La Filmoteca de Galicia: custodia y difusión del mejor cine
La institución, con sede en La Coruña, mantiene una rica programación cinematográfica y sus paredes conservan toda la historia conocida del celuloide de la Comunidad
Santiago
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Iniciar sesiónLa Filmoteca de Galicia es uno de los pocos resquicios para la «democratización» del cine en la Comunidad. Aunque, en parte, injustamente olvidada desde las instituciones, pues lleva sin presidente propio desde 2019 —el director del AGADIC, Jacobo Sutil, es quien cubre el puesto de ... forma provisional— y su presupuesto van disminuyendo a medida que pasa el tiempo, la Filmoteca mantiene una rica programación cinematográfica y sus paredes conservan toda la historia conocida del cine gallego. Y no solo eso, sino que, como Centro Galego das Artes da Imaxe (CGAI), el archivo también alberga hasta 250.000 fotografías e innumerables cintas caseras. Además, se conserva en la Filmoteca parte de la memoria de Julio Cortázar: sus fotos y vídeos fueron depositados en la institución coruñesa por su viuda, Aurora Bernárdez. Ella «quiso dejarlo aquí», cuenta Jaime Pena, programador de la Filmoteca y el más veterano de sus empleados. «Aquí conservamos las fotos de su archivo personal y sus películas domésticas. Hay varias bovinas, se hizo una exposición en su momento». Son películas en Súper 8 de mediados de los años sesenta, de filmaciones que hizo el propio escritor argentino en sus viajes por Brasil, la India y Uganda. También hay varios cortometrajes en 8mm.
El concepto de filmoteca nació hace casi un siglo ante la constante desaparición del material grabado durante las primeras décadas del siglo XX. Las películas se rodaban sin perspectiva histórica, eran un simple entretenimiento sobre el que buscar rédito económico. Si no funcionaban, se destruían sin pena y casi siempre sin gloria. Y todavía más con la llegada del cine sonoro: «Nadie reclamaba las películas mudas. Esos cambios tecnológicos implican que se elimine lo anterior al estándar sonoro», cuenta Pena. Y que el material de las películas fuera nitrito de plata, altamente inflamable —recuerden 'Cinema Paradiso'— tampoco ayudaba. Estas condiciones, sumado a que en Galicia no había productoras propiamente dichas, llevaron a que no quede prácticamente nada de la producción gallega de la época. «Si se leen los libros de cine en Galicia previos a la apertura del CGAI, se ve que hay muchos huecos en blanco. Nuestro trabajo es llenarlos», dice el programador.
«De la época muda se perdió el 85% de la producción», pero en los años posteriores los extravíos tampoco fueron pocos. Lo que se conoce rodado en Galicia, seguramente esté en la Filmoteca. Y Pena recuerda uno de los trabajos más ambiciosos que llevaron junto con la Filmoteca Española: la restauración de 'La tragedia de Xirobio'. Ya hace más de 20 años que se consiguió la hazaña, pero no por ello es menos memorable. La película fue uno de los pocos y frustrados intentos de crear en Galicia una mínima industria cinematográfica, pero nunca se llegó a estrenar. De hecho, lo único que encontraron fueron materiales sueltos. «No existía la película, los materiales estaban en la Filmoteca Española porque pertenecerían a un fondo de un antiguo laboratorio», relata Pena. «Hubo que hacer una investigación histórica para saber de dónde venían los materiales, y se encontró el guion, y otros documentos. Se reconstruyó una película; mejor dicho, se creó», sentencia el programador.
En total, el archivo del CGAI conserva 3042 títulos. Los más antiguos, 'Zuma' (Baldassare Negroni, Italia) y 'Botadura del Alfonso XIII' (Ibérico Films, España) datan de 1913. También está la primera película gallega: 'Miss Ledya', de José Gil, de quien se pensaba que había sido el primer 'cineasta español' hasta que los investigadores José Luis Castro de Paz y Rubén Ventureira lo desmintieron. José Sellier, afincado en La Coruña —y quién da nombre a una sala del CGAI—, se le había adelantado por meses. Pero eso es otra historia, ya publicada en estas páginas.
La digitalización
Pero no todo es guardar y conservar. La vertiente más visible de la Filmoteca ocurre en su (reformada) sala de cine. Cine independiente, ciclos completos de grandes autores (por ejemplo y por reciente, Paulo Rocha, Abbas Kiarostami o Jonas Mekas), algunos estrenos para compensar la falta de programación en La Coruña... No obstante, cada vez es más complicado programar como se hacía antes, cuenta Pena. Desde el centro están diseñando un ciclo de John Ford para otoño, adelanta, pero al compararlo con otro similar que se había hecho hace 20 años, poco tiene que ver. Y, paradógicamente, la culpa la tiene la digitalización: «Aquel lo habíamos hecho con 70 sesiones. Ahora, es una cosa mas modesta por las copias digitales. Hacer aquel ciclo ahora es totalmente inasumible». Con el cambio de paradigma en 2010, cerraron muchos laboratorios y se dejaron de hacer copias en 35mm, y «todo lo que no hay en digital cada vez es más difícil de conseguir», lamenta. Para aquel ciclo de Ford, habían llegado bobinas desde el MOMA de Nueva York, por ejemplo. También del mayor coleccionista de Ford, pero ahora ya no están en circulación por miedo a que les pase algo. «Lo que antes hacer una copia nueva eran 3.000 euros, ahora son 30.000. No tiene mucho sentido», se apena el programador. Ahora, como mucho, se puede acceder a los ejemplares que tengan las distribuidoras. «Si hay copias digitales, sí… pero si no…»
Mientras este diario visitaba la Filmoteca, en su sala de proyección se exhibía una película del director iraní Abbas Kiarostami. Bueno, se puede pensar que el cine independiente es lo propio en un establecimiento de estas características, pero lo llamativo eran sus espectadores: una excursión de niños de un colegio. Desde la institución quieren democratizar el cine, hacerlo accesible a todos, proyectando películas que, o son difíciles de ver o directamente no están en ningún otro sitio. Y eso incluye también a los más pequeños.
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