El incendio sin control en Caldas de Reis arrasa ya 450 hectáreas

El último parte de Medio Rural, al cierre de esta edición, elevaba la superficie quemada de este incendio a 450ha. Afecta también al propio concello de Vilagarcía. Las llamas comenzaron en la parte del monte Xiabre que pertenece a Caldas, pero se trasladaron con voracidad y rapidez hacia zonas rurales de Vilagarcía. La madrugada de este viernes fue «muy dura», declaró el alcalde de la ciudad, Alberto Varela. Ha habido hasta una treintena de desalojos durante la noche de este viernes a medida que las llamas se acercaban a casas, aunque el regidor indicó que ya han vuelto a sus hogares y que ninguna vivienda ha sido afectada por las llamas. En concreto, la situación más complicada, detalló, se ha vivido en la zona de Aldea de Arriba, así como en O Vento y Castroagudín.

Todavía no se han esclarecido las causas del incendio, pero teniendo en cuenta que ha comenzado en varios focos a la vez, «quizás no haya sido una cuestión de la naturaleza y la acción del hombre haya podido tener algo que ver», como dejó caer Varela. Hasta el momento, en este incendio trabajan seis técnicos, nueve agentes, 38 brigadas, 31 motobombas, cinco palas, seis aviones y 10 helicópteros. Asimismo, se cuenta con el apoyo de la Unidad Militar de Emergencias (UME).

Precisamente, desde Vilagarcía se puede ver otro de los peores incendios del momento: al otro lado de la Ría de Arousa está ardiendo el monte de Boiro (La Coruña). El incendio, como el de Vilagarcía, también comenzó el jueves por la tarde, y en apenas un día ha arrasado otras 350 hectáreas, concretamente en la parroquia de Cures. En la zona trabajan tres técnicos, 18 agentes, 32 brigadas, 23 motobombas, cuatro palas, siete aviones y otros tantos helicópteros. También ha sido decretada la Situación 2 por la proximidad del fuego con el núcleo de Piñeiro.

La última gran pesadilla incendiaria de Galicia ha ocurrido en Verín, Orense, donde, a pesar de que el fuego haya consumido 'solo' 600 hectáreas, ha dejado momentos de tensión entre sus vecinos. Comenzó el miércoles, y tras tres días de trabajo sin descanso por parte de los equipos de extinción, el incendio por fin «evoluciona favorablemente hacia su estabilización», según informó Medio Rural. Pero el recuerdo va a tardar en borrarse: se produjeron desalojos y confinamientos, y ha habido comercios que quedaron reducidos a cenizas, pues las llamas comenzaron a pocos metros del núcleo de población.

El resto de incendios de Galicia se encuentran estabilizados o bajo control, pero son casi una decena. Entre ellos, los que afectaron a los concellos de A Mezquita (150ha), Maceda (150ha), o los dos de Arbo (85 y 400 ha). Después de la ola de incendios que había provocado la tormenta, que atizó con fuerza a O Courel y Valdeorras (más de 10.500 hectáreas cada uno), Galicia está sufriendo un repunte de focos. Y, muchos de ellos, provocados. Las primeras hipótesis del de Vilagarcía apuntan a ello, pero antes ya habían sido intencionados otros como el de Maceda, Saviñao o Castrelo de Miño, además del de Verín. En este último fue un conductor incendiario quien fue plantando fuego a lo largo del monte, creando varios focos simultáneos y complicando las labores de extinción, centradas en proteger las casas.