Jared Leto, Melendi y Rels B hacen saltar por última vez al público del Monte do Gozo
El último día de festival ha devuelto el éxtasis a la audiencia de Santiago con una remesa de conciertos en la que también tuvieron debido peso Ana Mena y Tom Odell
Desde los ochenta hasta hoy: Pet Shop Boys, La Oreja de Van Gogh y Myke Towers unen generaciones en el Son
SANTIAGO
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Iniciar sesiónLlegó el apoteosis y, con él, el final. Han sido tres jornadas en las que el Monte do Gozo no ha dejado de vibrar 'al Son' de unos y otros ritmos. Del pop al tecno, del rock al hip-hop. El festival Son do Camiño ... trajo a Santiago una selección de artistas nacionales e internacionales que este sábado tuvieron que decir adiós a la capital gallega. Eso sí, por todo lo alto, en una jornada coronada por Ana Mena, Melendi, Jared Leto y Rels B.
La tarde comenzó a cargo de New Wave Kill, Carlos Ares y BB Kill. Con ellos, el público fue poco a poco haciendo acto de presencia, y sus cifras ya estaban consolidadas llegado el turno de Ana Mena, que reunió a legiones de fans que se agolparon en todas las direcciones, pese a ser todavía las siete de la tarde. La malagueña, que se ha coronado como una de las divas del pop nacional más recientes, puso a bailar al Son desde el minuto uno. Tocó 'Un beso de improviso', 'Solo' y después bajó las revoluciones con 'Un clásico'. El público respondió por completo y a lo largo de todo el espectáculo cambió de marchas según lo dispuso la cantante, que también repasó 'Ya es hora' y 'Quiero decirte', en la que sonó la voz de Abraham Mateo. En todo momento, la artista desplegó unas coreografías en las que, acompañada por su elenco de bailarines, despuntaba confianza; está claro que se siente en su salsa subida a los escenarios. Entonces llegó la sorpresa. De la nada, Mena arrojó a su audiencia una versión de 'Puedes contar conmigo', de La Oreja de Van Gogh -que en su concierto del día anterior se había quedado fuera del repertorio-. Las letras más sentidas quedaron para el final: el show culminó con 'Se iluminaba' y 'Música ligera' -«la más especial» para ella, reconoció-.
Tom Odell, su piano y su banda -no faltaron violines, trompetas y saxofones- fueron los siguientes que se llevaron al público de 'paseo emocional', como él mismo dijo al hacer su entrada. Entre las primeras que tocó sonó 'Spinning' y, de canción en canción, llegó a 'Heal', uno de sus temas más escuchados en todo el mundo. La épica del pop siguió presente en 'Hold me' y 'Parties'. Y estalló en el último tema, que el inglés se había guardado bajo la manga como si fuese un secreto a voces. El archiconocido 'Another love', dirigido a un público que ya tenía el corazón en un puño, representó el culmen del concierto. Tras los debidos agradecimientos, Odell realizó una discreta salida de escena y dejó el ambiente caldeado para lo siguiente, aunque seguramente no hubiese hecho falta: le llegaba el turno a Melendi.
Lo que puso el ovetense sobre la mesa fue un poco de todo. No pudo quejarse quien esperase escuchar una buena remesa de temas antiguos -'El Milindri' lo llamaban...-, pero tampoco sus fans más recientes; hubo suficiente para todos los gustos. De 'El Parto' a 'Piratas del Bar Caribe' y, de ahí, a 'Porque te quiero como el mar'. Y llegó la primera explosión de cánticos del público, que se columpiaba entre la nostalgia y la emoción. Las edades de las canciones siguieron alternándose. 'Tocado y hundido', 'Roto'... y 'Caminando por la vida', que volvió a secuestrar las voces de todos los asistentes para cantar sus versos al unísono. Pero esta no estuvo sola en su cartera de viejos éxitos: hubo tiempo para 'Un violinista en tu tejado', 'Barbie de extrarradio' y 'Sé lo que hicisteis'; si se trata de buscar el impacto, el asturiano se conoce a sus públicos como la palma de la mano. Tampoco se dejó 'Tu jardín con enanitos', 'Canción de amor caducada' ni 'Arriba Extremoduro', su tributo personal a la banda cacereña. El cierre lo puso tras tocar 'Lágrimas desordenadas' y, fiel al título, a más de uno le costó mantener las suyas bajo control. El espectáculo dejó indiferente a nadie, y Melendi se retiró entre ovaciones y besos lanzados al aire.
