«Galicia ha pasado de ser un país de emigración a uno de inmigración»

La primera característica de la eurorregión es que «somos grandes en cuanto a extensión, pero muy pocos en cuanto a población«, tal y como ha explicado en la presentación de este viernes uno de los autores del estudio, Fernando González Laxe. Tanto es así, que Galicia y el Norte de Portugal suman una superficie mayor que países como Suiza o Dinamarca, unos 50.000 kilómetros cuadrados, pero a penas tienen una población de 6,3 millones de habitantes «mientras que Suiza tiene 8 y los otros 12». Además, se tarta de una población sumamente envejecida, lo que repercute en una población activa y ocupada mucho inferior a la de sus medias nacionales.

Los datos son muy reveladores y ofrecen conclusiones cuanto menos llamativas, como que solo 3 ayuntamientos gallegos superan los 100.000 habitantes y que no más 56 tienen más de 10.000. De hecho, 175 municipios de los 313 que hay en total no superan los 5.000. Con todo, uno de los aspectos esperanzadores que revela este informe es el saldo migratorio positivo. En palabras de Laxe, Galicia «ha dejado de ser un país de emigración para convertirse en un país de inmigración», que, además, tiene mayor capacidad para albergar personas de otras nacionalidades que el norte del país vecino.

De este modo, el informe revela «una fuerte capacidad de atracción y de flujos de entradas procedente de otras partes de España y un crecimiento de las personas procedentes del extranjero» y destaca varias cuestiones. La primera y principal es que sobresale el número de personas llegadas desde otras CCAA, alrededor de dos tercios del total. Constata, además, la reducción de la emigración al extranjero, que «cada vez más» es sustituida por la emigración a otras regiones españolas, que en 2019 supuso un 68%. Todo ello deja un saldo migratorio positivo que ayuda a incrementar la población en Galicia.

El estudio constata que la gallega es «una economía de contrastes», donde La Coruña y Pontevedra generan el 75% de la producción. En cuanto a la especialidad productiva, en Orense destaca el peso del sector energético e industrial; en Lugo, el sector primario; en La Coruña el sector servicios; y en Pontevedra el industrial y un sector primario muy industrializado. Del mismo modo, el 25% del PIB proviene de tan solo dos ayuntamientos, Vigo y La Coruña, a los que siguen Santiago, Orense, Lugo, Pontevedra y Arteixo. El Eixo destaca la importancia de apostar por el desarrollo y la innovación, algo en lo que Portugal nos lleva la delantera, y que es «complicado conseguir en empresas de menos de 5 empleados». Por eso en Galicia, donde el 86% tienen menos de 2, nos queda esa «asignatura pendiente».

En relación a la situación económica general de la Comunidad, esta tuvo una tasa de crecimiento en 2022 del 3,8 %, casi dos puntos menor al de la media estatal pero superior al de otros países como Francia o Alemania. Esto implica que «a Galicia le cuesta mucho recuperar, pero pierde menos en las recesiones», ha explicado Laxe. «Tenemos potencial para crecer», concluyó al respecto.

Finalmente, confirma que el turismo es 'la gallina de los huevos de oro' en Galicia, habiendo llegado en 2022 a los 5 millones de turistas. La mitad de ellos fueron españoles, mientras que el 25 % vinieron del extranjero y el otro 25 % restante provino de dentro de la comunidad.

En este aspecto, Laxe ha asegurado que «dependiendo de la oferta que podamos presentar junto al cambio climático» podremos colocarnos «en una posición favorable los próximos años». Ante esto, ha abogado por la necesidad de «apostar por lo que se nos da bien« y hacer una imagen de marca reconocible de la eurorregión —como el logo de 'I LOVE NY' lo es para Nueva York o el Sol de Miró para España—. «No podemos vender imágenes que son contradictorias, como el Xacobeo y el Camino de Santiago», puesto que uno es una «cuestión de fe» y el otro «una cuestión mucho más amplia», algo que se aprecia observando las diferencias entre el número de visitantes y las certificaciones otorgadas.