Galicia se pone firme para combatir el exceso de kilos

El Plan Obesidade Zero está enfocado «desde una perspectiva de salud pública», enfatiza Carmen Durán Parrondo, directora xeral, precisamente, de Saúde Pública, en conversación con ABC. Salud en todas las políticas, no solo pensando en el ámbito sanitario. «Pionero en España», se articula en torno a tres grandes ejes: potenciar los entornos promotores de salud; capacitar en la toma de decisiones más saludables; e investigar e innovar en promoción de la salud. Antes de entrar al detalle de cada eje, una convicción desde la Consellería de Sanidade. «El abordaje de la obesidad y el sobrepeso hay que empezar a pensar que no solo es una acción individual», asegura Durán Parrondo. «Uno de los factores por los que hay veces que fracasan todos los planes que se ponen en marcha —razona— es que se orientan solamente desde una perspectiva individual (…). Es un tema donde la Administración tiene mucho que decir».

Para refrendarlo, lo primero que se propone el plan es cambiar entornos que puedan favorecer el exceso de peso y convertirlos en promotores de salud. Porque está demostrado que son factores fundamentales. Ya hablemos del entorno político, el escolar, el laboral, el sanitario o el sociosanitario. Como punto de arranque, la firma de un pacto autonómico en el Parlamento, para implicar a todos los partidos políticos en la implantación de un plan que quiere arrancar ya este año.

Y lo hace marcándose metas tan ambiciosas como «mejorar la composición de alimentos y bebidas». Un eterno caballo de batalla. El plan recoge que se han desarrollado iniciativas tanto a nivel europeo como nacional, y que han llegado el momento de hacer lo propio en Galicia. Contando con «la colaboración y el compromiso» tanto del sector de la fabricación como el de la distribución, restauración y distribuidores automáticos; punto este último especialmente polémico, sobre el que se volverá. Menos azúcares, menos grasas saturadas y menos sal: ese es el objetivo.

En el punto de mira, los comedores colectivos. Y singularmente, los escolares. En este entorno, Sanidade, además de implantar el programa 16 de control de calidad de la oferta alimentaria, del Plan Nacional, se propone realizar auditorías, a cargo de los inspectores de Saúde Pública, en los próximos cinco años; elaborar guías técnicas para mejorar los menús escolares; eliminar los productos azucarados y chucherías como elemento de recompensa o celebración; trabajar con la Consellería de Cultura, Educación e Universidade en la elaboración de los pliegos de contratación del servicio de comedor y cafetería, pero también en la vieja idea de ampliar una tercera hora semanal de educación física; y evaluar la condición de los alumnos mediante DAFIS —la plataforma de la Secretaría Xeral para o Deporte— con una frecuencia mínima bienal.

Pero Sanidade no piensa solo en los centros educativos, sino en todos los comedores colectivos, donde quiere desarrollar una propuesta de buenas prácticas y se propone realizar un «estudio exhaustivo que evalúe la pertinencia de desarrollar normativa autonómica para regular la oferta alimentaria». Aquí el plan puede empezar a pisar callos. Más todavía cuando se toca el espinoso asunto de crear impuestos específicos sobre las bebidas con azúcar; el Plan Obesidade Zero recoge la intención de crear un grupo de trabajo que haga un seguimiento del impacto del gravamen allí donde se implantó, véase Cataluña; y «evaluar la pertinencia de imponer un impuesto específico en Galicia».

Sobre las máquinas de 'vending', posible punto de fricción, Durán Parrondo hace hincapié en que no promulgan una estrategia de 'puño de hierro', sino que parten de la idea clara de que «establecer acuerdos es lo que perdura». Se trata de alcanzar «propuestas razonables, consensuadas» con el sector, «que beneficien a ambas partes». En todo caso, lo que no parece lógico es que, en la planta de un hospital, lo que se ofrece, a cambio de unas monedas, sea bollería industrial.

