El garabato del torreón
Perritos, gatitos y personas
Muy bien los perritos, pero antes, por ejemplo, las personas que en pleno invierno duermen a la intemperie
Jacques Lacan: he ahí el culpable. Mi máximo respeto para don Ricardo de Vilapedre, pero toda esa terapia de suprimir manicomios y dejar a los locos a su aire, tan querida de los lacanianos, ha dado al traste con las casas de orates y ha ... conseguido que muchos zumbados entretengan su ocio en consistorios públicos y convocatorias abiertas. Sucede así que en cualquier pleno municipal -el de aquí, el de allí, el de más allá- puede hacerse presente, en toda su materialidad somática y en toda su expresividad vociferante, un grupo de entidades corpóreas, mayormente (pero no exclusivamente) de configuración femenina, reivindicando, a voz en cuello, nuevos espacios y servicios para la Sociedad Protectora de Animales. Muy bien. Nada que objetar. «Son coma nós, fóra a ialma», decía Cibrán el de 'A esmorga'.
Imaginemos. La sesión municipal objeto de este esparcimiento periodístico estaría presidida por una alcaldesa bastante educada, bastante agraciada y bastante paciente, cualidades, todas tres, altamente irritantes para un público cuya munición dialéctica cabría compendiar bien en un escupitajo, bien en la frase, muy elaborada intelectualmente, que gargajeó a la antedicha alcaldesa de este cuento una animalista un tanto hiperventilada: «Deberías estar tú en la jaula». Por lo visto, reprochaba a la denostada regidora local su empeño en aplicar un cierto orden de prioridades: de todo, pero por su orden y según permita el presupuesto. O sea, un disparate.
Yo no he sido nunca muy lacaniano, vaya por delante. Sigo sin serlo. Profeso un criterio arcaico: muy bien los perritos, pero antes, por ejemplo, las personas que en pleno invierno duermen a la intemperie. ¿Y qué decir de los gatitos? Quizá baste con la famosa salida de Pepe Benito a Hermida Balado: ¡Miau!
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