TRIBUNA LIBRE

Estatuto del Artista: mucho ruido y pocas nueces

No estamos ante un problema resuelto para un sector que en España emplea a 700.000 personas

MIGUEL LORENZO

Los trabajadores del sector cultural han tenido que esperar casi cuatro años y medio para conocer las primeras medidas del Gobierno que desarrollan las 75 bases del Estatuto del Artista, aprobadas en su día por unanimidad en el Pleno del Congreso de los Diputados. Llegan ... además a tiempo de que la vicepresidenta Yolanda Díaz pueda hacerse un sitio en la foto. Bienvenida, aunque sea la última en hacer acto de presencia y con retraso, a la nueva forma de entender el fenómeno cultural y mejorar las condiciones de desarrollo laboral y de seguridad social para los trabajadores del sector. Con todo, falta un largo trayecto por recorrer para atender las necesidades que planteamos en la confección de aquellas bases a través de una subcomisión parlamentaria que tuve el honor de integrar y en la que participaron todos los protagonistas del sector cultural.

No estamos ante un problema resuelto en un sector que emplea en España a unas 700.000 personas y en el que el porcentaje de asalariados o contratos indefinidos está muy por debajo de la media nacional. A modo de resumen, únicamente se ha avanzado en tres aspectos: por una parte se podrá compatibilizar la pensión de jubilación con la realización de actividades artísticas, también será posible acreditar menos períodos de trabajo activo acorde a la intermitencia propia del sector para poder acceder a la prestación por desempleo y, por último, las cotizaciones serán más bajas para los artistas con menores ingresos.

Pero, como en todas las normas, la letra pequeña nos advierte de carencias que precisan una solución. El texto legal aprobado tiene una redacción y técnica jurídica sin duda mejorables.

En primer lugar no se entiende que estemos ante un estreno legislativo en diferido. Estábamos ya todos en las butacas esperándolas, pero las medidas no saldrán a escena hasta el mes de abril. Mientras tanto los beneficiarios que más lo necesitan no tendrán acceso a la reducción de cuotas de la Seguridad Social. Por otra parte, la nueva prestación por desempleo apenas protege a artistas escénicos, audiovisuales o musicales olvidándose de otros artistas como los escritores o pintores, entre otros, que quedan al margen.

Finalmente, y de una forma no menos incomprensible, se insiste en aprobar todas estas novedades a través de decretos dispersos. Estamos a tiempo de que todas estas modificaciones se unifiquen para facilitar así su conocimiento sin necesidad de pedir aclaración a un abogado especializado. En eso consistía precisamente el espíritu que presidía los trabajos de la subcomisión a la hora de crear un Estatuto del Artista, en hacer posible que los profesionales artísticos acudan a este texto de la misma forma que se consulta el Estatuto de los Trabajadores.

Entiendo y comparto el alivio de muchos sectores de nuestra vapuleada cultura ante la llegada de medidas largo tiempo aguardadas. Pero queda mucho por hacer. Los desafíos por afrontar no son menores y afectan de forma particular a quienes más precariedad sufren dentro del sector artístico.

Estas son algunas de las demandas más reivindicadas desde el sector cultural y que todavía esperan soluciones: permitir la cotización proporcional a los días trabajados, resolver los habituales problemas para generar el permiso de maternidad (por no estar trabajando en ese momento exacto), problemas de salud laboral, las transiciones profesionales o la representación sindical de los trabajadores culturales, regular las enfermedades profesionales propias a los artistas o actualizar las reglas para que los menores de 16 años puedan colaborar en actividades artísticas y se garantice su protección y derechos. Y no podemos olvidarnos, por supuesto, de todas las mejoras fiscales (reducción de IVA, desgravación de gastos de instrumentos, cursos y representantes de los artistas o adaptación de la normativa del IRPF)

Bienvenidas las medidas aprobadas, pero no caigamos en el triunfalismo. Queda mucho por hacer para llevar a los trabajadores del sector cultural al siglo XXI tal y como nos comprometimos todas las fuerzas políticas en su día. Por tanto, sigamos trabajando y no esperemos otros cuatro años y medio más para desarrollar las medidas que faltan. Se lo debemos.

* Miguel Lorenzo es senador del Partido Popular y candidato a la Alcaldía de La Coruña

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