Formoso reaparece tras un mes para defender que el PSdeG está «activo» pese al 'stop' de Ferraz

Tras tirar de argumentario para cargar contra el «teatrillo fake» de la «investidura fallida de Alberto Núñez Feijóo», a preguntas de los medios aseguró Formoso que están «preparando lógicamente la maquinaria» ante la previsión de que «algún día» Alfonso Rueda convoque las autonómicas —como muy tarde, en el verano de 2024—. Serán, auguró, cuando le convenga a Feijóo, porque Rueda, acusó, mira «de reojo constantemente» a quien le precedió al frente de la Xunta.

Que las primarias estén en barbecho, defendió, no significa que el partido esté parado. Ahí intentó poner en valor que es un partido con «mucho arraigo», «absolutamente apegado a la realidad», presente e incluso liderando los asuntos que a diario se abordan en todo el territorio. Lo que negó fue una hipotética designación de candidato sin primarias, ante la eventualidad de una repentina convocatoria de Rueda que les sorprenda sin candidato: «No prevemos ningún otro escenario». El proceso será «más corto» o «más largo», en todo caso flexible, adaptado a la fecha de los comicios.

«Yo soy hijo de las primarias, como el anterior secretario general (por Gonzalo Caballero), y el anterior, y el anterior», recordó. Ha sido precisamente Caballero —apoyado por sus fieles—, enfrentado a la cúpula de O Pino, quien ha generado más turbulencias al sembrar dudas sobre la verdadera intención de celebrar unas primarias no teledirigidas en favor de Besteiro. Formoso, sin nombrar a Caballero, concedió que resulta «difícil a veces» respetar ese rito orgánico, que resulta hasta «incómodo», cuando el resto de partidos «optan por una decisión más práctica y más cómoda», la «elección a dedo». Pero, matizó, que «no es precisamente la más democrática».

Como cabía esperar, Formoso cerró filas con el líder de su partido, Pedro Sánchez, y sus negociaciones para ser investido presidente del Gobierno. Preguntado específicamente por una amnistía para los golpistas catalanes, reivindicó que «el PSOE siempre arriesgó en los grandes avances políticos y sociales», «dando pasos que inicialmente fueron controvertidos», pero «finalmente asumidos por la sociedad». Ahí enumeró la entrada en la OTAN y la UE, «sentarse a hablar con ETA», la prohibición de fumar en la hostelería y el carné por puntos.

Sin mojarse en las críticas de otras baronías socialistas, aseguró que será la «historia» la que «juzgará cómo se comporta el PSOE» en este proceso, y afirmó que España no puede «anclarse» en la Transición ni en 1976. «Apoyamos absolutamente el diálogo con cualquier formación dentro de la Constitución», zanjó al ser repreguntado por su parecer sobre la amnistía.