la semana

Una tosca impostura

El BNG se abstiene en los presupuestos de Sánchez mientras critica que discriminan a Galicia

Santiago

04/12/2022 a las 10:13h.

«To be or not to be». Esa es la cuestión. La cuestión que el BNG aún no ha resuelto de puertas afuera. ¿Están o no están integrados en el frente amplio que sostiene desde el Congreso a Pedro Sánchez y Yolanda Díaz ... en la Moncloa? Sí, pero no. Y no, pero sí. Es una, quizá la más tosca, de las imposturas que mantiene el nacionalismo gallego. Lo cierto es que desde el inicio de la legislatura han aceptado el papel de comparsa que se les otorgó en la función. Arrastrado por Esquerra y Bildu, el Bloque acaba respaldando siempre que es necesario al Gobierno en Madrid. En Galicia, mientras, finge de cuando en cuando otra cosa, simula marcar distancias con la coalición para subrayar su pureza. Puro artificio. Una farsa. Una engañifa que se cae por su propio peso, cada vez que se comprueba el sentido del voto de Néstor Rego.

Un ejemplo paradigmático ha sido la posición del BNG en el debate de los Presupuestos Generales del Estado. Aquí decían que no iban a «permitir una nueva discriminación que ignora las necesidades del país» (Ana Pontón, 8 de octubre). Y anunciaron (16 de noviembre) que presentarían enmiendas para incrementar en al menos mil millones la inversión en Galicia. Apenas unos días después, en Madrid, confirmaban (21 de noviembre) que PSOE y Unidas Podemos no han tenido en cuenta sus propuestas. ¿Votaron, pues, en contra? No, Rego la semana pasada optó por la abstención. No se opuso a unas cuentas que, en sus propias palabras, presentan «clamorosas ausencias» en relación con proyectos estratégicos y que estanca las partidas en la comunidad «mientras otras tienen incrementos sustanciales».

Dos en concreto: Cataluña y el País Vasco. Ya en el proyecto original y más aún después de la tramitación parlamentaria. En esa negociación, Bildu ha conseguido, por ejemplo, garantizar más de tres millones de euros para que en la localidad de Elantxobe hagan realidad «su sueño» de contar con dos ascensores que para salvar la pronunciada pendiente que separa la zona alta del pueblo de su singular puerto. Y Esquerra a última hora blindó otros 900 millones en infraestructuras en un acuerdo que compromete al actual Gobierno, pero también al siguiente. Con el voto amarrado de esos partidos y del PNV, el Bloque es irrelevante para la coalición de gobierno. De ahí, que el PSOE y Podemos ni siquiera aparentaran abría vías de diálogo con los nacionalistas gallegos. Tampoco lo hicieron con Teruel Existe y esa formación decidió en consecuencia votar en contra de las cuentas del ejecutivo. El Bloque, en cambio, traga.

Como ha tragado en otras muchas ocasiones a lo largo de la legislatura. Porque anhela mantener su papel en la función, aunque sea simplemente un rol de palmero. Aunque se evidencie cada vez más nítidamente que el BNG subordina su posición en el Congreso a las estratégicas que se deciden en Barcelona y San Sebastián. No es nada nuevo. Hace años buscaban también desesperadamente salir en cualquier foto junto a Jordi Pujol o Xabier Arzalluz. Hoy son Esquerra y Bildu. Antes y ahora, el nacionalismo gallego ha decido someterse y acatar las directrices fijadas por los partidos soberanistas que consiguen resultados en sus territorios que el Bloque jamás ha rozado aquí.

Entre otras muchas cosas, porque nunca ha funcionado su doble discurso. Estar y no estar. Vendiendo que son la única organización política que defiende los intereses de Galicia en el Congreso, pero plegándose a las estrategias que se definen en otros territorios. Críticos aquí con un Gobierno que sostienen con su voto allá. Absteniéndose, por ejemplo, de votar allá en contra de unos presupuestos que su propia líder asegura aquí que suponen una discriminación a esta comunidad. Porque, en realidad, priman estar, formar parte de la comparsa de Sánchez y Díaz –por muy residual que sea el papel que les atribuyan–, aunque insistan en la farsa de que no están. Una tosca impostura.