre de Desirée Leal, fallecida en 2017 en Muimenta (Lugo) con siete años, recibió el veredicto del jurado popular tras el juicio por el crimen de su hija. Ana Sandamil, única acusada de asfixiar a la niña en plena ... noche, fue condenada a la pena de prisión permanente revisable después de que los integrantes del tribunal ciudadano indicasen de forma unánime que había acabado con la vida de la pequeña colocándose sobre ella y taponando su boca y su nariz. Además, por ocho votos contra uno, determinaron que Sandamil lo había hecho para vengarse del padre de Desi, que quería solicitar la custodia compartida. El veredicto del jurado, que deliberó durante un día, también concluyó que la madre tenía las facultades parcialmente afectadas esa madrugada, pero no de una forma severa o total, lo que abrió la puerta a la condena a prisión permanente revisable.
En sus conclusiones, los jurados tuvieron presentes las declaraciones de los psicólogos y los psiquiatras que desfilaron por la sala, y que mayoritariamente indicaron que Sandamil no había sufrido un brote psicótico y que incluso «fingía y exageraba» alguno de sus síntomas. Pero en el plenario también tomó la palabra la psiquiatra que la atendió en la prisión de Teixeiro, y que sembró la duda sobre el nivel de consciencia de la madre en el momento del crimen. Esta especialista consideró que la acusada padece un «trastorno severo» que pudo afectar a su capacidad para diferenciar entre el bien y el mal aquella madrugada. Sobre esta versión —en línea con lo defendido por la madre, que dijo no recordar nada de lo sucedido en su declaración— discreparon otros forenses consultados, que resaltaron que «pensamos que es imputable, no nos cuadran nada sus síntomas con la hipótesis de que matase a su hija de forma inconsciente».
Rematado el plenario, los jurados se quedaron con el diagnóstico mayoritario, que señala que el hecho de que Sandamil ocultase su pijama lleno de sangre a la Policía y se negase a entregarle su móvil no es compatible con un cuadro psicótico. El problema, asumió el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia cuando la madre recurrió la decisión, es que su respuesta no estuvo bien argumentada, por lo que el juicio quedó invalidado y se ordenó su repetición.
Hasta el 6 de marzo
Para este tribunal, el jurado popular no justificó suficientemente bien su decisión de valorar la afectación mental de la madre como «leve» en lugar de como «grave», un punto clave en la condena posterior. Este detalle, no menor, concedió a Sandamil una segunda oportunidad para zafarse de la pena permanente. Desde el mismo banquillo y ante un tribunal ciudadano diferente, la madre de Desirée podrá ofrecer de nuevo su relato de los hechos para tratar de persuadir a las nueve personas de las que depende su horizonte vital. El nuevo juicio, que arranca hoy, se extenderá hasta el día 6 de marzo y reiterará las testificales y periciales expuestas hace un año.
Y aunque la vista se celebra por el asesinato de la menor, no parece haber discusión acerca de que el crimen lo cometió la progenitora. Ninguna puerta ni ventana de la casa había sido forzada, había ADN de la madre en la ropa y el cuerpo de la niña, y viceversa, y además la propia abuela manifestó en su llamada al 112, cuando descubrió que su nieta estaba muerta, que su hija la había matado. Tampoco ayudó la frialdad que los agentes apreciaron en las horas posteriores a la muerta de Desirée, ni la laguna mental a la que la acusada se aferró, para poner al tribunal de su parte.
En su intervención, además, el padre de la pequeña destapó el que en un primer veredicto se consideró como posible móvil del juicio: él quería mudarse y tener más tiempo a su hija, y la madre no estaba dispuesta, como reconoció una de sus amigas en la sala. La repetición del proceso, imprescindible para cerrar este doloroso episodio, fue calificada por el padre de la menor como un «auténtico calvario». Esta mañana, la herida se reabre en busca, de nuevo, de la verdad judicial.
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