En el ámbito laboral, la Consellería de Sanidade, explica la directora xeral de Saúde Pública, busca que la Xunta sea un «referente de empresa promotora de la salud», a partir de una serie de proyectos piloto con punto de partida, precisamente, en San Lázaro, para de ahí extenderse al resto de departamentos. Se trata de un 'cambio de chip' que pasa por implantar la fruta en lugar del snack de media mañana; fomentar pausas activas, con sesiones de gimnasia, yoga o pilates; promocionar el uso de las escaleras con 'Chanzo a chanzo' (paso a paso); y, la idea más ocurrente, promover las reuniones en ruta, encuentros de dos-tres personas que, en lugar de sentarse en una sala, caminan durante 20 o 30 minutos en itinerarios (interiores o exteriores) preestablecidos y bajo reserva. Con agendar tres reuniones de este tipo, has caminado una hora, pone en valor Durán Parrondo.

Este amplio eje contiene múltiples acciones —prevenir la obesidad en niños que viven en comunidades con bajo nivel de renta, un plan específico para población gitana, un plan de promoción de salud en las residencias de mayores y para personas con discapacidad, entre otros—, pero uno de los puntos «más ambiciosos», y en el que se detiene Durán Parrondo, es el de la red local de promotores de salud, que baja al nivel de detalle de ayuntamientos e, incluso, barrios, «siempre en coordinación con los concellos». Se contratará personal específico, dependiente de Saúde Pública, que «va a trabajar sobre el territorio».

No solo es una idea ambiciosa, aclara la directora xeral, sino que será «lo que nos va a permitir tener los resultados finales» que se marca el plan. La idea, de la mano de la Federación Galega de Municipios e Provincias, es lanzar diferentes acciones, entre las que sobresale el «mapeo de activos en salud». Se elaborará un mapa, por municipios, o por barrios en las ciudades más grandes, con esos activos, que se difundirá entre los vecinos y que se publicará en la plataforma del Observatorio de saúde pública. Adicionalmente, se trabajará con la administración local en favor de la movilidad activa, apostando por una planificación urbana que dé pie a estilos de vida más saludables, menos sedentarios; y se colaborará para potenciar el comercio de proximidad de productos frescos y la oferta deportiva.

El segundo eje se podría resumir en «formar, formar y formar» para que la población esté «más capacitada para tomar decisiones más saludables». Pero también los profesionales. El «conocimiento» es vital, subraya la directora xeral de Saúde Pública, para que el plan tenga éxito. Se tata de «crear ciudadanos expertos« y de instruir a quienes trabajan con ellos. Aquí tendrá mucho que decir la Escola Galega de Saúde Pública, que tendrá entre sus cometidos desarrollar un plan de formación continua para prevenir el sobrepeso y la obesidad entre los ciudadanos; pero también se diseñarán planes para profesionales sanitarios y profesores; se darán pautas en el ámbito sociosanitario y para profesionales de restauración; y se buscará extenderlo al sector de la industria y la distribución alimentaria y los profesionales de actividad física y deporte, así como de administraciones locales.

El último eje se dedica a investigación e innovación. Sanidade tiene entre sus metas diseñar una plataforma en red acerca del sobrepeso y la obesidad, para profesionales, y elaborar un mapa que aúne el trabajo que se hace en Galicia en esta materia. El citado Observatorio irá recogiendo toda la información recopilada. Una vez reunidos todos los datos, la idea es elaborar un informe anual sobre el estado de la situación del exceso de peso en Galicia. Una de las propuestas más sugerentes de este eje es la aplicación móvil 'Camino de Santiago frente al sedentarismo', que cuenta los pasos que da el usuario y los registra como parte de una etapa del Camino, con el objetivo último, no podía ser otro, de sumar los pasos suficientes para llegar a Compostela. Tendrán acceso los profesionales sanitarios, para consultar el ejercicio realizado. También llama la atención la iniciativa de emplear la realidad virtual con las personas más mayores; a priori, los menos familiarizados con las gafas que Mark Zuckerberg quiere llevar a todos los hogares del planeta.

Durán Parrondo subraya que el Plan Obesidade Zero, que nace con el propósito de que «perdure en el tiempo», viene avalado por 11 sociedades científicas y ha contado con la participación de múltiples agentes, especialistas, administraciones públicas y los propios ciudadanos y pacientes. La responsable de Saúde Pública es tajante: «Hay que dar un paso decidido hacia delante para combatir este problema«.