cuarto sin guante
La fuga
Si alguien quiere manchar tu honor, basta con que acuda a las redes sociales
Galicia
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Iniciar sesiónLeo la noticia del profesor pederasta fugado en Ourense y me resisto a creer que sea más fácil desaparecer en la vida real que en la vida virtual. Resulta que, si alguien quiere manchar tu honor para siempre, basta con que acuda a ... las redes sociales y deje allí la huella del agravio. Es como un hueso roto: por más que te lo reparen nunca podrás evitar que la radiografía lo detecte. Los intentos de muchas personas de acudir a los tribunales en su reivindicación del olvido digital, acaban en una maraña de vericuetos legales que, al final, provocan que los malos se salgan con la suya, es decir, que la injusta memoria de los servidores informáticos siga almacenando mentiras y noticias falsas que solo permiten el derecho al pataleo en la nube.
En cambio, si cometes un delito y decides desaparecer físicamente es muy posible que lo consigas. En la era del ChatGPT, del Google Maps y de no sé cuántas tecnologías biométricas que te reconocen al instante por el iris, la sonrisa y hasta el olor corporal, puedes coger una mochila, salir de casa y si te he visto no me acuerdo. Al parecer, es lo que ha hecho este profesor de música ourensano, sentenciado y condenado a 13 años de cárcel por violar a una alumna: justo cuando lo van a buscar para ejecutar la sentencia ya se había ido de casa. ¿A dónde? Nadie lo sabe. De momento está en paradero desconocido sacándole las vergüenzas a las autoridades judiciales que no supieron medir el evidente riesgo de fuga. Así de fácil.
Pudo irse en un maletero o simplemente andando. Lo cierto es que ocurrió, y de la misma forma que en las operaciones quirúrgicas mal ejecutadas el médico tiene la salvaguarda del seguro, cabe preguntarse qué responsabilidad tienen las instancias jurisdiccionales que han permitido que esto ocurra.
Es imposible preverlo todo y la ley debe ser garantista, en eso estamos de acuerdo. Pero me gustaría conocer la opinión de la familia de la alumna agredida y, de paso, saber qué piensan quienes enarbolan políticamente la bandera del feminismo para crear siempre enfrentamiento en lugar de espacios comunes de entendimiento. Sería un debate interesante para las redes sociales. Sobre todo, dejaría huella y retrataría a quienes con su silencio se convierten en cómplices de esta barbaridad.
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