La semana
Matraca y pancarta
Las térmicas no gustan, la hidráulica tampoco, de la nucluear ya ni hablamos
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Iniciar sesiónCon las elecciones a la vuelta de la esquina, la izquierda recupera viejas películas que ya estuvieron en cartelera demasiadas veces. En cada ocasión, siempre, con un éxito muy limitado. Aún así, a falta de otro tipo de discurso más sólido, todos los partidos del ... frente amplio parecen haber decidido resucitar sus clásicos, bastante rancios, para esta carrera hacia las urnas. Unos en contra del desarrollo eólico y otros demonizando a los empresarios en general. Ambos, tirios y troyanos, exhibiendo un relato demagógico y populista. Mercancía tan averiada como caducada.
Un ejemplo de ello es la posición del BNG en materia energética. Su portavoz, Ana Pontón, recuperó esta semana la matraca del «boom eólico depredador». Sí, el mismo partido que promovió un concurso en el bipartito para repartir más de 2.000 megavatios. La coherencia nunca ha sido su fuerte. Ni la concreción de alternativas. Las térmicas no les gustaban, la hidráulica tampoco, de la nuclear ni hablamos y resulta que ahora las renovables también son terribles. Lo que nunca se han parado a explicar detalladamente es cómo pretenden producir electricidad si les disgustan todas y cada una de las formas de generación conocidas hasta la fecha. No lo hacen porque el objetivo nunca ha sido provocar un debate público sosegado. No, la estrategia es matraca y pancarta. La matraca del expolio y la estafa. Y la pancarta apocalíptica que preside las múltiples manifestaciones que convocan.
La izquierda cuqui nunca defrauda. Tampoco en materia sanitaria. Esa es otra de sus matracas preferidas. Con sobredosis de demagogia e invectivas hiperbólicas contra la administración autonómica, pero ninguna propuesta viable ni por supuesto ninguna crítica al Gobierno central —al que siguen sosteniendo en el Congreso— a pesar de que es ese ejecutivo quien tiene la llave que abriría la puerta a una parte al menos de la solución: la ampliación de las plazas MIR y con ello la disponibilidad de médicos. Ese tipo de disquisición no encaja en su relato maniqueo. De hecho, lo que tratan de promover es nuevos marcos de debate alejados de la realidad.
Esa es la estrategia de la izquierda para esta carrera electoral. Matraca y pancarta. Unos y otros. También el sanchismo, que ha asimilado ya como propia toda la narrativa populista desplegada en los últimos años por el rupturismo. Un caso paradigmático es la actual campaña de demonización de los empresarios. Podemos empezó el año señalando a algunos y denunciando lo que denominan «capitalismo despiadado» y Sánchez no tardó en comprarles el discurso. De hecho, esta semana en el Senado le imputaba al sector privado la responsabilidad de la pérdida de poder adquisitivo de los ciudadanos: «aumenta sus beneficios y paga bonus a sus ejecutivos, pero no baja el precio de sus productos ni sube el salario a sus empleados». Pura demagogia que no resiste el mínimo contraste con la realidad.
Porque lo que pretenden precisamente es que el debate público eluda una realidad que les resulta molesta. Por eso prescinden de ella en su relato. Por eso abusan de las retóricas absolutistas. Para tratar de fracturar a la sociedad entre el «ellos» y el «nosotros». La política del «hooliganismo» —el desarrollo eólico mal, la sanidad mal y los empresarios mal— y del «pensamiento mágico» —el frente amplio como paladín de un mesianismo salvador—. Un ejercicio fútil y pueril de ilusionismo low cost. Puro postureo. Porque se sienten más cómodos llevando el partido a un campo embarrado que promoviendo un contraste sereno de datos, ideas y argumentos.
Unos erigiéndose en profetas de la catástrofe. Y los otros vendiendo falsos bálsamos de Fierabrás. Ambos con una misma estrategia: matraca y pancarta. A eso ha reducido la izquierda su discurso. A soflamas demagógicas y eslóganes facilones. Filípicas cada vez más absurdas e inconsistentes. Puro populismo. Una vieja película que ya hemos visto en otras ocasiones, pero que el frente amplio parece decidido a recuperar para esta carrera electoral.
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