Naufraga el intento de la oposición en Galicia de emular la marcha del Prestige para exprimir la crisis de los pélets
BNG, PSdeG, Sumar y Podemos buscan rédito electoral agitando las pancartas a menos de un mes de las elecciones autonómicas del 18 de febrero
Unas 7.500 personas, según cálculos de la Xunta, se han congregado este domingo en Santiago de Compostela en defensa del mar y contra el PP
Dos terceras partes de los plásticos recogidos por la Xunta en las playas gallegas no son pélets
J. Hierro
Santiago
No ha sido como la manifestación de hace dos décadas por el desastre del Prestige. Ni es comparable aquella catástrofe ambiental del chapapote con la de los microplásticos que está llegando a las playas gallegas, ni la movilización social tras la marea negra tiene ... nada que ver con la marcha convocada ayer en Santiago de Compostela. Hubo gente, sí, unas 7.5000 personas, según los cálculos de la Xunta, que casi llenan la plaza del Obradoiro, en la capital gallega, «en defensa del mar». Pero lejos de la de 2002, cuando el Prestige sí logró movilizar a una parte importante de la sociedad civil.
Lo de este domingo ha sido distinto. Se manifestaron, esencialmente, marineros y mariscadores, llegados a la capital gallega en autobuses y coches particulares desde los pueblos costeros afectados. Pero también muchos militantes y cargos políticos. A menos de un mes de los comicios gallegos, la oposición no quiso desaprovechar la oportunidad de intentar sacar tajada electoral y desgastar al gobierno del PP en la Xunta.
Todos los candidatos de la oposición para la cita con las urnas autonómicas del 18 de febrero han estado este domingo agitando las pancartas. A Ana Pontón, la líder del BNG, se le veía en su salsa, rodeada de banderas 'estreleiras' en las primeras filas de la marcha. Era su día. Los socialistas parecían más incómodos en ese intento de reminiscencia del Prestige, pero no se perdió la cita su candidato para el 18-F, José Ramón Gómez Besteiro, encabezando una comitiva del PSOE al grito electoral de 'de esta va'. Curiosamente, en una convocatoria que, al menos en teoría, también estaba dirigida contra la gestión del Gobierno central. Pero en la práctica, el objetivo de las críticas era la Xunta, que es quien los organizadores consideran que tiene las competencias y los instrumentos para poner revertir la situación en el mar.
Yolanda Díaz, en la marcha
Cabezas de lista regionales, pero también líderes nacionales de los partidos de izquierda. Hasta Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda del Gobierno y líder de Sumar, se 'sumó' a última hora, con la manifestación ya en marcha, y metió la cabeza por debajo de la pancarta de su partido para encabezarla. Varias pancartas de distancia separaban la de Sumar de la de Podemos, donde apareció la exministra Irene Montero, desfilando entre las banderas violetas de su partido.
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No era la manifestación del Prestige, pero algunos intentaron que el marco sí lo fuera. Las solapas de varios manifestantes lucían pegatinas con la bandera gallega teñida de negro, símbolo de aquel movimiento de hace dos décadas, e incluso algunos llevaban banderines con el lema de 'Nunca Máis', confirmando lo que tarda en degradarse el plástico. Pero sobre todo, volvió a sonar el grito ese 'nunca máis' en la plaza del Obradoiro, aunque sin demasiados decibelios ni entusiasmo, quizá porque una incómoda lluvia fina calaba a los asistentes. Uno de ellos, ya veterano, bromeaba con otro minutos antes de arrancar la marcha: «¿Había que gritar libertad para Mangouras, no era así?», comentaba, divertido, en alusión al capitán del Prestige, único detenido por aquella tragedia.
Colorido y manifiesto
Ayer hubo cánticos, grupos de gaitas, disfraces, y hasta un camarero de camisa blanca sirviendo pélets 'á feira', con pimentón y aceite sobre un plato de pulpo. Casi dos horas después de que la marcha arrancara en la Alameda, los últimos asistentes llegaban al Obradoiro, donde comenzaba a leerse un manifiesto en el que los organizadores escribieron que los pélets son «la gota que colmó el vaso», acusando a Xunta de cometer ahora, con la gestión de los pélets, «los errores de hace veinte años con el Prestige». «No podemos permitir que nuestros mares se conviertan en contenedores de plásticos», reclamaba un discurso que varios portavoces se turnaron para leer, y que ponía énfasis en la preocupación del sector por la contaminación de las rías. Un manifiesto que en sus párrafos finales echaba mano de otra reminiscencia del Prestige: «Mentiras e incompetencia, nunca más».
Los discursos políticos, antes, ante la prensa, no distaron mucho de ese marco. Ana Pontón (BNG) había cargado contra la Xunta por usar el mismo 'modus operandi' que con el Prestige: «Ocultación, mentira y manipulación». Besteiro hizo un llamamiento a limpiar el mar de microplásticos y de la «contaminación de mentiras» del PP. Y Marta Lois (Sumar) también jugó la carta de la marea negra: «Estamos aquí como lamentablemente tuvimos que estar hace más de 20 años, cuando fue el Prestige», aunque reconoció que es una crisis «a otra escala».
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