El sol ya se escondía y un viento fresco comenzaba a calar los huesos en el Monte do Gozo, aunque sus efectos los redujeron unos y otros artistas, que hasta entonces habían mantenido al público moviéndose y dando saltos. Pero, pasadas las diez, la expectación podía palparse como materia sólida. Comenzó una cuenta atrás -en español-: «treinta y dos, treinta y uno, treinta... treinta... treinta...», se quedó 'atascada'. Era la señal de entrada para Jared Leto y su banda, Thirty Seconds to Mars, que empezaron fuerte desde el principio. Un espectáculo de luces y coros que tuvo 'Walk on water' como uno de los primeros temas. Al poco, Leto pidió «al peor bailarín» de entre todo su público que se subiera al escenario para mover juntos el esqueleto, y vaya que si cumplió su deseo, el cantante, y su promesa, el invitado.
A nivel técnico, el espectáculo fue un disfrute. Una mansalva de luces y efectos de sonido a juego con cada canción, y también con el 'look' por el que apostó el vocalista, que había entrado en escena con gafas de sol y ataviado con una refulgente capa dorada. Llegó 'Hail to the victor' y, poco después, uno de sus buques insignia: 'This is war'. Leto vivió la canción por todo lo alto, nunca mejor dicho, porque se quitó la capa y procedió a trepar por uno de los andamios del escenario -en un claro guiño a su épica escalada al Empire State a finales del año pasado- para cantar desde arriba el último estribillo. El estadounidense no permitió que su concierto decayese en ningún momento: 'City of Angels', 'Stuck', 'Attack'... y, para terminar, subió al escenario a una tropa de fans -«quiero a los más locos», dijo- y cantó junto a ellos 'Closer to the edge'. Al final, el Son entero despidió a la banda entre aplausos, ovaciones y coros haciendo eco de sus melodías.
Aunque ya pasaba de la una, la expectación por ver a Rels B quedó patente. No sucedió como los días anteriores, cuando al terminar el cabeza de cartel del día podían empezar a verse mareas de gente emprendiendo el camino de vuelta. El mallorquín brindó frescura a la recta final del Son con su apuesta por el trap: 'Pa quererte', 'Cómo dormiste?', 'Un rodeo'... también rescató viejos éxitos: sonó 'Tienes el don', ante un público muy efervescente que no quiso quedarse sin cantarla junto a él. Algo diferente hizo en 'Shorty que te vaya bien', en la que solamente sonaron su voz y un piano, abrazando la balada en acústico. Después, de vuelta a la marcha con 'Sin mirar las señales' y 'Buenos genes', antes de volver a bajar las revoluciones con 'Mejor no nos vemos'. Durante todo el show, y a pesar de acercarse la línea de las dos de la mañana, el cantante supo mantener motivado al público trasnochador. De cara al final tocó 'Me prefieres a mí' y 'Lo que hay por aquí'. Y culminó con 'A new star is born', que puso el broche a su concierto. Como anécdota, antes de irse, se dejó un recado a sí mismo para este domingo: ir a un restaurante a probar los percebes porque, según dijo, todavía no los ha catado.
De poner fin a tres días de festival a ritmo de tecno se encargó Wade, que cerró a lo grande con un repaso de temas que cubrieron sus trece años de trayectoria musical. Y así terminó la quinta edición del Son do Camiño. Ahora, Santiago ya puede empezar a pensar con qué artistas quiere gozar el año que viene.
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