La semana
Las chapuzas de la izquierda
El Tribunal Supremo ha evitado esta semana la catástrofe que supondría para Galicia perder una industria estratégica y tractora
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Iniciar sesiónConvertir el sectarismo, la frivolidad y la incompetencia en las señas de identidad de un gobierno nunca acaba bien. Nunca. No lo hizo con el bipartito en Galicia hace unos años. Y no lo está haciendo ahora a escala nacional con el frente amplio. Mismos ... actores y misma trama de despropósitos. Han estado a punto de llevarse por delante la fábrica de Ence en Pontevedra, una planta que sostiene más de 5.000 empleos entre directos e indirectos y vertebra el sector forestal de la comunidad. Han encargado trenes que no caben en los túneles. Y están protagonizando con la ley del 'solo sí es sí' lo que uno de sus socios parlamentarios ha llamado «vodevil». Chapuza tras chapuza tras chapuza. Pura negligencia y absoluta ineptitud.
El caso de Ence es paradigmático. Del dogmatismo sectario de la izquierda. De la irresponsabilidad y la frivolidad con que actúan BNG y PSdeG. Y de la temeraria demagogia con la que operan estos partidos. El fallo de esta semana del Tribunal Supremo ha evitado la catástrofe que supondría perder una industria tractora y estratégica para Galicia. Que es lo que han defendido y siguen defendiendo socialistas y nacionalistas. Obviando permanentemente que el cierre de la planta no se puede justificar con criterios de eficiencia. No hay nada rentable, absolutamente nada, en la operación. Pero Ana Pontón ya ha advertido que «nada nos impedirá seguir luchando». Luchando, por aclararlo, para que una planta que sostiene 5.000 empleos tenga que bajar la persiana.
En realidad, todas las formaciones que conforman el frente amplio navegan en la misma dirección. Todos, tirios y troyanos, han convertido la radicalidad, el dogmatismo y el postureo en el leitmotiv de su acción política. Nada nuevo bajo el sol. Hace no tanto tiempo hubo quien aseguraba que la AP-9 era una 'navallada' a Galicia y ahora se comprometen a seguir luchando para cerrar industrias. O se manifiestan contra el desarrollo de proyectos eólicos. Siempre en el lado equivocado de la historia. Siempre en contra de cualquier tipo de proyecto que pueda suponer progreso. Puro sectarismo ideológico.
Pero no es solo eso. A la ecuación suman una inusitada exhibición de incompetencia. Los trenes que no caben en los túneles protagonizan el último —y singularmente grotesco— episodio de una larga serie de disparates. Uno de los más graves, en cualquier caso, es seguir teniendo bloqueados y sin distribuir miles de millones de euros de fondos europeos que permitirían desarrollar proyectos industriales estratégicos. Por pura ineptitud. Chapuza tras chapuza.
Y siempre mostrando una irresponsable frivolidad. Creyendo que la elaboración de leyes se parece a la construcción de eslóganes para las redes sociales. Así pasa lo que pasa. Que una parte del gobierno tiene que acabar promoviendo la reforma de la norma estrella de sus socios de coalición apenas unos meses después de que haya entrado en vigor. Apenas unos meses después de que todo el frente amplio votase a favor de un proyecto que ahora la ministra de Justicia denuncia que tiene «aspectos muy graves». Sin explicar por qué su partido no se opuso a ello en su momento. Porque en la ley del solo sí es sí no pueden acusar a Podemos de incoherencia. Esa formación ha sido muy clara desde el principio. Los socialistas y todos las otras formaciones de izquierda que apoyaron el texto en el Congreso sabían perfectamente lo que respaldaban aunque ahora se finjan sorprendidos por lo que llaman «efectos indeseados».
Este vodevil —así lo calificó esta semana Ferran Bel, del PDeCAT— concentra todas las señas de identidad de la izquierda actual: sectarismo, frivolidad e incompetencia. Y exhibe, además, las miserias de un matrimonio de conveniencia mal avenido. Como el concurso eólico mostrara en tiempos del bipartito en Galicia. Porque, en realidad, ese universo político se empeña en repetir una y otra vez la misma trama. Evidenciando, chapuza tras chapuza, su absoluta negligencia e ineptitud.
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