Cuarto Singuante
Toda la verdad
La mentira se ha profesionalizado
Fernando Méndez
Decir la verdad se ha convertido en un ejercicio costoso. Es algo así como hacer abdominales sin practicar, lo más probable es que acabes con agujetas de esas que perforan la barriga con mil agujas. Porque, seamos realistas, ser sinceros supone un esfuerzo.
Sobre todo, ... de coherencia, y a quienes no les preocupa la integridad moral o se mueven en las arenas movedizas de la evasiva, en cualquier momento les pueden dar retortijones de credibilidad, es decir, que su discurso no cuele por mucho argumentario que exhiban.
Ejemplos los hay a miles. El otro día, sin ir más lejos, descubrimos que una mujer —sin tener siquiera estudios universitarios— se hizo pasar por médico y trabajó en una clínica y en un geriátrico de La Coruña y Lugo. Llegó a dar terapias, recetó medicinas e incluso redactó certificados de defunción (supongo que esto sería lo más fácil), y ahora la están buscando. Al parecer, no compareció en el juicio en el que iba a ser juzgada por intrusismo profesional y falsedad. O sea, una doctora a la fuga.
Y hablando de verdades y mentiras, hace tiempo que no se oye nada del polígrafo, ¿se acuerdan? No paraban de saturarnos con 'La máquina de la verdad' y otros programas de televisión donde conectaban a los participantes a un dispositivo que detectaba si mentían o decían la verdad según su respiración y el ritmo cardíaco. Puro divertimento, igual que aquella médium británica que atraía a los espíritus de los seres queridos del público en horario de máxima audiencia y que acabó siendo un fraude; resultaba bien difícil de creer que en el más allá, las almas, tuvieran tanto afán de notoriedad.
El caso es que la mentira se ha profesionalizado. La ley lo permite. Resulta que si eres testigo estás obligado a decir la verdad bajo amenaza de falso testimonio, pero si eres el acusado se te permite no declarar en tu contra o, lo que es más grave, planificar con tu abogado una estrategia para intentar ganar el pleito aunque sea a costa de embustes.
Así pues, decir la verdad y nada más que la verdad queda muy bien en las películas, pero lo que es indudable es que las mentiras piadosas (y las pecaminosas) están de moda. Miento, luego existo es el deporte que practican quienes no tienen agujetas ni en la conciencia. Y así nos va.
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