El impacto oculto del narcotráfico: también castiga al medio ambiente
Fiscales y policías alertan del daño ecológico del negocio del tráfico de drogas
Especialistas en la lucha contra el narcotráfico reclaman «más contundencia»
A Estrada (Pontevedra)
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Iniciar sesiónEs proverbial el daño que el tráfico de drogas causa a la salud. También sus perversos efectos económicos, al alimentar un sistema viciado de competencia desleal por parte de quienes, además de traficar, blanquean dinero. La violencia. O, en los casos más extremos, la corrupción, ... cuando las organizaciones logran contaminar la política. Pero menos conocido es el gran perjuicio que el narcotráfico, en todas sus fases, ocasiona al medio ambiente. Dos ejemplos: la deforestación salvaje algunos países de origen para la plantación masiva de coca, que luego se exporta a Europa, y el Atlántico convertido en un cementerio de lanchas y narcosubmarinos.
El problema medioambiental es uno de los temas que, aunque de forma más secundaria, se ha puesto sobre la mesa en el II Congreso de Legislación Antinarcotráfico que la Fundación Galega contra o Narcotráfico organizó este jueves y viernes en la Academia Galega de Seguridade Pública (AGASP), en la localidad pontevedresa de A Estrada. Las jornadas contaron con especialistas de primer nivel en la lucha contra el narcotráfico en España. Entre ellos, la fiscal jefa Antidroga de la Audiencia Nacional, Rosa Ana Morán, y el comisario principal de las Unidades de Droga y Crimen Organizado (Udyco) de la Policía Nacional, Antonio Martínez Duarte. En sus respectivas intervenciones –Morán, ayer, y Martínez Duarte, el día anterior– ambos aludieron a los destrozos medioambientales como una de las nefastas consecuencias del tráfico de drogas.
«Todo lo que tiran las narcolanchas al Guadalquivir, en el Estrecho, todo eso hace un daño brutal a las aguas», explica, a modo de ejemplo y en conversación posterior con ABC, la fiscal jefa Antidroga de la Audiencia Nacional. Pero los ríos pueden acabar afectados no solo por embarcaciones, sino también por su uso como vertederos de tóxicos durante la manufactura de la droga. Así ocurrió, por ejemplo, con el laboratorio para la fabricación de cocaína a partir de pasta base que la Policía Nacional desmanteló en Cerdedo-Cotobade (Pontevedra) en marzo de 2023 en un golpe casi perfecto contra el narcotráfico, una infraestructura nunca vista en Europa hasta entonces. Entre los detenidos y ya condenados, por cierto, no había ningún narcotraficante gallego.
También las plantaciones de cannabis —más raras en Galicia, pero habituales en otras partes de España— causan un gran daño al medio ambiente. Y en los países de origen, la deforestación: hectáreas de bosques amazónicos arrasados en Colombia, Bolivia, Brasil o Perú. Aunque, por ejemplo, en Colombia, según la fiscal Antidroga de la Audiencia Nacional, parece existir «mucha más conciencia –que en España– del problema medioambiental que supone el narcotráfico». En las jornadas se abordó también, de manera demasiado técnica para resumir en estas líneas, la posibilidad de imputar a los narcotraficantes delitos contra el medio ambiente cometidos en diversas fases de la producción o transporte de drogas.
Por otra parte, las intervenciones de Rosa Ana Morán –que pronunció una conferencia y participó en otras dos mesas– resumen bien las dos jornadas celebradas en A Estrada para abordar los problemas del narcotráfico. Tanto en el diagnóstico de la situación actual como en la puesta en común de propuestas para mejorar la eficacia en la lucha contra el narco, y en el reclamo de que las autoridades se tomen muy en serio todos los problemas que acarrea el tráfico de drogas, tanto a pequeña, como a mediana o a gran escala.
Crimen Organizado
«Hay que reconocer que España tiene un problema de crimen organizado, que creo que todavía no se ha reconocido públicamente», sostuvo Morán en una de sus intervenciones, en la línea de lo expresado el día anterior por el teniente coronel de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, Óscar Esteban Remacha, cuando advirtió que «no hay una conciencia política de los riesgos» del tráfico de drogas. O por el fiscal Antidroga Luis Uriarte, quien lamentó que «la persecución de los narcos no está de moda».
Un toque de atención a los partidos por la falta de atención política a la problemática del narcotráfico, que los representantes de las formaciones presentes en las jornadas –PP, PSOE y BNG– intentaron contrarrestar. Pero una anécdota relatada por la fiscal Antidroga fue reveladora: ningún político le preguntó nunca por la batería de propuestas de reformas que la Fiscalía, en sus memorias anuales, plantea para combatir el narcotráfico. «Tengo la sensación de que no nos escucha nadie. Ni del Legislativo (Congreso y Senado) ni del Ejecutivo (Gobierno) me han preguntado por ellas. Es sorprendente, pero es así».
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