Ingresadas en Conxo después de parir por su «locura genital»: el tributo del Arquivo de Galicia al legado histórico de la mujer
Una muestra en Santiago de Compostela dibuja la realidad de las pacientes del psiquiátrico a comienzos del siglo XX, diagnosticadas a veces de supuestos trastornos que hoy no serían considerados como tales
Santiago
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Iniciar sesiónCincuenta y siete objetos expuestos en seis vitrinas plantean ante el espectador una realidad que no resulta fácil de digerir. Son los sentimientos —retratados en cartas, dibujos e incluso pequeñas artesanías que serían enviadas a los seres queridos— de las pacientes ingresadas en el Hospital ... Psiquiátrico de Conxo durante las primeras décadas del pasado siglo. Allí, confinadas entre los muros del edificio, muchas pasaron años —algunas, los restantes de su vida— alejadas de sus familias y prácticamente aisladas del mundo exterior. Su testimonio documental lo presenta el Arquivo de Galicia, que desde esta semana acoge la muestra 'Voces esquecidas. As mulleres do Hospital de Conxo'.
La exposición, señala Mar García Miraz, una de sus comisarias, nace con un doble objetivo. Por un lado, se construye como propuesta para conmemorar la efeméride del 8 de marzo, Día de la Mujer. Pero también pretende visibilizar que los ingresos de mujeres en el centro llegaron a emplearse como medida de supresión ante conductas consideradas transgresoras en aquel momento. En otros casos eran internadas tras percibir su entorno cambios en su actitud o en sus hábitos que luego se atribuían incorrectamente a un amplio abanico de 'enfermedades mentales': melancolía, neurastenia, histeria o, incluso, «locura genital» son algunos ejemplos. Pero lo cierto es que lo que sufrían muchas de ellas eran distintos tipos de depresión, frecuentemente vinculada a partos que se desarrollaron en muy duras condiciones o a traumas tras haber sido testigos de la violencia y la muerte que definió el marco del conflicto civil.
Así, el Arquivo muestra las distintas piezas que construyen la memoria histórica legada por estas mujeres. Son formularios y solicitudes de ingreso, libros de cuentas y fotografías que ayudan a comprender sus situaciones de sinvivir. Pero es probable que los objetos que mejor lo retraten sean las cartas escritas desde su encierro. Muchas de ellas dirigidas a sus familias; otras, a personal del propio centro. Seguramente resulte difícil para el público visitante no empatizar con las palabras redactadas de su puño y letra, más cuando lo habitual, tristemente, era que nunca alcanzasen su destino. En lugar de ello, recoge la muestra, se convertían en objeto de estudio para elaborar el perfil médico del remitente en base a sus contenidos.
«Me trajeron engañada»
Esto incluye clamas de socorro como la que enviaba una paciente a su prima en 1936: «Supongo que estarás enterada por Ernesto [de] que me trajeron engañada para el manicomio [...]; el día 12 de marzo finaliza el trimestre [y] espero que me vendrán a buscar. Me alegraría mucho que ese día vinieseis tú, Antonio y Ernesto a por mí». Otras, como se adelantaba, se destinaban a trabajadores del centro o al propio director. Este último es el caso de otro de los escritos expuestos que también denota ese sentimiento de desesperación: «Me dirijo ante usted para enterarle de [que] estas injusticias que están haciendo en el Manicomio de Conjo no las hacen los enfermos, son los gobernantes», reza, apostillando la persona que lo escribe su desconocimiento frente al tratamiento que recibe: «Yo no sé lo que me aplican; lo que sé es que siento un ruido como si estuviera pasando por mí una corriente de electricidad» que, además, acusa que le provoca insomnio: «nuestro cerebro quiere descanso y no me dejan con esa cosa que me aplican».
Lo que busca la muestra, a través de estas fuentes documentales, es poner el foco sobre la existencia de las historias que dejaron todas esas mujeres y que forman parte del grueso de la memoria social. La información que recoge también incluye diagnósticos, registros de evolución y memorias de distintos tratamientos –algunos muy extremos, como el electroshock o la paludización, en la que se inoculaba fiebre en el paciente bajo la creencia de que las altas temperaturas podían combatir la demencia–. Mar García explica que el objetivo es confeccionar un repositorio que pueda nutrir futuros estudios que realicen instituciones y personal académico o investigador. 'Voces esquecidas' se presenta, en última instancia, como el manifiesto que habrían proclamado esas mujeres si hubieran tenido la oportunidad. Hoy, cerca de un siglo más tarde, su historia por fin suena alto y claro.
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