Toros y bueyes

La autollamada «izquierda» española, siempre de ida y nunca de vuelta, descubrió a Chaves Nogales hace un par de años. Durante mucho tiempo lo mantuvo sepultado en un sectario ostracismo, no por conocimiento de causa sino, cómo de costumbre, porque es más fácil usar la cabeza para embestir que para pensar. Ahora lo leen (los que leen) y descubren en sus páginas, además de una prosa diáfana y brillante, las reflexiones y decepciones de un ser humano incompatible con la atrocidad y opuesto a la irracionalidad.

El escritor Ánxel Fole admiraba (pero no idolatraba) a Chaves, de quien había leído la obra 'A sangre y fuego', un libro de relatos sobre la Guerra Civil, obsequio, creo recordar, de Enrique Santamarina. Don Ánxel reconocía la calidad de Chaves, pero con reservas hacia el escritor y periodista sevillano. No le perdonaba que, siendo director de Ahora -el magnífico diario gráfico de Luis Montiel- obligase a los jóvenes que hacían en Lugo una modesta publicación del mismo nombre a cambiar la cabecera. Cosas del registro de la propiedad intelectual. No hubo más remedio y el Ahora lucense, que dirigía el propio Fole, pasó a llamarse Guión.

Por lo demás y para evitar equívocos, conste que respecto a las corridas de toros, pienso lo mismo que el paisano de la «cousa» que en julio de 1920 publicó Castelao en A Nosa Terra, el órgano de las Irmandades da Fala y del Partido Galeguista: «Lástema de bois».