Más que unas elecciones locales

Esos dos son factores diferenciales que los distinguen de la izquierda. Una sopa de siglas que se ahoga en el disparate permanente. Todas orbitando en torno a Pedro Sánchez, cuyo único compromiso es con su propia supervivencia. Demostrando ser capaz de desmentirse a sí mismo cada día —haciendo todo aquello que había dicho que no haría y no haciendo todo aquello que había prometido hacer— e incluso exhibiendo una insólita habilidad para hacerse oposición a sí mismo. Encontramos un ejemplo paradigmático de ello esta semana con la Ley de vivienda. Tras cinco años al frente del Gobierno, el líder socialista ha hecho estos días un ácido retrato de la ineficacia de sus políticas en la materia al reconocer que hoy «la vivienda es un problemón» y denunciar que «el 70% de la desigualdad en nuestro país es producto de la dificultad, cuando no de la imposibilidad, de acceder a una vivienda digna». Con ello reconoce su incompetencia estos años para afrontar «el problemón» y justifica su pacto con Esquerra y Bildu, asumiendo ahora los postulados de Podemos que había frenado durante toda la legislatura.

Una de tantas, un día más en la oficina. Siempre con la aquiescencia de sus validos territoriales. Una connivencia que se empezará a enjuiciar en las elecciones municipales. El pesebrismo del socialismo gallego, siempre raudo en el aplauso a Sánchez, con su líder en la sombra ahora instalado de hecho en el puesto de portavoz en la comunidad del Gobierno, ya ejerciendo esta semana su nuevo rol de palmero. Pero también la complicidad del BNG, que ha sostenido toda la legislatura en el Congreso a la coalición Frankenstein a pesar de que el acuerdo de investidura al que llegaron se ha evidenciado hace bastante tiempo que no era más que papel mojado.

Tirios y troyanos han fiado su destino al del frente amplio liderado por Sánchez. Ello y la confesada intención de repetir el invento en la próxima legislatura nacional convierten ya de hecho estas próximas elecciones municipales en un primer examen, un primer referéndum sobre esa alianza Frankenstein. Una eventual derrota de la izquierda el 28M anticiparía el derrumbe del sanchismo y sus aliados a finales de año en las generales.

Esa será una de las claves en la lectura de los resultados el 28 de mayo y por tanto uno de los condicionantes que marcarán esta campaña electoral. Sí, con factores netamente locales, por la personalidad de los candidatos en cada municipio y la particularidad de sus programas en cada uno de sus concellos. Pero estos serán indefectiblemente además unos comicios que pongan las cartas boca arriba de cara a las generales y las autonómicas. Las líneas del terreno de juego están trazadas. Y el partido comienza. En poco más de un mes los gallegos empezarán a decidir. No solo a quién prefieren como alcalde, sino también si avalan o suspenden a Sánchez y a su frente amplio de aliados en la coalición Frankenstein.