PSdeG: El reto de demostrar el movimiento andando
Hay una obsesión por creer que el adversario está a su derecha, pero en realidad es el BNG

Es recurrente acudir a la metáfora lampedusiana de «cambiar todo para que todo siga igual». Y obviamente es prematuro saber si es una lectura profética de este 'nuevo' PSdeG que sale del congreso, en el que Besteiro ha introducido hasta catorce cambios en la ... composición de su ejecutiva. Porque catorce no son ni muchos ni pocos si el proyecto que van a desarrollar es continuidad del visto hasta ahora, que deparó unos paupérrimos resultados electorales. Todo depende de qué se quiere hacer.
Pueden hacerse análisis sobre la idoneidad o no de algunos nombres –en el partido ha generado cierto escepticismo que Lara Méndez se haga cargo de la secretaría de organización, por considerar que carece del perfil de fontanero que exige el cargo–, pero de nuevo es relativo. Al final, todos los puestos reflejan y se invisten de la autoridad que les otorga el líder. Es Besteiro el que debe de asumir el papel protagonista para revitalizar un partido con las constantes vitales muy bajas, en un estado de resignación que no se cura con soflamas dirigidas a arrogarse una capacidad para ser alternativa de la que supuestamente carece el BNG.
Y sí, en efecto, ayer se escucharon un par de dardos al nacionalismo. Que si «solo gobiernan para los suyos« –eso se llama sectarismo– o que si son »insensibles« con las víctimas en Ucrania mientras que sí tienen presentes a las de Gaza. Que si se apropian o se dejan de apropiar unos y otros de la lengua, y que industrias sí pero a tope con la naturaleza. ¿Puede este PSdeG abandonar los lugares comunes y las obviedades para fijar una posición clara en los asuntos nucleares de Galicia? ¿Es capaz de abandonar el relato 'fake' de que los 4.010 millones de condonación de la deuda van a transferirse a la Xunta para que los destine a sanidad o educación? ¿Puede de una vez decir cuál es su modelo lingüístico?
Hay más. ¿Está en condiciones Besteiro de mirar más allá del muro que ha levantado Pedro Sánchez y alcanzar algún tipo de acuerdo de país con el PP de Alfonso Rueda en, por ejemplo, la transferencia de la AP-9, las competencias meteorológicas o la gestión del litoral? ¿Tiene la autonomía para romper el cordón sanitario que Moncloa ha impuesto al centro-derecha?
Todas estas son preguntas sin respuesta. O mejor dicho, hay una respuesta previsible, pero por aquello de que en el PSdeG cantan eso de Bob Dylan de que «los tiempos están cambiando», hay que conceder el beneficio de la duda. El movimiento se demuestra andando, y habrá que ver en los próximos meses qué dirección toma un partido en horas muy bajas e instalado en la obsesión de que su único adversario está a su derecha, cuando en realidad lo tiene encima, sepultando sus expectativas, y se llama nacionalismo. Y con eslóganes no lo va a combatir.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete