O Naseiro, ¿en las últimas?

Apenas sé algo de O Naseiro. Por aquí, en Covas de Viveiro, pregunto por sus origen y nadie sabe darme cuenta ni fecha. Parece que la romería nace por los años veinte del siglo pasado, quizá de una comilona con la que José Barro, el empresario que instaló en Santa María de Chavín una importante fábrica de carrocerías, invitó sus empleados y familias. Estaría también en el ajo festero el maestro de la parroquia, Antonio Noriega Varela. Barro y Noriega no eran vivarienses, sino mindonienses, de modo que O Naseiro no sería de escrupulosa genealogía local, sino foránea. Son especulaciones gratuitas del firmante, conste.

En uno de sus poemas más sobados (y desde luego no de los mejores), Noriega le dice a Viveiro que «vas para monxa en Valdeflores / y-es bacante no Naseiro». De esas dos señas identitarias, Viveiro ya ha perdido una: el convento de Valdeflores, todavía en pie, sí, pero sin monjas ni, por lo visto, muchas de las piezas que lo alhajaban. Los dominicos sabrán lo que hacen con él. Y en cuanto a O Naseiro, ya queda dicho: en fase titubeante.

Uno siente que Viveiro pierda sus símbolos e instituciones. Menos mal que quedan la Semana Santa, la puerta de Carlos V y el Heraldo. Que sea por muchos años.