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«Nada en el caso por la muerte de Déborah ha sido accidental»

El hallazgo de una caja con el móvil de la fallecida en 2002 en una comisaría de Madrid refuerza la teoría de que una mano negra obstaculizó las pesquisas

La familia denuncia que este rosario de negligencias «no es una coincidencia»

Salida del cuerpo del cementerio para su exhumación en 2021 ABC
Patricia Abet

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Una caja de cartón sin rotular con pruebas de un crimen sin resolver que aparece en una comisaría madrileña veinte años después. El hallazgo podría limitarse a una anécdota de telediario si detrás de este legajo despistado en el tiempo no hubiese un encadenado de ... negligencias capaces de sacar los colores al investigador menos avezado. Para la familia de Déborah Fernández, que el teléfono de la joven viguesa asesinada en 2002 haya aparecido en una mudanza, con el caso prescrito y sin tarjeta SIM, no es coincidencia. Porque los Fernández-Cervera saben bien lo que es la mala suerte; los acompaña desde la tarde que la chica desapareció cuando volvía de hacer deporte por la playa de Samil. Y lo que vino después, los años de despropósitos policiales en su lucha por conocer la verdad, confiesan, van más allá de una mala jugada del destino. «Hablamos de algo muy grave porque si esas pruebas llevan a apuntar hacia otra vía o a un colaborador ya no podríamos hacer nada«, explica Rosa Fernández a ABC sobre el último giro en un caso que desde febrero de 2022 cuenta con un único investigado, el exnovio de Déborah, eterno sospechoso para la familia y única línea de trabajo activa tras la prescripción del caso.

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