Besteiro sigue en la agenda de Pedro Sánchez

El mensaje se produce en un momento en el que, además, las primarias del PSdeG se encuentran congeladas por mandato de Ferraz. Detrás de esta decisión está la voluntad de Sánchez de monitorizar el proceso, o lo que es lo mismo, hacer que Besteiro sea el candidato a la Xunta sin que sea necesario un posicionamiento público y diáfano a su favor. Porque lo de que aquí elige la militancia está muy bien, pero siempre que el elegido sea el que tiene previsto la dirección socialista.

Así que la parálisis tiene también una parte de tiempo de reflexión para que Gonzalo Caballero abandone el ruido en el que se ha instalado en las últimas semanas, poniendo deberes al futuro aspirante a la Xunta, amagando con dar él el paso, lanzando a sus mariachis contra las primarias, haciendo lecturas interesadas de los últimos resultados electorales... Quieren que recapacite y entienda que su tiempo ha terminado. Tuvo su oportunidad en 2020 y el resultado no pudo ser más decepcionante. El PSOE ya no lo quiere. Pero él se resiste a interiorizarlo. «Las primarias no se convocan para candidatos únicos impuestos por el aparato de un partido», tuiteaba Caballero esta semana.

No será porque no se hayan sucedido hechos que claramente acreditan que la confianza de Sánchez está depositada en Besteiro. Tan pronto el lucense quedó exonerado de la persecución judicial que contra él inició Pilar de Lara –y que le costó seis años de ostracismo público, además de la secretaría general del PSdeG–, el presidente lo rehabilitó nombrándolo en marzo delegado del Gobierno en Galicia, en el marco de una reestructuración ministerial que llevó a José Miñones a la cartera de Sanidad. La debacle socialista del 28M provocó el adelanto de las generales al pasado 23 de julio, y ante un nuevo batacazo, Sánchez le garantizó un futuro a corto plazo situándolo como cabeza de lista por Lugo.

La legislatura apenas lleva mes y medio, pero Besteiro ya ha ido ganando protagonismo dentro y fuera del grupo socialista. Defendió desde la tribuna de oradores la reforma del reglamento del Congreso para el uso de las lenguas cooficiales y ahora formará parte del equipo de negociadores. Que el militante del PSdeG vaya tomando nota respecto a quién parece ser su preferido.

Caballero se escuda en los datos. Martillea con ellos una y otra vez: con él, el PSdeG subía; desde que se fue –o lo expulsó la militancia, como le recordó en X (antigua Twitter) el alcalde de Ames, Blas García– todo son descensos. Omite el hecho de que su llegada coincidió con la irrupción de Sánchez y la ola favorable que generó en el socialismo español; se olvida que esa misma ola ahora es descendente, como evidenció el PSOE con su descomunal pérdida de poder territorial el 28M. Y tergiversa una realidad: en las elecciones en que él fue el candidato, su partido se estancó y fue superado sonrojantemente por el BNG.

Algunos maliciaban con los discretos resultados del PSdeG el 23J no solo en Galicia, sino particularmente en la circunscripción de Lugo. Ni siquiera el PPdeG contaba con llevarse el tercer diputado en la provincia a costa de dejar al PSOE reducido a un solitario un escaño, y sin embargo sucedió. Aquí se quiso hacer una lectura de pérdida de 'punch' y tirón electoral de Besteiro en su propio territorio, como si el elector estuviera votando en clave local y no nacional.

Todo apunta a que este no será el último gesto que Sánchez tenga con Besteiro. Su margen de discrecionalidad se antoja muy amplio si, como parece, revalida la Presidencia del Gobierno. Hay mucho cargo que nombrar, aunque sea para un efímero periodo hasta las autonómicas de primavera. Y mientras Caballero predica en las redes sociales, Besteiro se encargaría de dar trigo.